Desatados los corsés, la expresión libre del joven habitante de ese país llamado España alcanzó su cota más alta. Corría el año 1981 y Aviador Dro y sus satélites adyacentes quisieron lanzar su mensaje a través de un festival que se bautizó como el Simposium Tecno. Los asistentes y la policía no disfrutaban del mismo ajuste ciclotímico y la experiencia acabó como una gran y divertido desmadre en el que no pocos durmieron en el calabozo. Ahora, quieren repetir experiencia -tratan de financiarla mediante crowdfunding- pero con la intención de dormir cada uno en su cama, sea a la hora que sea.
Salvo estas incursiones policiales, la década de los 80 era un tiempo en el que un tren iba de Madrid a Vigo cargado de gente con ganas de pasárselo bien, nivel elevado de estupefacientes incluido, y salvo algún punto de sutura, nadie montaba una campaña para cerrar RENFE por acoger a la nueva Sodoma. El papel de fumar no se utilizaba para cogerse la minga con tanta soltura como en estos agitados días.
Para llegar a eso, el caldo de cultivo se había ido creando con una efervescente escena de bandas cuyo abanico estilístico abarcaba desde el punk al pop de bases electrónicas. Éste era el caso de El Aviador Dro y sus obreros especializados, una banda que bebía una fuente similar a la de Devo o Kraftwerk pero con el toque puede dar un sol y sombra a media tarde en la estratosfera. «Quisimos, por un lado, juntar a los grupos tecno pop de Madrid y demostrar que había un verdadero movimiento musical nuevo en la ciudad y en el resto del orbe mutante; por otro, era un nuevo paso adelante desde el punto de vista profesional y de capacidad de alcance, algo que sin duda podría ayudar a nuestra revolución dinámica», explica Alejandro Sacristán, uno de los aviadores. Vale, también pensaban sacar algo de pasta para algo de cacharrería como un sintetizador, pero reconocen que eso era una ingenuidad.
El festival fue transcurriendo y llegó la última actuación de la noche. Era, precisamente, El Aviador Dro el que subía al escenario. Dieron su concierto con normalidad hasta que , casi al final, la policía irrumpió en el Marquee, el local donde se desarrollaba la fiesta, para hacer una redada. «Tuvimos que parar inmediatamente de tocar y se escucharon cómo caían al suelo algunos objetos metálicos y sobre todo bolitas envueltas en papel plata», describe Sacristán.»La Policía Nacional y la Guardia Civil pusieron a la gente contra la pared, con bastantes de los músicos de otros grupos y algunas celebridades de la movida madrileña [entre el público estaba Alaska, Jesús Ordovás, Julio Ruiz o el recientemente fallecido Bernardo Bonezzi]. Empezó a expandirse por el ambiente el regusto amargo de estar contemplando una muestra más de la arrogancia del poder, un remedo cañí del 23F».
Todavía se aplicaba la Ley de Vagos y Maleantes y, bajo su auspicio, se llevaron a comisaría a varios de los que por allí paraban. «En la comisaría de Cartagena reclamamos la presencia del comisario jefe en medio de un gran revuelo. Cuando se enteró de que Ger era un «artista» le sacó inmediatamente y nos pidió disculpas explicando que si lo hubiera sabido no le habrían detenido ya que todo el mundo sabe que los artistas se pintan para actuar y que, claro, se lo habían llevado porque pensaban que era maricón», cuenta el músico.
Treinta y un años después, el universo conocido ha cambiado. España ha cambiado. Madrid ha cambiado. Aviador Dro, como ellos mismo resaltan, ha mutado. «Somos más cyborgs. BiovacN ya lleva incorporados varios elementos de titanio en su cuerpo. Como dijo William Gibson, el futuro ya está aquí pero muy mal repartido». Sin embargo, la banda de tecnopop tiene la intención de repetir experiencia.
El Simposium Tecno 2012 se ha convocado para el día 21 de diciembre. Aún no se sabe si tendrá lugar ya que todo depende de si el grupo es capaz de recaudar el presupuesto estimado a través de My Major Company, la plataforma de crowdfunding. «Nos gustan los riesgos y sobre todo lo nuevo y queríamos probarlo a ver si nuestros mutantes se abrían a este sistema de financiación 2.0. Si no se consigue el objetivo, no se haría tal y como lo describimos. Eso sí, lo recuperaríamos para hacerlo, redimensionado, en una de las pocas salas que quedan en Madrid o Barcelona. Y si no fuera posible lo haríamos un día sin previo aviso en la Puerta del Sol con megáfonos. Lo tenemos todo previsto», dice Alejandro Sacristán.
Aviador Dro no ha dejado de volar desde que comenzó hace más de treinta años. A pesar de esta reivindicación nostálgica, sigue pariendo nuevos proyectos. «Puestos a reivindicar, nos parecía que, partiendo de los grupos que empezábamos entonces y permanecemos todavía, merecía la pena recomponer el cartel, introducir algunas bandas más recientes y celebrar lo único que entonces, y ahora, no pudieron recortar: la creatividad. La fecha, la del 21 de diciembre viene por aquello del fin del mundo», cuenta el músico.
El evento, de celebrarse tal y cómo se plantea en el proyecto de My Major Company, se llevará a cabo en la nave Red Bull del Matadero de Madrid. «Cuentan con nuestra simpatía por lanzar a gente desde la estratosfera». A Aviador Dro se unirá Oviformia Sci, Heroica, Bretón Armada con Nikky Schiller, Los Iniciados, Los Ocultos, RADAR y las sesiones de Mario Gil, Lucho Prosper, Big Toxic, Biovac N y Dinamo (ROTOR).
La iniciativa sigue captando fondos hasta el día 14 de diciembre en My Major Company.