Un infierno de temblor y agua se desató en Tōhoku hace ahora un año y medio. Tras la destrucción vino la nada y luego el proceso de reconstrucción necesario para que el país volviese a la normalidad. Los trabajos se siguen desarrollando con resignación, esperanza y mucho esfuerzo.
Aaron Hobson pasó por allí virtualmente hace unos meses. Estaba desarrollando su proyecto, que consiste en descubrir el mundo a través de Google Street View, y quedó atónito ante su pantalla. La crudeza de los efectos del tsunami le marcaron hasta el punto de que decidió implicarse directamente e intentar echar un cable. «Estaba tan conmovido que estoy intentando irme allí a trabajar con una ONG, a utilizar mis propias manos», dice.
Hobson está intentando recaudar fondos tanto para su viaje como para la organización It’s not just mud, que está realizando labores de reconstrucción sobre el terreno. Para ello, ha editado una serie limitada de las fotos que descubrió de Tōhoku y las ha puesto a la venta en su sitio web.
Las imágenes quieren contar la historia del caos causado por la destrucción, de la desnudez de la tierra cuando se le despoja de todo lo que la viste, del dolor causado por un desastre de esa magnitud. También refleja la esperanza, la paz que sucede a la hecatombe. «Quería mostrar la belleza de la región en contraste con la destrucción que ha sufrido», señala. Hobson apela a la estética de la cicatriz, de los crudo, de lo que está por construir. Como explica el propio artista, las imágenes proceden del servicio de Google. «Les he dado un tratamiento para aplicarles mi estilo característico, el que he desarrollado en mi proyecto».
Las fotografías, así como una recopilación del trabajo de Aaron Hobson, se pueden descubrir en su página web.