En esta serie hacer scroll está bien visto

Contando los días

Chica conoce a chica y se enamoran es, resumido muy básicamente, el argumento de la serie Contando los días, interpretada, creada, dirigida y producida por las actrices Tania Medina y Alba Loureiro. ¿Qué la hace, entonces, tan especial? Básicamente, que es una serie contada en 34 reels de un minuto o minuto y medio y que está rodada en formato vertical.

Loureiro (gallega) y Medina (malagueña) se conocieron en Madrid mientras hacían un curso de interpretación audiovisual. Pronto congeniaron y comenzaron a hacer planes que les permitiera poder trabajar juntas, más allá de algún que otro corto y sus respectivos videobooks. Uno de ellos fue esta serie que ronda ya los 50.000 seguidores en Instagram.

«El año pasado nos pilló a las dos en ese momento en que estás entre proyectos, y Tania me dijo: “Tengo esta idea, ¿por qué no hacemos algo para redes?”», explica Alba Loureiro. En un primer momento, se plantearon el proyecto como una manera de promocionarse en sus redes sociales como actrices y creadoras, pero cayeron en la cuenta de que en Instagram y en TikTok había contenidos de todo tipo, pero no de ficción. No, al menos, en España, porque luego supieron que ya se estaba haciendo en otros países como Estados Unidos, China y Corea. Así que se dijeron: «¿Por qué no emplear este formato para ahí incluir lo que nos gusta, que es la ficción?». Y, ya puestas, ¿por qué no hacerlo, además, en formato vertical?

Tania es, aparentemente, la más inquieta del tándem, continuamente buscando cómo ampliar su formación (casi siempre de manera autodidacta), con una mente que está en continua ebullición generando ideas y proyectos. «Desde hace 10 años, más o menos, mi camino como actriz se ha ido adaptando a las circunstancias. Y he descubierto que me gusta mucho la parte creativa, estar detrás y delante. Me gusta mucho poder tomar decisiones con respecto al proyecto y poder elegir. Me gusta dirigirlo y estar dentro como actriz y como directora o guionista, o incluso en la edición».

Alba, por su parte, ha podido desarrollar más su carrera de actriz (aunque también se ha formado en otras disciplinas relacionadas con el arte dramático y el audiovisual) y alterna su trabajo entre el teatro, el cine y la televisión (su último papel ha sido en la serie Las hijas de la criada, de Antena 3), con un pie en su Galicia natal y otro en Madrid.

Contando los días

Tania propuso la idea, pero el guion lo han ido construyendo entre las dos. «Se nos ocurrió hacer comedia romántica con dos chicas como protagonistas —aclara Loureiro—. Porque nos apetecía, pero, aparte, porque creemos que, en temática LGTB, y sobre todo lésbica o sáfica, hay una falta de comedia romántica. En general, las comedias románticas, el noventa y pico por ciento son historias heterosexuales, y normalmente, las historias entre mujeres suelen ser dramas, bollodramas, que las llamamos, y acaban mal casi siempre. Así que nos propusimos hacer algo fresco y divertido desde nosotras y contando una historia con la que la gente pueda empatizar, seas chica o chico, porque es contar una historia de amor; los primeros meses de un enamoramiento».

Puestas manos a la obra, lo primero que idearon fue la estructura de la historia y decidir que esa serie de hechos que vivirían las dos protagonistas tendría un cierre de temporada; que sería algo que no se alargara eternamente. Al principio, iban creando la trama a medida que rodaban. El equipo estaba formado por ellas mismas, que se encargarían de prácticamente todo (edición, guion, actuación, producción, posproducción, promoción…), y dos amigos: Alejandro Leganés como director de fotografía (y cuando él no podía, le sustituía su compañero Rubén Cruz, ayudante de cámara) y Mercedes Barba como sonidista. No había dinero para más, aunque sí muchas ganas de experimentar.

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Su primera idea estaba más fija en el formato que en el argumento. De ahí que cada uno de los reels que creaban contara un momento de esa relación, una situación diferente en ese proceso de conocimiento entre las dos protagonistas con la que la gente pudiera empatizar.

«El reto era el formato, que parece sencillo —explica Alba—, pero, por un lado, estamos contando la historia de dos chicas que empieza en un momento determinado y acaba en otro; y hay un arco narrativo, en el que tú puedes ver todos los reels en orden y cómo avanza la historia y la relación entre ellas. Y, por otro lado, cada reel funciona de manera independiente y autoconclusiva, porque cuenta una historia, una situación o una anécdota en particular que tú puedes ver sin conocer más. O sea, a ti te puede llegar este reel en Instagram en el capítulo 25 sin saber siquiera que pertenece a una serie. A ti te funciona y lo puedes compartir».

El rodaje, que se llevó a cabo el año pasado, entre mayo y diciembre, fue haciéndose en ratos libres que los cuatro miembros del equipo iban teniendo entre trabajo y trabajo. No había un plan fijo ni se pusieron reglas a la hora de crear el guion. Lo bueno del formato vertical es que está todo por hacer, hay mucho espacio para el juego y probar cosas diferentes. «La narrativa vertical todavía está en descubrimiento. Se han hecho unas pautas, pero igual que en el cine se hicieron sobre comedia y luego se siguió investigando sobre ello, aquí puede ocurrir igual. Puede haber muchas vertientes, o eso es lo que espero que haya», comenta Tania Medina.

