Cuenta IMDB que en los próximos dos años veremos al menos seis nuevas producciones basadas en El maravilloso mago de Oz (1900) escrito por L. Frank Baum. Entre ellas, la secuela de Oz, un mundo de fantasía (Oz the Great and Powerful) y el musical Wicked dirigido por Stephen Daldry (Las horas, Billy Elliot).
Parece que El mago de Oz está de moda. Sin embargo, nunca dejó de estarlo. La historia de Dorothy, la bruja del norte y el mago mentiroso ha sido disfrazada de Zardoz (1974) a Snowpiercer (Rompenieves, 2014), pasando por La guerra de las galaxias (1977), Matrix (1999), Lost (2004-2010) y Boardwalk empire (2010-2014) hasta llegar a Emerald City de NBC (2017).
Son algunas de las miles de películas y series que parten de los textos de Baum o, mejor dicho, del musical de 1939 interpretado por Judy Garland, considerada la película más influyente del cine por un estudio académico. ¿A qué se debe la influencia de un cuento de hadas? Quizá porque el texto habla de la inmutable naturaleza humana.
El mago de Oz y el feminismo
El maravilloso mago de Oz (1900) escrito por L. Frank Baum rompió con el tópico de la princesa en apuros. Dorothy no recibe ayuda de los hombres que conoce en el viaje. El Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León dependen de la inteligencia, la iniciativa y el arrojo de la niña.
El mago de Oz es un hombre que explota a Dorothy y no cumple lo que promete. Para los estudios de Baum, esta lectura feminista de la novela tiene una base. Baum se casó con la hija de Matilda Joslyn Gage, reconocida sufragista radical. Además, Baum apoyó la causa de las mujeres como editor del Aberdeen Saturday Pioneer en Dakota del Sur.
La lectura feminista de El maravilloso mago de Oz es una de muchas que ha sugerido el texto. Hay lecturas teosófica, económica, espiritual y lisérgica, cada una conforme a su tiempo.
El mago de Oz, el Día del Orgullo Gay y el fundamentalismo religioso
Otra lectura surge tras el musical El mago de Oz de 1939 de MGM. Comienza con Judy Garland al cantar Over the rainbow. Loa a un lugar donde los sueños son posibles y ser de paja u hojalata no era motivo de persecución policial, y que convirtió a la actriz en icono gay.
A través de Judy Garland, el escritor L. Frank Baum acabó inspirando el Día del Orgullo Gay, y lo que realmente significa. Sucedió en la noche del 28 de junio de 1969. Tras el funeral de Judy Garland, muchos asistentes fueron al pub The Stonewall Inn, de Nueva York. La policía cerró el local alegando falta de permisos. No era la primera vez, pero esa noche los clientes no quisieron marcharse.
La novela de Baum ha sido espejo de las aspiraciones de los más débiles y los marginados por la sociedad. Anima al comportamiento autónomo y a no poner esperanzas en figuras de autoridad. Ideas consideradas perniciosas por fundamentalistas religiosos de los Estados Unidos. Estos grupos se han opuesto a la venta ejemplares, al préstamo en bibliotecas públicas y que se hable de él en las escuelas.
En 2004, el líder baptista Jerry Falwell (apoyo de Donald Trump) intentó detener la emisión de la película en televisión. Actos inútiles. El mago de Oz es la película más influyente del cine, según un estudio de la Universidad Northwestern de Illinois (2015). El trabajo recoge cuántas películas y series hay, y cómo han sido influidas por el musical de MGM.
La segunda película más influyente se basa en las aventuras de Dorothy: La guerra de las galaxias (1977). George Lucas no lo ha ocultado. Duplica algunos personajes: Luke/Leia como Dorothy, R2D2 como Totó, C3PO como Hombre de Hojalata, y Solo y Chewbacca como león (la no implicación inicial como cobardía).
La influencia de Oz llega hasta las últimas producciones de la saga galáctica. El guionista Lawrence Kasdan ha dicho: «Cuando George hizo A New Hope (Una nueva esperanza) estuvo bastante influenciado por Kurosawa, Flash Gordon y El Mago de Oz. Todo eso está presente en Force Awakens (El renacer de la fuerza)».
Sin embargo, la película de 1939 mutila el texto original y tergiversa en parte las ideas de Baum. El mensaje feminista está en el libro, no tanto en la película. En la novela, Dorothy realmente ha estado en Oz. Ha vivido una aventura en la que ha sido la heroína. No ha tenido un sueño como ocurre en la película MGM.
La verdad del hombrecillo tras la cortina
La película de 1939 también omite la crítica de Baum a la clase política. Para MGM el hombrecillo tras la cortina es un simple embaucador. Para el escritor, un seguidor de Maquiavelo: gobierna a los súbditos con el engaño y el miedo.
«Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres», dice Maquiavelo. Por esto el hombrecillo habla a través de la apariencia de una cabeza gigante (Zardoz retoma la idea con un remedo de La boca de la verdad —escultura conocida por Vacaciones en Roma—).
El hombrecillo no tiene reparos en confesar a Dorothy: «Puse anteojos verdes a todos los habitantes, de modo que todo lo que vieran fuera de ese color» (Matrix retoma la idea con un matiz: las gafas permiten ver la realidad). Después, el hombrecillo se vanagloria porque ninguno de los súbditos ha querido quitarse los anteojos y prefiere vivir la mentira.
Baum reflejó una de las primeras distopías. Nada de esto está en la película de Hollywood. La fábrica de sueños no los fabrica: coge los sueños ajenos y los vuelve inocuos aunque bellos.
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