¿No podemos ser amigos?

25 de septiembre de 2015
25 de septiembre de 2015
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No puedo más con la tensión. Yo ya había alcanzado la normalidad en mi vida. Cuando viajaba a Barcelona me sentía como uno más. Me trataban como a cualquier otro tipo con aspecto de yihadista. Me miraban raro, sospechaban de mí y ya, cuando me veían hablar con acento almeriense, no solo no se tranquilizaban sino que se reían de mí. A mí eso me gustaba porque, al menos, me sentía apreciado, sentía que formaba parte de algo.
A la vez, era el anfitrión perfecto en Madrid cuando llegaba algún amigo de Cataluña. Le trataba como a otro extranjero cualquiera, sin ningún trato desfavorable, me reía de su acento y le decía que hablara en español, que esto es ESPAÑA (lo decía así, con mayúsculas). Porque en Españaza, a cuñaos no nos gana nadie.
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Hasta que ha llegado toda la movida de las elecciones plebiscitarias. Resulta increíble que alguien que se posicione del centro político hacia la izquierda pueda seguir a líderes como Artur Mas. Resulta increíble… hasta que miras al otro lado y ves a Mariano Rajoy. Y claro, ya te lo explicas todo.
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Ver a los niños en el recreo peleándose con los trapos tampoco ayuda. Pero bueno, estas son la España y la Cataluña que tenemos y hay que quererlas como a dos hijos estúpidos.
Dando por sentado que los pueblos tienen derecho a decidir su destino y que, en ese escenario, pueden acertar o equivocarse, queda muy bien tirar de frases políticas de todo a cien. «Fomentemos aquello que nos une, no lo que nos separa». Porque queridos españolazos recalcitrantes, queridos catalinos ‘indepes’, nos parecemos más de lo que creemos. Veamos las cosas que compartimos.

Nos flipa que nos roben

Y no solo nos gusta sino que, además, podemos disfrutar de los mejores, de la Champions League de los chorizos. Si alguien pide que se defina la competitividad, aquí tenemos el mejor ejemplo. Con este nivel, sería de estúpidos no disfrutar del momento, de la corrupción mejor ejecutada que un ser humano pueda disfrutar.
Este es el momento en el que el Molt Honorable Yoda se convirtió en Golum a causa de una cuenta en Suiza.

En el bando nacional, el tesorero de cabello silverado es el símbolo de una cultura, de una manera de hacer, que ha calado en España desde hace décadas. Él, además, tiene estilo.
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Los recortes son the new black

Son obligatorios. Aquí y allí. Nos los dicen y nos quejamos. Pero todo sabemos que si los recortes los hacen los nuestros, bien hechos están. No importa si se cierran camas hospitalarias o si se estudia en barracones (hola, Susana Díaz). Si los que los hacen se envuelven para justificarlos en la bandera que más nos gusta, no necesitamos más explicaciones. Es más, ¿por que no volver a votarles?
Yo he visto cosas que no creeríais. Como al número 1 de su lista, Raül Romeva, de Iniciativa per Catalunya Verds, un tipo que se tiene por persona de izquierdas, defender los recortes en servicios públicos del president de mandíbula impecable.
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El güisqui y la jarana

Una buena juerga se disfruta tanto allí, más allá de la Gran Muralla de Soses, como aquí. Si hay un elemento común que ayuda a confraternizar ambos pueblos, es la ausencia de necesidad de buscar una excusa para darle al alpiste. Eso es así, así siempre ha sido y, nos tememos que, con una organización territorial o con otra, así seguirá siendo.
Este primer vídeo muestra a un español español, de atuendo español, discurso español y nombre y apellidos españoles. Hermann Tertsch. Periodista, pensador, carnavalero, vidente y especialista en darse de tortas en los bares a las 5 de la mañana. ESPAÑOL.

Laporta es poderoso, Barcelona tiene poder. El expresidente de la iglesia catalana, el FC Barcelona, sabe cómo divertirse. Vale, le han dado motivos para ello y es cierto que así todo es más fácil. Cuando se gana, todo se ve así, borroso. Tertsch ni siquiera necesita excusas para pimplar. Pero la clase, el seny y la elegancia del amic Joan son muy difíciles de igualar.

El amor por los animales

Algunos valores no entienden de nacionalidades porque son un mínimo común denominador entre razas y pueblos. Tanto en Cataluña como en España, el amor se entiende de manera similar. En el colegio, de pequeños, uno chinchaba a la chica que le gustaba hasta la extenuación. Si amas demasiado el vino, acabarás vomitando en el váter. Así se entiende el cariño a veces: por exceso. Y así ocurre en Amposta, por ejemplo, donde aman tanto a los toros que les someten a este homenaje bello y excesivo.

En otros lugares, como la españolísima Tordesillas, el amor es aún mayor. La filia es tal que, de tanto cariño que se desprende, los jóvenes se ven obligados a perseguir al animal, trincharlo con una lanza y celebrar su muerte. ¿No es maravilloso? ¿No es esa la mayor muestra de afecto que se puede ofrecer? ¿No es el asesino que mata a su pareja para que no sea de otro el ser humano que muestra el amor supremo a sus congéneres?

La arquitectura

Reconozcámoslo. Los habitantes de la península han desarrollado un gusto exquisito por la arquitectura en este último siglo. No es de extrañar, pues, que tanto en Cataluña como en la gran España nos hayamos dejado los cuartos en las cosas blancas con pinchos de Santiago Calatrava.
Calatrava, arquitecto de alcance internacional, no duda en pasarse por los cojones los presupuestos para casi la totalidad de sus obras. Y, oye, que tanto en Barcelona como en Valencia como en Sevilla estén dispuestos a apoyar la arquitectura invirtiendo todo lo que sea necesario no es más que una buena noticia para las dos naciones objeto de este post.
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El domingo es el día. Catalanes, votad con sabiduría. Pero votad bien, sin equivocaros, no vaya a ser que el ministro Morenés tenga que enviar a los tanques al Raval.
Entended que os queremos mucho y que no comprendemos la postura. ¿Quién no querría ser español? Por eso le hemos dicho a estos amigos que lo expresen de manera natural y no forzada. ¿No es para quererles?

No nos obliguéis a construir un muro tocho en la frontera de Aragón porque eso supondría que no podríais volver al parking de la Florida 135 a poneros como Las Grecas. Aunque Junts pel sí no lo haya explicado, la secesión tienen consecuencias. Además, pasaríais para a ser para nosotros, para los españolazos buenos como Dios manda, Caminantes Blancos. Blancos, ojo.
De verdad. ¿No podemos ser amigos?

 
Disclaimer: El objetivo de este post es que se enfade cuanta más gente, mejor. Por eso, se agradece que dejes tus comentarios insultantes un poco más abajo. Yorokobu no ejercerá ningún tipo de moderación de los mismos en este artículo. La bilis, como la droga, es muy disfrutable en pequeñas dosis. Desahogaos y corred después a que alguien os abrace.
Disclaimer 2: La sátira no se explica porque pierde la gracia. Suponiendo que la tenga. Que puede que no. Y eso tampoco lo vamos a discutir. Porque discutir es de catalanes y españoles. Y nosotros no somos nada de eso. Así que nada de pedir explicaciones por el contenido de este post que, además, es viernes y a los andaluces no nos gusta trabajar.
 

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