El ‘rider’ de Richard Stallman

27 de octubre de 2011
27 de octubre de 2011
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Pocos medios de comunicación se resisten a hablar sobre las exigencias de los famosos en sus camerinos. Desde la historia de Van Halen y sus M&Ms marrones (que en realidad era una forma de comprobar si los promotores habían leído bien las clausulas del contrato) hasta la exigencia de Cher de tener una habitación solo para pelucas. Este tipo de anécdotas son carne de cañón para periodistas ansiosos de inflar sus número de páginas vistas.

Nosotros vamos hacer los mismo pero con un personaje un tanto distinto a lo habitual. Últimamente está rondando por Hacker News las exigencias de Richard Stallman (uno de los padres del movimiento del software libre) sobre todo lo que hay que tener en cuenta para que dé una charla. Son largas, muy largas y no dejan nada a la imaginación. Llega incluso a explicar su opinión sobre los loros o el tipo de comida que no le gusta.

Reproducimos algunas aquí:

– «Si compras billetes de autobús o tren para mí, ¡no des mi nombre! Gran hermano no tiene derecho a saber adónde viajo (…) Si miran mi identificación antes de embarcar en un tren o autobús, es mejor mirar una alternativa a este transporte. (En EEUU nunca utilizo trenes de larga distancia por su política de identificación)».

– A Stallman no le gustan los hoteles. «Prefiero quedarme en casa  de alguien. Si hay alguien que quiera ofrecer su sofá, prefiero esta opción. No tengo tanto problema con el hotel si no pide mi nombre (…). Por favor, llamad al hotel para preguntar si ellos requieren ver mi pasaporte y si informan a la policía. Si tienen esta política, por favor unámonos en contra de Gran Hermano buscando un sitio donde me pueda quedar sin tener que dar mi pasaporte. Si la policía quiere información sobre el software libre, están invitados a venir a mi charla».

–  Si la temperatura está por encima de los 22 grados, Stallman tiene dificultades para dormir. «Si hace unos grados por encima de esa temperatura, necesito un ventilador fuerte para dormir. Si sube a más de 3 grados, necesito aire acondicionado para poder descansar».

Los animales

– En referencia a los canes: «Los perros que ladran enfadados y saltan sobre mí me dan miedo a no ser que sean pequeños y no puedan alcanzarme más allá de mis rodillas. Pero si solo ladran y saltan cuando entramos en la casa puedo sobrellevarlo si sujetas al perro en ese momento».

– Sobre los loros: «Si encuentras un anfitrión que tiene un loro amigable, estaré muy contento. (…) No compres un loro pensando que será divertido sorprenderme. Comprar un loro es una decisión importante. Si no sabes cómo tratar a un loro, puede ser una experiencia dolorosa para el animal».

Hospitalidad

– «Es agradable de tu parte ser amable conmigo, pero por favor no me ofrezcas ayuda cada dos por tres. En general, estoy acostumbrado a gestionar mi vida solo. Cuando necesito ayuda no tengo problema en pedirla».

– «Una situación en la que no necesito ayuda es en cruzar la calle. Crecí en la ciudad más grande del mundo, llena de coches (…). Por favor, dejadme en paz cuando cruzo la calle».

– «En algunos sitios que visito mis anfitriones responden a todas mis exigencias como si su vida dependiera de ello y me acaban convirtiendo en un tirano sobre su vida. No me gusta tener ese rol».

– «Si hay un problema con la programación, por favor no me lo digáis con una disculpa larga. Esto es aburrido y completamente innecesario».

Cenas y comida

– «No os sorprendáis si saco mi ordenador durante la cena y empiezo a responder emails. Tengo dificultad en escuchar bien cuando hay mucha gente en una cena. Antes que molestar al resto de la gente y aburrirme, prefiero trabajar. Por favor, no me presiones para relajarme».

– «No desayuno nunca. Por favor, no me preguntéis sobre lo que voy a hacer durante el momento del desayuno. Por favor, no lo mencionéis».

– «Si me invitas a una cena, tienes que saber lo que no me gusta: aguacate, berenjenas (con excepciones), atún cocinado, cerveza…».

– «El vino no es tan importante para mí. Me gustan algunos dependiendo del sabor. Por favor, no preguntes qué hacer con el vino. No puedo decidir de forma inteligente e importa más a otros que a mí».

Música

– «Me gusta la música que tiene un ritmo de baile pero a veces me gusta otra música también. Normalmente no me gustan los géneros populares en EEUU como el rock, country, rap, reggae y el techno».

– «Por favor, no me mandéis un archivo con más de 100k sin preguntarme antes. No quiero recibirlo en ese formato».

Esto es solo una pequeña parte de las exigencias del programador estadounidense. Pero no quedemos solo en la anécdota. Stallman lleva media vida entregada a su causa, que es promover el uso del software libre y muchas de sus exigencias están allí para no acabar en un evento que promueve ideas contra ese cometido. Sin Stallman es improbable que existiera Linux o el concepto del copyleft.

Vivir al margen del sistema no es fácil. Si alguna vez necesitas consejos para hacerlo, solo tienes que consultar el rider de Richard Stallman.

P.D: El año pasado tuve la oportunidad de experimentar la precisión de Stallman cuando decidí entrevistarlo para un artículo en Yorokobu. El intercambio de mails consistió en nada más y nada menos que 31 correos electrónicos donde destruyó y volvió a construir mis preguntas para llegar a un punto más o menos intermedio de lo que yo buscaba y el quería decir. A la vez fue como recibir un máster sobre software libre. Stallman es brusco pero directo y sincero.

Foto: Anders Brenna reproducida bajo lic CC

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