Ser muy hombre ha sido por lo general sinรณnimo de ser valiente. Por eso estas dos palabras, valor y hombrรญa, han viajado siempre de la mano. Por contra, si un varรณn mostraba cobardรญa ante cualquier enfrentamiento, se decรญa que se portaba como una mujer.
Asรญ, el valor como valor ha sido desde antiguo uno de los elementos mรกs redundantes en la separaciรณn de gรฉnero. Separaciรณn que, por otra parte, siempre fue interesada.
En las tribus primitivas se elegรญa como lรญder al mรกs fuerte porque eso favorecรญa la supervivencia del conjunto. Pero ya desde entonces se cometiรณ el error de confundir fuerza con valor, como si ambas cosas fueran lo mismo.
Mรกs tarde, cuando la fuerza de un solo hombre no resultaba suficiente para defender a colectivos amplios, los lรญderes tuvieron que contar con mรกs hombres para realizar el trabajo. Fue entonces cuando el valor cobrรณ mรกs importancia que la fuerza, porque esta no podรญa ser exigible a todo el mundo y aquel sรญ.
El valor se transformรณ entonces en moneda de cambio, pues podรญa ser reconocido, admirado y recompensado hasta tal punto que muchos hombres solรญan perder su vida por demostrarlo.
Con el advenimiento de las naciones y de las guerras que precisaban de grandes masas de soldados, el valor dejรณ de ser un hecho individual para convertirse en algo exigible a todos los contendientes.
Hay un libro titulado No esperamos volver vivos: Testimonios de kamikazes y soldados japoneses en el que aparecen las cartas que estos jรณvenes enviaron a sus familias antes de lanzarse contra los navรญos enemigos. En ellas, muchos reconocรญan tener miedo a esa muerte segura a la que se enfrentaban. Y mรกs aรบn, siendo conscientes de que a esas alturas la guerra ya estaba perdida. Pero tuvieron el valor suficiente para presentarse voluntarios porque ese era su deber.
Resulta sobrecogedora la cantidad de hombres a los que han matado esas dos palabras.
Lo curioso es que, en la actualidad, la incorporaciรณn de la mujer a colectivos que antes les estaban casi vetados, como el ejรฉrcito, las fuerzas de seguridad del Estado, etc. no haya trastocado en absoluto el contenido de esas palabras. Es un tema por el que muchas feministas suelen pasar de puntillas para no meterse en charcos.
Y es una lรกstima, porque el valor exclusivamente masculinizado es un concepto mucho mรกs estrecho que el valor en su sentido mรกs amplio.
Un soldado que ha matado desde su bรบnker a muchos enemigos no ha demostrado valor, ha demostrado buena punterรญa. En cambio, sobrevivir a una violaciรณn es notablemente mรกs valeroso porque en ese caso no cuentas ni con el sentido del deber de los kamikazes ni con la fuerza bruta de los lรญderes tribales.
Resulta muy difรญcil redefinir conceptos que han jugado papeles tan determinantes a travรฉs de la Historia. Pero ahora que muchas mujeres pilotan aviones de combate, dirigen ejรฉrcitos o llevan una placa y una pistola en su cintura no deberรญamos perder la oportunidad de desligar la palabra valor de su condiciรณn exclusivamente masculina. Tal vez asรญ descubramos que el valor es algo mucho mรกs profundo, sutil y meritorio de lo que pensรกbamos.
