Se aventuró a salir de su pueblo, a cruzar La Mancha e, incluso, a llegar a tierras aragonesas y catalanas. Las andanza de Don Quijote le hicieron famoso en esos y otros muchos lugares del planeta por donde nunca pasó. En otros, en cambio, al personaje de Cervantes apenas se le conoce. En algunos rincones a lo largo del río Niger, por ejemplo, Don Quijote ha sido todo un (reciente) descubrimiento.
«Muy pocos conocían El Quijote y, por supuesto, mucho menos a su autor. En general sucedía lo mismo por nuestra parte porque, seamos sinceros, ¿qué conocemos la mayoría sobre las tradiciones y el arte de esos países?». Ángel Domingo, de Pencil.Ilustradores, se refiere a los cerca de 60 ilustradores de Guinea, Mali y Níger que participaron en los talleres organizados dentro del programa ACERCA.
Este proyecto se promovió desde la Agencia Española para la Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), en colaboración con la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas, dentro de los actos de conmemoración del IV centenario de la muerte de Cervantes.
Todos ellos asistieron a los seminarios de ilustración impartidos por Domingo y por Aitor Sarabia. Para muchos de los participantes supuso su primer acercamiento a la figura del hidalgo manchego.
Durante aquellos días leyeron fragmentos de la obra de Cervantes, vieron varias películas sobre el libro y mostraron obras pictóricas, de danza, de ópera, etc. que hacen referencia al Quijote. Con ello, los formadores trataron de hacer entender el porqué de la fama universal de la novela y de su protagonista.
«Resultó muy refrescante asistir a su descubrimiento de Don Quijote, incluso daba cierta envidia porque se acercaban sin prejuicio alguno a una obra que muchos desconocían», indica. «Era increíble cómo calaba el mensaje de un escritor español de hace cuatro siglos en un contexto tan diferente al suyo y al actual nuestro. Y comprobamos que las reacciones eran las mismas allí que aquí ante pasajes concretos como los molinos convertidos en gigantes, el manteo, los duelos, o la emoción al morir Alonso Quijano… Verles compartir sus ideales de justicia y libertad».
En Guinea, Aitor Saraiba escogió los textos para que los ilustradores los reinterpretasen a su manera. Por su parte, Ángel Domingo, en Mali y Níger, sugirió a los participantes que fueran ellos los que eligieran sus pasajes preferidos de El Quijote y que estudiaran la posibilidad de integrarlos en su propio contexto o mitos.
«Entre otras ideas trabajamos la integración del Quijote en sus propias tradiciones, mitos y leyendas. Así aparece convertido en cazador dogón, pastor de camellos, conviviendo en los poblados -cambiando las armas por los útiles agrícolas- trasladando sus sueños caballerescos no a los duelos sino en proyectos más constructivos como combatir la contaminación del río Níger o cultivar alimentos… Incluso lo compararon con un mítico Tuareg, defensor de Tumbuctú».
La idea, según el propio Domingo, era que los talleres fueran una especie de viaje de ida y vuelta, «que aprovecháramos la oportunidad para que todas las culturas allí implicadas se conocieran» . Con esa misma pretensión, los trabajos de los ilustradores se expusieron en las embajadas españolas de los tres países participantes. Ahora, llegan a España, en concreto al Museo de Arte Africano de la Fundación Jiménez-Arellano Alonso y la Universidad de Valladolid, y se compilarán en una publicación digital.
El intercambio cultural propiciado por la experiencia permitió, entre otras, que Domingo conociese de primera mano el trabajo de estos ilustradores. «Tienen toda mi admiración porque trabajar en el mundo artístico allí es sumamente complicado por la precariedad de medios y la escasa valoración social en algunos lugares pero, como siempre, lo solventan dándonos todo un ejemplo de ilusión e imaginación».
Mientras que en Níger, según el formador, el estilo estaba bastante más unificado por la retroalimentación, en Mali observó más eclecticismo. «Incluso había varias obras manga». «Un rasgo común, desde nuestra mirada -continua-, es el uso del color. Es apabullante. Ese es un rasgo propio del arte de la zona, que encontramos también en telas y vestidos.
Domingo, quien asegurase haberse sentido «un humilde escudero del Quijote por el Sahel («fue emocionante»)», comparte aquella famosa sentencia de su ‘homólogo’ literario «que no por recurrente deja de ser menos cierta»:
[pullquote ]El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho[/pullquote]