Cowbird, la vaca que vuela

“Ser persona es tener una historia que contar”. Isak Dinesen.

Internet cuenta con una nueva pradera digital donde personas del mundo entero comparten relatos. Son fotógrafos -de guerra o de la vida misma- artistas, profesores, storytellers -de profesión o por afición-, publicitarios, músicos, padres y/o hermanos que se definen como tal. Lo que se dice… gente variada. “Cowbird es una pequeña comunidad de contadores de historias, una plataforma que invita a las personas a ir más allá, más despacio, a moverse menos, a dedicar más tiempo. Es alimento para el alma, no comida rápida”. Así lo define su creador, Jonathan Harris (USA, 1979).

Artista y programador formado en Princeton, Harris es conocido por proyectos como ‘We feel fine’ o ‘Balloons of Bhutan’. “El storytelling puede ayudarnos a poner algo de orden en el caos que asola nuestras experiencias actuales, empaquetándolas de manera que sean útiles, para uno mismo y para los demás”.

Fotografías reales, hechas por los propios autores -la petición de no subir imágenes con copyright es explícita-, palabras e incluso sonidos -es posible grabar una historia y contarla de viva voz-, acompañan los relatos de vidas salpicadas de momentos singulares. La tuya los tiene, la mía también, pero las personas que están en Cowbird han elegido compartirlas, formando parte de algo más grande que ellos mismos.

¿Y cuáles son los objetivos de Cowbird? Jonathan Harris define los tres principales: “Nuestro primer objetivo es crear un espacio en la Web que dé con la forma más profunda y duradera de auto-expresión que pueda existir. Además, Cowbird busca ser pionero de una nueva forma de periodismo participativo, basado en las historias sobre personas como tú y como yo que hay detrás de acontecimientos importantes. En el medio-largo plazo, nos gustaría construir una biblioteca pública de las experiencias humanas, una especie de Wikipedia de la vida”.

Un ejemplo de la cocreación presente en Cowbird son las ‘Sagas’, cadenas de historias que comparten una misma temática y que buscan crear un macro-relato a partir de muchos relatos individuales. En estos momentos hay tres sagas en marcha, una sobre el movimiento ‘Occupy’, otra sobre ‘El primer amor’ y la más reciente sobre el ‘Trabajo‘. “Contar las cosas tal y como son puede ayudarnos a verlas tal y como podrían ser”, afirma Harris.

Desde su lanzamiento en diciembre, Cowbird no ha parado de crecer, pero Jonathan sabe que el objetivo no es la cantidad, sino la calidad: “Definitivamente, contar historias como las que encontrarás aquí exige más tiempo que escribir un tweet o llamar por teléfono. A cambio, Cowbird te ofrece también algo más. Nuestra esperanza es que algún día la plataforma sea utilizada por millones de personas en decenas de idiomas para contar historias personales que hablen de la experiencia humana”.

El acceso a Cowbird es con invitación. En la web hay un pequeño formulario donde solicitarla, y es muy sencillo: te pedirán que les cuentes un poco acerca de ti y de las historias que te gustaría contar. Al poco, te contestarán personalmente, dándote la bienvenida a Cowbird.

“En Cowbird estamos convencidos de que todas las personas tenemos historias que contar, pero no siempre encontramos el entorno digital adecuado para hacerlo”, afirma Harris. “Cada espacio en la red propicia un tipo de comportamiento diferente, que a su vez genera un tipo de autoexpresión. Al diseñar una interfaz como la de Cowbird, buscábamos generar un ambiente muy cuidado que facilitara este tipo de comunicación más lenta, más duradera, más íntima”.

Harris sabe que muy pronto será difícil para una persona leer todas las historias que se publican en Cowbird. Pero no pasa nada. “Es como un gran lago. Te sumerges en el agua y nadas en una pequeña zona, sabiendo que no podrás recorrer el lago entero, pero sabiendo que estar ahí, nadando en medio del agua, es bonito y estimulante de todas formas: Cowbird es un poco así”.

Hace unas semanas, Harris envió un e-mail a todos los integrantes de Cowbird. El correo acababa con una cita de Juan de Carlos Castaneda que refleja el espíritu del proyecto: “Hay miles de caminos. Y todos ellos llevan a ninguna parte. La pregunta que debes hacerte es: ¿Tiene este camino corazón? Si lo tiene, el camino es bueno. Si no, no vale la pena”.

Belén Torregrosa es autora del blog nothing is everything

No te pierdas...