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Ni siquiera la regla del minuto o minuto y medio de duración para cada reel tiene por qué ser fija. Ellas prefieren ir probando, ver qué requiere cada escena. Aunque, al principio, era inevitable tener ese tiempo en la cabeza a la hora de crear y de rodar. La amenaza de perder la atención del espectador pesaba mucho en ellas. Incluso llegaron a cronometrar las lecturas de guion para asegurarse de que no excedían de ese minuto de duración.

«A veces, sin querer, nos obligaba a correr y luego ves que eso necesitaba un tiempo de mirarnos, de dejar ahí un silencio, etc.», repasa Alba. «Recuerdo un reel en el que dijimos, vale, ya recortaré yo en edición, pero ahora vamos a darnos el tiempo porque es necesario, porque si no, no llegas a la interpretación —añade Tania—. Es decir, en edición es fácil meter tijera y poder condensar un poco más, pero no a la hora del rodaje». Así que volvieron a grabar el reel, esta vez dándose el tiempo que la escena necesitaba para tener sentido, para llegar al espectador. Tenían claro que no querían ser esclavas de su propio formato.

«Estamos investigando, estamos descubriendo nosotras también —concluye Tania—. Si funciona para el espectador, maravilloso y nos encanta, pero queremos que nosotras la veamos y estemos orgullosas de la manera en la que estamos contando esa historia. Y si necesita tres minutos, o uno o 50 segundos, bueno, pues vamos a jugar con eso; vamos a ir a favor de la historia, no del formato».

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A medida que crecía el número de seguidores y ellas iban cogiendo más confianza en la manera de rodar y montar los reels, se dieron cuenta de que no se podía contar todo sobre los personajes y la trama en tan poco tiempo. Fue entonces cuando se les ocurrió convertir Contando los días en una serie transmedia e introdujeron la idea de los wasaps entre las dos protagonistas. «Nos da pie a poder profundizar en los personajes y tener otra capa más», aclara Tania, una manera de llenar los huecos de la historia, de explicar mejor la relación entre ambas y sus avances, de dar respuesta a los interrogantes, y de contar más cosas no solo de las protagonistas, sino también de otros personajes que aparecen mencionados.

La serie se convirtió en un éxito, algo que sorprendió a las dos creadoras. La primera temporada ha dejado la historia en suspense, sin saber bien qué va a ocurrir con la relación entre las dos mujeres. La idea de Medina y de Loureiro es hacer una segunda temporada, y, de hecho, ya están trabajando en ella. Pero ahora sus objetivos son otros.

En el inicio, solo buscaban hacer una historia que las satisficiera a ellas y con la que poder disfrutar del proyecto y de la creación. Ahora, cuentan, una vez que han visto que funciona, lo que pasó de ser casi como un juego se ha convertido en su prioridad. «Antes había otro tipo de prioridades y este proyecto se ha adelantado a todas; y ahora tenemos reuniones todos los días, hablamos del proyecto todos los días e intentamos darle forma a una segunda temporada que sea mejor», explican.

Y para ello necesitan financiación. Además de buscar otras fuentes de inversión, han lanzado una campaña de crowdfunding que finalizará el próximo 19 de diciembre. El formato seguirá siendo el vertical, pero ahora quieren apostar más por la comedia romántica, meter más toques de humor.

Contando los días

«Ha cambiado un poco nuestra forma de pensar y de escribir de la primera a la segunda temporada», comenta Alba. Aunque tenían clara la estructura del guion, su pensamiento se centraba más en cada reel y cómo encajarlos en la historia general. «Ahora, en esta segunda temporada, creo que estamos pensando más ya en el arco narrativo de la historia, y, de hecho, ya la hemos empezado a construir así», confirma Loureiro.

«No lo sabemos todavía, pero quizá cada reel no va a ser un salto temporal. Vamos a apostar a abrirnos a que un mismo día lo podamos contar en cinco o seis reels», añade Tania. En su plan está también ampliar el número de capítulos en esa segunda temporada, pasar de los 34 a los 60.

No habrá, sin embargo, tantos saltos temporales con en la primera; ahora se plantean que los días que se cuenten sean más consecutivos, que no haya tanta elipsis. «Aunque está todo en constante cambio. Estamos todavía ajustando bastantes cosas, y estamos todavía en las primeras reuniones de guion. Así que, de aquí al cierre, esto puede cambiar bastante», concluye Medina.

Contando los días

Lo que las dos tienen claro es que el vertical es una forma narrativa que no viene a competir con el cine tradicional, sino a complementarlo; un lenguaje cinematográfico más (aunque con sus propias exigencias). «Para mí, abre una nueva vía para poder contar historias», afirma Tania. Alba, por su parte, cree que estamos ante una nueva forma de crear ficción y de consumirla. «Son formatos que, a pesar de beber de lo mismo, son totalmente diferentes. Cada uno tiene su lugar y su espacio. El formato vertical puede tener su espacio propio y su valor propio», opina.

«Yo sé que ahora el formato vertical va a estar desprestigiado, como antes lo fueron las series. Antes nadie quería hacer una serie y ahora muchas series son cine, están a la altura del cine y hay directores y directoras que son grandes —añade la actriz malagueña—. No digo que vaya a pasar con lo vertical, pero sí que es verdad que, al ser una cosa nueva, siempre se le aparta o se dice que no está a la altura de lo que llevamos viendo hasta ahora. También pasó con el cine mudo, los cambios nunca gustan, cuesta introducirlos», concluye.

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Patrick Thomas

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