Los liberals, lo que en español serían progresistas, y conservatives, conservadores, son diferentes. Suelen escoger carreras profesionales distintas, no les gusta la misma comida y no suelen tener la misma aproximación a lo que significa la felicidad. Hasta ahora la psicología política decía que los primeros eran menos felices que los segundos, pero un reciente artículo publicado en Science, titulado Conservatives report, but liberals display, greater happiness, viene a darle la vuelta a la concepción que se tenía hasta ahora sobre este asunto.
Análisis previos, como Are We Happy Yet? de 2006, se realizaban mediante encuestas, preguntando a personas de cada ideología sobre sus niveles de felicidad. En general, los conservadores demostraban una mayor tendencia a autodeclararse felices que los liberals. Pero este nuevo estudio, realizado por los departamentos de psicología de las universidades de California, South California y Chicago tiene una metodología completamente diferente.
«En nuestra investigación», explica el profesor Sean Wojcik, autor principal del artículo, a través de correo electrónico, «comparamos comportamientos relacionados con la felicidad de liberals y conservatives estadounidenses, usando el análisis de textos y charlas, tomados del Congreso y Twitter, así como su forma de sonreír a través de sus fotos y Linkedin». Sus resultados revelan que, mientras los conservadores tienden a declararse más felices, los progresistas demuestran mayores niveles de felicidad.
Para ello, cogieron algunas de las figuras más importantes de los dos partidos principales y observaron tanto el uso positivo o negativo que hacían de lenguaje en sus discursos y cómo sonreían en sus fotos electorales. Observaron una correlación positiva entre mayor conservadurismo político y el mayor uso de términos negativos. Los liberals, por la contra, tendían a hablar con términos más positivos. Sus resultados se vieron confirmados con un análisis informático masivo de 18 años de transcripciones del Congreso.
En el análisis de Twitter, por la contra, observaron a la gente normal. Mediante el contenido lingüístico de 47.257 tuits de personas a las que denominaron liberales o conservadores según el partido que seguían, excluyendo a aquellos que seguían a ambos. Usando listas de palabras y emoticonos, divididos en contentos y tristes, todo por supuesto con un software, observaron que los progresistas tendían más a poner palabras positivas y caritas sonrientes, mientras que sus rivales eran más de cosas negativas.
Con esta metodología lo que pretendían evitar es lo que denominan las tendencias autoembellecedoras. «Con esto nos referimos a que la gente suele evaluarse a sí misma de forma más favorable que la realidad», continúa Wojcik, «usamos una encuesta ya comprobada llamada ‘Balanced Inventory of Desirable Responding’ y encontramos que los conservatives mostraban mayor tendencia a embellecerse que los liberals». Resumiendo, «los conservatives suelen aparecer como más felices en las encuestas de autoevaluación ya que suelen ser más autocomplacientes, pero no muestran mayores niveles de felicidad que los liberals al analizar su comportamiento», aunque esto no significa, aclara, que sean objetivamente más felices.
Tampoco dicen que su método sea mejor que el otro. Arguyen que hay que tener en cuenta ambos a la hora de analizar el asunto antes de concluir que grupo es más feliz. De momento, parece que los dos lados están en tablas.
Imagen: DonkeyHotey.