Hace ochos años, unos activistas por los derechos homosexuales viajaron durante días por el Pacífico para llegar a unas deshabitadas islas en los mares de coral. Al llegar, izaron una bandera de seis colores, similar al arcoíris, y proclamaron ese territorio como libre de Australia y propiedad de la comunidad Lésbico Gay Transexual y Bisexual (LGTB).
Esa bandera, que en aquel momento conquistaba su primer territorio, ha dado la vuelta al mundo desde 1978, cuando su creador, el americano Gilbert Baker, la lució por primera vez en el festival del orgullo gay en San Francisco. Desde entonces siempre ha estado ligada al movimiento LGTB a pesar de que en Cusco, Perú, sus habitantes utilizan un estandarte prácticamente igual desde hace más de 30 años.
El arcoíris está tan vinculado al movimiento LGTB que los turistas que llegan a Cusco normalmente confunden la bandera de esta región con la del orgullo gay, lo cual ha creado diversas polémicas a lo largo de los años e incluso ha impulsado a los cusqueños a buscar otra bandera.
“Cusco quiere tener un emblema auténtico y diferenciado que no sea confundido con banderas de otros grupos. Desde hace años, hemos buscado cambiarlo por uno que esté más relacionado con la historia de la región”, afirma Leonarda Ayarsa, presidenta de la Comisión de Turismo y Cultura de la municipalidad de Cusco.
Las diferencias entre ambas son mínimas. La del movimiento LGBT consiste actualmente en seis colores, mientras que la del Cusco tiene siete. El diseño es exactamente igual e incluso fueron oficialmente utilizadas el mismo año.
Mientras algunos aseguran que el propio Baker se basó en la bandera cusqueña, que ya hacía uso de los colores del arcoíris, otros aseguran que el estandarte peruano no tiene ningún mérito histórico y es una invención contemporánea. De hecho, del imperio del Tawantinsuyo hay pocos antecedentes históricos, como que fue habitado por fieros guerreros de costumbres primarias.
La Academia de la Historia Peruana, por ejemplo, no reconoce el emblema del Cusco como oficial, pues argumenta que el Tawantinsuyo no tuvo nunca un distintivo con estas características y que se trata de un invento contemporáneo. En los últimos 30 años se ha utilizado esta bandera en manifestaciónes políticas de grupos nacionalistas e izquierdistas.
La propia Paramount Flag Company patentó el uso de los seis colores e incluso, unos años después, comenzó a vender una nueva versión de la bandera con siete colores exactamente igual a la del Cusco, que incluía el rosa. Debido a que muchas compañías no fabricaban ese color, se volvió a la bandera de seis colores.
Los símbolos de los colores también son iguales: rosa, sexualidad; rojo, vida: naranja, salud; amarillo, luz del sol; verde, naturaleza; azul, serenidad; violeta, espíritu. La polémica, aunque reciente, resulta indescifrable, pues nadie determina quién utilizó primero la bandera del arcoíris que sigue dando la vuelta al mundo.