La estrafalaria vida del recordman de los récords

15 de noviembre de 2013
15 de noviembre de 2013
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La sociedad tenía un plan de vida meticulosamente planificado para Ashrita Furman. Hijo de un abogado judío de éxito, su padre estaba seguro de que él acabaría siguiendo sus pasos. Los primeros años de su infancia y adolescencia transcurrieron con normalidad en Queens (Nueva York). Su expediente académico era impecable y cumplía con sus compromisos religiosos sin rechistar. Todo apuntaba a que acabaría en una universidad de la prestigiosa Ivy League.

A la edad de 16 años, algo empezó a cambiar en su interior. No encontraba lo que buscaba en el judaísmo y se empezó a refugiar en los libros de espiritualidad oriental. Al poco tiempo, Furman entró en contacto con el gurú Sri Chimnoy y dejo de lado sus estudios para dedicarse en cuerpo y alma a la meditación.

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Esta decisión causó un distanciamiento entre él y su familia, pero el joven budista en ciernes se mantuvo fiel a su decisión de seguir un camino distinto a lo que se esperaba de él. Inspirado por la pasión que profesaba su líder espiritual por el deporte, Furman empezó a romper récords Guinness.

El primero llegó en 1979 cuando pasó más de 6 horas haciendo saltos de tijera ininterrumpidamente. Acababa de empezar un idilio con la realización de las hazañas más extrañas. Eso le ha llevado a conseguir casi 400 récords Guinness. El documental The Record Breaker, de Brian Mcginn, cuenta la vida de este estrafalario personaje que parece sacado de una película de Wes Anderson. Un testimonio cercano sobre el camino que escogió Furman para encontrar la felicidad.

The Record Breaker from Brian McGinn on Vimeo.

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