Al señor funcionario AK Verma hay que tatuarle la medalla al ‘Funcionario Disperso’, digámoslo así, por no decir, al más vago de los trillones de empleados públicos que debe de haber en la India. Este hombre, ingeniero ejecutivo en el Departamento Central de Empleo Público, la última vez que pisó la oficina fue allá por diciembre de 1990, poco antes de las Olimpiadas de Barcelona. No ha habido monzones ni nada…
Tener un empleo público o ser funcionario en la India hasta ahora era para toda la vida y parte de la siguiente tras la reencarnación. Lo cuenta el diario The Telegraph, que asegura que en India las leyes sindicales son muy protectoras en materia de despido público. Por eso, hasta ahora sólo se podía echar a un funcionario por cuestiones delictivas.
Aunque en este caso es el famoso gigante burocrático del ‘Vuelva usted mañana’ a la hindú, el que le ha favorecido a Mr Verma. A pesar de que hubo una investigación en 1992 –año de las Olimpiadas, ahora sí–, ha hecho falta que pasaran veintidós años y la intervención de un gabinete ministerial para que se evaporara aún más si cabe.
Ni era funcionario, ni lo hizo tan bien como el señor Verma, pero la historia me ha recordado a ese ‘finstroman’ al que echaron del trabajo por tirarse pedos, eructos, cortarse las uñas encima de la mesa y, por último y no menos interesante, sacarse mocos. Dice que se los sacaba porque tenía alergia, otros contradicen esta fina versión explicando que hacía bolitas con ellos. Sólo le faltó cagarse en el despacho del jefe en el hospital donde trabajaba de vigilante de seguridad.
Como ven, llegamos a unos niveles descriptivos que si a alguno le ha pillado con la cuchara en la boca le pedimos disculpas. Quédense con la historia del funcionario hindú que se fue a por tabaco o a meditar dos décadas pero, por lo menos, no tuvo gestos tan explícitos con su cuerpo en la oficina.
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Estos artículos, escritos por PARECE DEL MUNDO TODAY, son interpretaciones ficticias y humorísticas de noticias reales que aparecen en medios de comunicación.