Ser fan conlleva una serie de peligros. Por un lado están los de salud, a los que se exponen las groupies ante la presencia (más o menos cercana) de su/s ídolo/s. Algo menos llamativos, aunque igual de perniciosos, son los riesgos gramaticales que se corren al ser follower de alguna que otra celebrity.
Es el caso de Wayne Rooney, por ejemplo, que, de vez en cuando y a falta de un balón a mano, la emprende a patadas con el diccionario. O de Charlie Sheen, cuya pasada –en teoría- afición a determinadas sustancias parece haberle afectado al ‘celebro’ (¿o es cerebro?)
Sin quizá darse cuenta, Rooney, Sheen y muchas más celebrities están contribuyendo a las malas notas en inglés de muchos de sus fans.
No es el caso de los niños de Red Balloon, una academia de inglés brasileña que recurren a los tuits de los famosos, no tanto para ver qué se cuentan como para ver cómo lo cuentan. Y es que cuando alguno detecta una falta de ortografía, responden al tuit del cantante, actor, modelo, deportista o Paris Hilton, en cuestión, para notificárselo.
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