Los cuentos en Paraguay se han tornado efectistas. El Corazón delator, de Poe, ha cambiado su título por uno más propio del sumario del programa de Iker Jiménez: ‘Viejo es asesinado pero su corazón sigue latiendo’. No fue el único. El alcahuete castigado, del Marqués de Sade, que narra la historia de un prostíbulo de clase alta, es ahora ‘Quilombo (prostíbulo) atendido por yiyis chuchis (chicas elegantes, de la alta sociedad) se clausura por asesinato’. Los lectores no abundan en el país y los pocos que hay gustan de los contenidos truculentos que les propone la prensa sensacionalista. Por eso la literatura allí se ha sacrificado y ha decidido pintar de amarillo alguno de sus clásicos. Todo sea por cautivar a los lectores.
En la portada de Diario Popular, el periódico sensacionalista que cada domingo atrae a 250.000 personas en un país que no destaca precisamente por su elevado número de lectores, comenzaron a publicarse estos titulares. Cuando los asiduos al diario acudían a las páginas interiores ávidos por conocer los detalles de la historia se encontraban con el cuento clásico, sin modificación alguna, acompañado del glosario y de la biografía del autor en cuestión.
Pese a lo que pudiera deducirse en un principio, los lectores no se sentían defraudados al encontrarse con una obra literaria en lugar de un suceso escabroso y (supuestamente) real. Los «cuentos amarillos» de la sección ‘La Historia de la semana’ del diario se leyeron más de 1.800.000 veces. «El 100 % de los lectores de Diario Popular que fueron encuestados calificaron este proyecto de forma muy positiva. Más del 80% de las personas que fueron encuestados afirmó que los titulares impactantes les motivaron a leer la historia completa».
Los datos los aportan desde Publicitaria Nasta, la agencia que ha desarrollado esta campaña de responsabilidad social corporativa para el distribuidor cervecero Cervepar. «Se dice que en Paraguay no se lee. Sin embargo, el Diario Popular tiene una cantidad de lectores brutal – cuenta Rodrigo Alcorta, director general de la agencia-. Así que en todo caso lo que no se está leyendo es literatura. Por eso, para alentar este tipo de lectura, decidimos publicar cuentos clásicos en el diario, en versión original, sin agregados ni cambios, pero presentándolos como una noticia y bajo uno de los típicos títulos impactantes del diario utilizando el “jopará” (mezcla del idioma guaraní y español)».
Solo con los lectores habituales de Diario Popular, la acción ha conseguido que un buen puñado de paraguayos hayan accedido (algunos por primera vez) a obras de la literatura universal. «Es una idea simple que rompe la barrera cultural entre la tapa dura y el lector no habituado a los libros de literatura», añade Ernesto Facetti, director creativo de la agencia en la que, aseguran, que algunas escuelas ya están utilizando los cuentos amarillos como material didáctico.