A lo largo de los años se han desarrollado todo tipo de teorías que han intentado explicar por qué la invasión extraterrestre empezó precisamente en Kaihoro, una aldea en Nueva Zelanda olvidada de la mano de Dios, en la que la única atracción eran los partidos de rugby de la liga regional. Tal vez ocurriera precisamente allí para poder adoptar la forma humana de los cuatro ‘mataos’ que quedaban en la zona y empezar así su objetivo de comercializar la carne humana en toda la galaxia.
El problema es que adoptaron un perfil erróneo y se equivocaron eligiendo el vestuario. Cantaba mucho que todos los extraterrestres fueran con vaqueros y camisas azules; indumentaria a lo Hombres G que les hacían fácilmente reconocibles.
Dada la sumisión que mostró la población de Kaihoro, cuando llegaron los del SIGDA, Servicio de Investigación y Defensa Astral, ya era demasiado tarde. El equipo estaba compuesto por dos metaleros, Ozzy y Frank; el primero de ellos con tendencia excesiva a la laca y el segundo con incontinencia a la hora de apretar el gatillo. También estaba Barry y, por supuesto, Derek, quien a la postre sería el héroe de la misión y al que tener medio cerebro fuera del cráneo no le impidió atacar él solito la nave en la que pretendía huir el jefe de los extraterrestres y suplantarlo después de matarlo con una sierra mecánica.
Dado por muerto, Derek llegó al planeta Nalic Nod y se presentó ante la ACR, Autoridad de Comida Rápida, llevando carne humana congelada para someterla a su aprobación y así comercializar el sabor ‘homo sapiens’ en toda la galaxia. Una vez metido en el papel, Derek solo tenía un objetivo: hundir a la competencia, las Ratas Lunares Fritas McYaballolo’s, y hacer que su empresa se apoderara del mercado comercializando unas sabrosas Delicias Crujientes Crumb con su salsa de líquido cefalorraquídeo.
A pesar de la precariedad de su disfraz, consiguió engañar durante algún tiempo a sus convecinos, pero cuando la careta del jefe de los extraterrestres comenzó a pudrirse no le quedó más remedio que descubrir su secreto. Fue detenido de inmediato y condenado a muerte, pero antes de lanzarlo al espacio con una catapulta nuclear, Derek propuso algo: “Si me permitís vivir, os garantizo un suministro permanente de carne humana”
Nació así su empresa de importación de congelados desde la tierra, FUNDIS. Mensualmente se encargaba de dirigir las incursiones con el fin de llevar esclavos a Nalic Nod y abastecer al planeta de carne. Por cercanía, empezó por Nueva Zelanda. Cuando estaba a punto de esquilmarla, uno de sus antiguos amigos, Ozzy el de la laca, le reconoció, y viendo sus intenciones se enfrentó a él.
Después de un par de horas de pelea, Ozzy, imitando en el look a lo Mel Gibson de Arma Letal, y aprovechando un descuido de Derek, le quitó el cinturón que a modo de cinta llevaba en la cabeza para que su cerebro no se le saliera por la nuca. Aquello fue suficiente para que en cinco minutos el cráneo de Derek quedara completamente vacío. Quedó allí tirado, con sus gafas y su bigotillo, con los sesos desparramados por la playa.
Ozzy, nuevo héroe nacional después del talonador de la selección de rugby, terminó siendo secretario de estado del Departamento de asuntos extraterrestres y se acaba de casar con Miss Kaihoro, una joven de la que se especula sobre sus antecedentes alienígenas.
Quien quiera ver la película, puede hacerlo aquí.
Ahora dinos a qué libro o película le cambiarías el final y tus deseos serán órdenes.
Rafael Caunedo es escritor, profesor de escritura creativa, redactor y decorador.