Directores de cine hechos con trozos de sus películas

El rostro de Hitchcock formado por soga, cuchillo, pájaro… Uno de los retratos de directores de cine del diseñador Federico Babina. En Yorokobu amamos su obra. En 2015 mostramos cómo Babina imaginó las casas de los directores de cine. Ahora, el diseñador retrata a sus ocupantes en la colección DirectPortrait.

Retratos de directores de cine

Babina retrata el rostro cuadrado de Fellini con su prominente mentón; la escueta boca forma parte del título Ocho y medio con las gafas que llevaba Mastroianni en esta película al igual que el sombrero negro y la bufanda. El homenaje al film se completa con los andamios metálicos al fondo.

Jersey La nave de los locos. Paraguas de Cabiria. El rojo como color predominante. Rojo de la fantasía. Rojo LSD. La sustancia que llevó a Fellini a abandonar el neorrealismo.

La casa victoriana de Psicosis es el centro del retrato de Hitchcock. Casa sobre un cielo en tonos grises que sostiene elementos en los que se reconocen películas de forma inmediata: La soga, Vértigo, Los pájaros.

Menos conocido es el agujero de cerradura de Hitchcock. Más que una alusión a un film concreto, es una representación de la mirada inquisidora del director inglés. El cuchillo ensangrentado es otra referencia genérica. A Hitchcock le encantaban los cuchillos como armas: La muchacha de Londres, Psicosis, Con la muerte en los talones, El hombre que sabía demasiado, Marnie, Cortina rasgada. Es un utensilio que se encuentra en todas las casas y se ajusta a la teoría de Hitchcock sobre el crimen: «Un asesinato no tiene por qué ser complicado; con frecuencia los asesinos usan los objetos del lugar».

A propósito o por casualidad, Babina nos muestra un Kubrick torturado que recuerda a Poe. El Kubrick que durante 15 meses sometió al ostracismo y a humillaciones a Shelley Duvall para «que se metiera en el papel».

El retrato de artista y villano torturado se completa con monóculo-engranaje de reloj como referencia a La naranja mecánica. Babina pinta un fondo naranja: Kubrick enfatizaba la violencia con el rojo y el naranja.

Chaqueta-laberinto y camisa-suelo enmoquetado de El resplandor, cinta también presente en el pañuelo-pegatina: la habitación de la familia y MURDER al revés. La bomba de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú como segundo pin, y broche ojo-rojo del robot asesino de 2001.

Blue Velvet envuelve el retrato de David Lynch: el fondo; el micrófono estilo años 50 de Isabella Rossellini; el neón del escenario reconvertido en una línea sinuosa; la rosa roja sobre la valla blanca.

La corbata alude a Carretera Perdida y también al suelo arabesco de la habitación de espera de Twin Peaks.

El triángulo de la chaqueta es el ojo de la cerradura de la caja azul de Mulholland Drive.

Babina retrata a Orson Welles con la imagen que le acompañará en sus últimos años: sombrero fedora y puro habano. Ambos apuntan a la emisión radiofónica de La guerra de los mundos: el sombrero con tentáculos de criatura espacial; el puro reconvertido en micrófono de radio.

Rollo de película como bufanda.

Chaquetón El tercer hombre: la huida del villano Welles por los túneles del Berlín de la posguerra. Película en la que la personalidad de Welles eclipsa al director Carol Reed.

Las dos lunas de Tatooine (La guerra de las galaxias) sobre un George Lucas mimetizado de pacífico Yoda. Corte de pelo como casco de soldado de asalto del Imperio. Tiene por brazos un caza tie y C3PO. ¿Estos brazos mecánicos son también una referencia a la digitalización de la saga?

La chaqueta Darth Vader envuelve lo que parece un cuerpo robótico.

En este retrato las dos fuerzas están equilibradas.

Creemos que, de un momento a otro, la cabeza de Spielberg —con flequillo dedo de E.T.— caerá en la boca del tiburón. Las gafas son la bicicleta que parece haber dejado atrás la luna sobre el monte Paramount (el estudio de Hollywood tras la mayoría de las películas de Spielberg).

Pequeño dinosaurio como mascota. Como nota de color, el chaquetón rojo de la niña de La lista de Schindler.

«Los directores son los arquitectos de las películas», dice Federico Babina. En este caso, el artista es el arquitecto de los directores. Un artista que mantiene la memoria de un cine que ha desaparecido de las cadenas de televisión y las plataformas digitales.

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