El verano es un cóctel de consolas humeantes, dibujos animados y vacaciones escolares, elaborado por un barman sonámbulo. Una mezcla explosiva si te toca seguir trabajando. El antídoto más eficaz son los campamentos y talleres urbanos o rurales montados para «conservar la viabilidad de la especie», como diría un gestor responsable. La especie son los niños, a quienes hay que proteger para que puedan volver intactos a su vida escolar cuando esto acabe. Desgraciadamente, esto no va a ser así para Rosalía, Darío, Rafa, Daniel, Juan Manuel, Marta, Angélica, Yago, Nacho, Laura y Leonardo.
Para ellos, las actividades plásticas, las témperas, las ceras y los rotulas, ya no serán lo mismo. Han descubierto que debajo de un folio en blanco hay una playa. Es más: sospechan que dentro de los botes de témpera anidan pájaros de colores y que entre las cerdas de los pinceles se esconde una raza extraterrestre lista para invadir la Tierra.
Jugar y aprender, la vieja máxima clásica, aplicada al arte. Esta tribu infantil agazapada en una sala de la biblioteca pública de Vigo cultiva palabras exóticas, que no conocían: Klimt, pop-art, Haring, siguiendo instrucciones precisas de Luisa, la monitora. Cada día, a las 11:00 AM, empiezan a cultivarlas en una ceremonia que se repite. Son como plantas raras que viven de la luz, por eso hay que proyectarlas en la pared. Desde allí rebotan, saltan sobre ti y entonces «se te quedan». Antes de la 13:00 PM ya les crecen en la lengua. Y en ese momento ya puedes preguntarles cosas.
PREGUNTA: ¿Qué es esto que parece un turista con una máquina de fotos?
RESPUESTA: Es un turista con una máquina de fotos (Darío).
(No hay duda alguna: el espíritu ya se ha materializado).
PREGUNTA: ¿Por qué mueves los brazos como si estuvieras volando?
RESPUESTA: Porque ahora tengo que pintar en un papel muy grande, no en un folio y si no, no llego (Angélica).
(Como sospechábamos, su cuerpo se expande liberado ya de ataduras).
PREGUNTA: ¿Y en tu casa tienes cuadros?
RESPUESTA: Sí, un póster de la NBA (Rafa).
(Estaba visto: el don de la clarividencia)
Volvemos a por ellos a las 13:30 PM, creyendo que ese Yago con los dedos multicolores y una mejilla tachada en azul es el mismo Yago que dejamos a las 10:30 AM.
Nunca sospecharemos nada. Nos pasará desapercibido el fugaz comentario del chaval mientras devora su ración diaria de televisión («¿Cómo era antes de Bob Esponja?») y cuando, por fin, podamos irnos unos días no volveremos a acordarnos de nada. Hasta que en octubre nos llame la tutora de Yago y nos espete nada más sentarnos:
(TUTORA): ¿Tienen ustedes problemas en casa?
(NOSOTROS): No, ¿por qué?
(TUTORA): Es que vemos algo raro a Yago. Dice que en Plástica se aburre. Antes le gustaba.
Lo dicho, piénselo, antes de exponer a sus seres queridos a esos cócteles de actividades veraniegos. Y luego, claro, tírese a la piscina.