DAQ percibe geometría en todos lados. Detrás de cada objeto y de cada ser vivo, de cada forma natural o artificial. Pese a ser una experta en camuflaje, el dúo creativo formado por David Acevedo y Anna Miracle la detecta en todo lo que les rodea. Y la dibuja de forma casi compulsiva.
«Para nosotros la geometría es una gran aliada a la hora de trabajar. Nos ayuda en la composiciones y nos gusta mostrarla. Entendemos la geometría como la abstracción de la forma y esa abstracción nos lleva a un mundo donde la imaginación puede fluir».
DAQ utiliza ese destape geométrico con cierta finalidad interactiva: «Es nuestra manera de proponer al espectador que participe en la pieza».
A través de sus trabajos, Miracle y Acevedo revelan su admiración por la capacidad de jugar con volúmenes y los escenarios imposibles de artistas y arquitectos como Xabier Corberó, M.C. Escher, Grupo Memphis o Ricardo Bofill. Pero también su atracción por las ilusiones ópticas tan características del Op Art y de artistas como Vassarely, Julio le Parc y Carlos Cruz Diez.
Confesos «consumidores de fuentes variadas», David y Anna se nutren de referentes tan variados como Tom Wesselmann y otros artistas pop art, la publicidad de los 50 y 60, el manga…
Fue hace dos años cuando decidieron formar pareja creativa. «A Anna, como periodista, se le presentaba la oportunidad de contar y explicar a través de otro medio distinto a las palabras y, en mi caso, significaba añadir un punto de vista a mi trabajo. Al fin y al cabo –continua Acevedo–, los dos queremos contar historias y la ilustración es el punto que nos une».
La unión les hizo «sumar esfuerzos y cerebros», pero también repartir tensiones en determinados momentos. «Lo más estresante de esta industria se da cuando al otro lado tienes un cliente que duda y no tiene las ideas claras. Un buen cliente puede hacer crecer una pieza con sus comentarios y cambios. En cambio, una mala dirección la hunde».
Aseguran que la compenetración es básica cuando se trabaja en tándem. Dejar bien marcada la labor de cada uno es esencial para una buena organización. «Lo que acordamos desde un principio es que siempre trabajaríamos juntos la propuesta conceptual de cada una de nuestras piezas. A partir de ahí, yo me ocupo de la realización y dirección artística del proyecto, y Anna asume más el rol de gestión de cliente y de producción», explica Acevedo.
Aunque algún que otro día confiesan «soltarse el pelo» e improvisar, los DAQ son «de rutinas». «Nos gustan porque nos ordenan… Sobre todo a Anna, que es muy metódica». A las 10 de la mañana, su estudio de Poblenou huele a café. Ese aroma ambienta las reuniones cortas con las que se inicia la jornada laboral de Anna y David.
«Nos sirven para hacer balance de los diferentes proyectos puestos en marcha. Aprovechamos para compartir lo que tiene previsto hacer cada uno ese día. Si tenemos un proyecto nuevo sobre la mesa, la cosa cambia un poco. Nos sentamos en la sala de reuniones el tiempo que haga falta para sacar dos o tres conceptos».
Eso sin olvidar los proyectos personales. Desde la participación de Acevedo en el 36 Days of Type de 2015 («mi colección llamó la atención y a partir de ahí empecé a recibir encargos internacionales de clientes como Adobe o Penguin Books»), el ilustrador sabe que no se puede desdeñar tiempo y esfuerzo en este tipo de trabajos.
«Anna y yo siempre nos ponemos la presión de tener algún proyecto personal encima de la mesa. Es el caso de la colección Blaus, que nos ha abierto la puerta a proyectos de ilustración más narrativos y enfocados a la ilustración editorial».
En su agenda han abierto un hueco para la semana del 19 de noviembre. Se reservan unos días para viajar a Madrid y recorrer la zona centro. Su destino final será Callao, donde durante todo el mes se exhiben algunas de sus piezas. Desnudos geométricos en tamaño XXL.