En comparación con otras épocas de la historia, en la actualidad, el número de personas que un individuo puede conocer a lo largo de su vida es enorme.
La vida en entornos urbanos, las responsabilidades laborales o los viajes amplían las posibilidades de conocer a otra gente. Si a eso se suman las nuevas tecnologías, la situación se hace casi inabarcable.
Rostros, situaciones, lugares y nombres, muchos nombres que resultan imposibles de recordar, a pesar de lo aparentemente sencillo que parece recordar un dato como ese.
¿Te suena? ¿Te identificas con esa situación? Pues prepárate. Según estudios publicados por la revista Psychology Today, la cosa empeora a medida que se envejece. Según las estadísticas, un 85% de personas de mediana edad se olvida de los nombres de la gente.
El tema no es agradable. No recordar los nombres de las personas que conoces es incómodo para el que olvida y maleducado para con el que es olvidado.
Recordarlos, sin embargo, ayuda a la comunicación y coloca al interlocutor en una posición más receptiva a lo que se le está contando. La razón para ello es que, según los expertos, ser llamado por el nombre en una conversación activa el cerebro del interlocutor y facilita la comunicación incluso en entornos ruidosos.
Por eso, los psicólogos proponen algunos trucos que facilitan la memorización de nombres. Aquí tienes unos cuantos. ¿Que no te hacen falta? No te preocupes, tenlos a mano que los necesitarás.
Repite el nombre e introdúcelo en la conversación
Cuando te presenten a alguien y te digan su nombre, intenta incluirlo en algunas de las frases de la conversación que mantengas con él, incluida la despedida. Por ejemplo «No opinas lo mismo, X?», «Como te decía, Y..» o «Hasta otra, Z». Esto ayudará a fijar su nombre en tu memoria. Eso sí, se prudente. Repetir el nombre pocas veces puede hacer que lo acabes olvidando, pero si lo repites en exceso puedes parecer un psicópata. Todo con medida.
Fíjate en un rasgo característico de la persona
Una nariz prominente, un gesto habitual, cejas pobladas, una sonrisa llamativa… Cualquier dato puede servir para asociar una persona a su nombre. Puestos a elegir, mejor aquellos que sean más o menos permanentes (la barba se corta y el cabello se corta y se cae).
Deletréalo mentalmente
Crear una imagen del nombre aunque sea a través de los caracteres alfabéticos puede ser una buena forma de recordarlo. Si te cuesta deletrear, busca otra fórmula. Tampoco es cosa que te quedes en mitad de la reunión colgado, como si fueras el Windows 7.
Escríbelo
Mejor que deletrearlo mentalmente es escribirlo en la agenda o en el móvil aunque, bien visto, si lo escribes ya no te lo olvidarás. Salvo que también te olvides de la agenda o el móvil. No sería la primera vez, ¿verdad?
Haz asociaciones o rimas
Si asocias el nombre de tu interlocutor con algún objeto o haces una rima relacionado con él, será más sencillo recordarlo. No importa que las rimas o las asociaciones sean absurdas. El tema no es ganar el Cervantes sino recordar a la persona.
Haz un esfuerzo extra
En muchas ocasiones, la presentación de una persona viene acompañada de otros estímulos (una reunión, un viaje, una fiesta…). Si no se presta una atención especial, el nombre se acabará olvidando. Haz ese pequeño esfuerzo.
Si te interesa, no se olvida
Todo lo que interesa, se recuerda. ¿Te olvidabas del nombre de las decenas de Pokémons y sus mutaciones cuando eras pequeño? ¿Te olvidas de las alineaciones de fútbol de tu equipo? ¿Te olvidarías del nombre de ese chico o esa chica que te gusta y por fin te han presentado? No, ¿verdad? Pues haz lo mismo con el nuevo compañero del departamento de contabilidad. Pon interés.