El mundo futuro de los cíborgs

Hace años que el futuro es plateado y suena a metal. Los naturalistas perdieron. La sociedad agraria igualitaria que proponía William Morris para el porvenir nunca fue una opción. Ni naturaleza. Ni igualdad. Esos parámetros no son de este mundo. Hace un siglo que nació un futuro épico en nave espacial donde la humanidad y la tecnología se mezclan tanto que nadie sabe dónde empieza uno y termina otro.

Ese futuro siempre se ha construido enredando técnica y fantasía. La ciencia aporta el contexto y la imaginación guía el argumento. Cyborg Mundi sigue el patrón. Este relato futurista se nutre de las investigaciones tecnológicas y la narrativa clásica de ciencia ficción. En su estilo y su guión.

La fecha se sitúa cualquier día que haya dejado el presente muy atrás. La crisis energética, el cambio climático y las tensiones geopolíticas no han destrozado el mundo, pero el planeta es más sórdido y espeluznante que nunca. Un gobierno mundial dirige todo. Ese poder único distribuye el agua, los alimentos y la energía. Es también el que se justifica en la lucha contra el terrorismo global.

Subhumano
Infrahumano

Este mundo apocalíptico nació en el ordenador de Antonio Lirio. El experto y técnico en Adobe quería diseñar escenas en 3D de estilo futurista clásico. «Me gusta mucho esa estética. Es fría, por un lado, y sintética, por otro», indica el autor. «Estaba buscando un tema para poder construir estas ilustraciones y, de pronto, un día, leyendo sobre cíborgs, pensé que esta temática sí se ajustaba al tipo de dibujo que quería hacer».

Lirio escribió un guión y lo convirtió en una crónica dibujada del mundo futuro. Era su primera crónica. Después siguió otra. Y otra. Y otra… Hasta que llegó la quinta y decidió que el conjunto tenía que formar una obra completa. «Empecé y no pude parar. Ya tengo escritos 22 capítulos», especifica. «Los impares siguen un argumento y los pares pintan cómo es este mundo. Así se pueden hacer varias lecturas. Puedes leer solo los impares y seguir la historia. Solo los pares y ver cómo es ese planeta. O todo seguido y descubrir las dos cosas a la vez. Va a ser así hasta la crónica 25. A partir de ahí será un relato sin interrupción».

Cyborg Mundi no pretende limitarse a las aventuras que cuenta. «Es una invitación a la reflexión. Ese mundo que describo sirve de background para plantear ciertas cuestiones», indica. «Me parece interesante buscar las equivalencias entre lo que se muestra y lo que hay en la actualidad. Es ciencia ficción pero existe una correspondencia con el mundo de hoy. Y aún me quedan por añadir muchos conceptos».

Este lugar imaginario se construye sobre una amplia documentación. Lirio lleva años leyendo artículos científicos y literatura clásica de ciencia ficción. «Casi todo está basado en ideas que he sacado de lecturas anteriores. A eso añado aportaciones mías y pinceladas de fantasía. Tiro del hilo de lo que veo en la actualidad y, a veces, ocurre alguna sorpresa. Unas semanas después de dibujar a una mujer que preparaba comida sintética, leí que ya se estaba haciendo en la realidad».

humana
Humana

Cyborg Mundi plantea la utopía y la distopía como si fueran la misma cosa. Un lugar único donde el futuro está adjudicado. Donde el argumento está sentenciado por la Historia. «Me gustan los cánones clásicos del héroe que acaba siendo anti-héroe. Me gusta que haya un bueno, un malo, un chico, una chica… Es una forma de rendir homenaje a las historias de ciencia ficción», explica Lirio.

También el propio título es la unión irremediable de dos conceptos. «Cyborg es un término anglosajón que representa lo moderno. Mundi, en cambio, procede del latín y hace referencia a lo clásico».

Los personajes proceden de un archivo extenso que el autor ha ido construyendo durante años. «Me he ido haciendo con una biblioteca impresionante de figuras y paisajes. Y cuando no encuentro un elemento que necesito, como una mesa, por ejemplo, la fabrico yo».

Cada crónica empieza con un guión. Después realiza un casting de personajes. De ahí crea la escenografía. Mete luz («eso es lo más difícil», apunta). Post-produce en Photoshop. Maqueta la historieta y, finalmente, lo convierte en webcomic.

Lirio dedica unos 5 o 6 días a cada capítulo. «Ya hay 180 páginas», dice, «y aún quedan unas 15 o 20 crónicas para completar la obra». Una crónica empieza con un guión. Después realiza un casting de personajes. De ahí crea la escenografía. Mete luz («eso es lo más difícil», apunta). Post-produce en Photoshop. Maqueta la historieta y, finalmente, la convierte en webcomic.

Es ahí donde vive esta nueva humanidad compuesta por cíborgs, semi-cíborgs, cíborgs integrales, bioborgs, poliborgs, infrahumanos, mutantes, androides e infoseres, esas «consciencias artificiales sin soporte corporal que viven en las redes de la información».

Este futuro, desde el presente, es un escalofrío.

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