«Me considero una persona optimista y curiosa. Me siento fascinada por el mundo que nos rodea y me encanta convertirlo en arte». Quien afirma esto es Hallie Bateman, ilustradora y escritora afincada en Los Ángeles (EEUU).
Sus dibujos, unas veces en color y mayoritariamente solo entintados, hablan de ese mundo que contempla, pero sobre todo de ella misma. «Me encanta dibujar y escribir sobre lo que siento. ¡Es tan catártico!».
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A pesar de las líneas casi infantiles que definen su trabajo, las ilustraciones de Bates no son inocentes. «Me siento muy inspirada por otros artistas como Lynda Barry, David Shrigley y Miranda July porque constantemente amplían mi concepto de lo que se puede hacer en el arte». Concepto que, por otro lado, tiene muy claro y sabe bien en qué sentido debe ir su obra para considerarla artística.
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En su bío, afirma que no le interesa «el arte triste, ni cuqui, ni aburrido, ni ignorante, ni que se mire demasiado el ombligo , ni feo, ni ofensivo, ni descuidado, ni sin interés ni mal escrito».
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«Quiero hacer arte que haga reír y llorar a la gente».
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