Dibujando con un Commodore 64

21 de febrero de 2014
21 de febrero de 2014
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Cuando Raquel Meyers golpea las teclas de su Commodore 64 no está intentando resolver un puzle loco de Maniac Mansion ni trata de imponerse en un duelo a muerte de Barbarian, está dibujando. Esta artista española afincada en Suecia utiliza este ordenador de los años ochenta para sus gráficos, animaciones, instalaciones y performances. Raquel ha bautizado la técnica que utiliza para trabajar como «keyboardslöjd», un nombre compuesto por la palabra «keyboard», teclado en inglés, y «slöjd», el término sueco para la artesanía: «Es como escribir a máquina», cuenta en un email.

rpmRaquel utiliza un software desarrollado por su colega Johan Kotlinski para dibujar utilizando los caracteres PETSCII del Commodore 64. Con este programa puede navegar por una retícula e ir colocando letras, números, símbolos y formas de colores que componen paisajes, objetos y personajes que luego se convierten en una parte de sus ilustraciones o de sus animaciones hechas fotograma a fotograma. El resultado es un punto de cruz con caracteres, un mosaico de letras ochobiteras, un arte ASCII loco de colores vivos con un toque de psicodelia.

«No uso estas tecnologías porque sean viejas o retro, sino porque a mí me permiten hacer todo lo que quiero», cuenta Raquel. El teclado del Commodore 64 tiene impreso en cada tecla todos los caracteres asociados, así que un teclado normal de ordenador no le sirve. Necesitaría consultar constantemente una leyenda para buscar los caracteres que necesita para dibujar. «Yo no pienso en las limitaciones», continúa, «es curioso que sea posible seguir haciendo cosas sin tener que hackear o modificar estos ordenadores». «La base está ahí y a veces nuestra incompetencia y nuestra obsesión por algo más nuevo, más rápido, no nos deja ver todas las posibilidades», concluye.

En muchos trabajos de Raquel, los caracteres pixelados se mezclan con el vídeo y la fotografía. En otros, aparta el Commodore y trabaja con señal de teletexto para performances e instalaciones. Merece la pena darse un paseo por su web para ver su obra, pero su proyecto Animal Romantics y estos dos magníficos vídeos sirven para hacerse una idea de cómo son sus animaciones con Commodore.

También ha tenido alguna incursión en el terreno de los videojuegos con Micomonocon. Es uno de los títulos del paquete de juegos experimentales del LA Game Space, un centro para la investigación, innovación y divulgación del videojuego que todavía está en construcción en Los Angeles. El juego consiste en guiar a la gloria a una banda de rock lisérgico formada por monos desde el momento en el que empiezan a tocar en bucle las primeras notas de Smoke on the wáter (como todo hijo de vecino que se ha colgado alguna vez una guitarra) hasta que se convierten estrellas del mundo del espectáculo.

Los gráficos y las animaciones del juego están hechas a mano en PETSCII, carácter a carácter, fotograma a fotograma. Además, el juego es una especie de Guitar Hero demente y terriblemente difícil (casi tan difícil como enseñar a un mono a tocar un instrumento musical). Raquel confiesa que no fueron conscientes de la dificultad hasta que la gente empezó a comentarlo, pero que la idea del juego era «volverte loco con el teclado en un viaje épico». Aporrear los botones como lo haría un mono, vaya. Al fin y al cabo, eso es lo que pretende contar el juego. Y me parece estupendo, el resultado es muy cómico.

El estilo de Raquel no sale de la nada. De hecho, ella y su compañero Goto80, con el que firma muchos de sus trabajos, llevan un blog titulado Text-Mode en el que recopilan antecedentes de los gráficos con PETSCII y otras referencias estéticas que van desde tapices hasta edificios de Hong Kong. Que se haya hecho antes es lo de menos. Que estas máquinas viejas sigan utilizándose para hacer cosas nuevas, es lo más fascinante de todo este asunto.

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