Si Indiana Jones desarrollase sus aventuras en 2011, probablemente se habría ahorrado ir a donde Machín perdió las maracas a buscar el arca perdida, el templo maldito o a los cruzados que custodiaban el santo grial. Habría cogido su portátil, se habría sentado tranquilamente en su jardín y habría organizado grupos de trabajo a través de Internet para indagar, investigar y localizar los tesoros arqueológicos.
Algo similar han hecho en la Deustche Kinemathek’s (la Cinemateca Alemana) para buscar, catalogar y, si es posible, dar con el paradero de cientos de cintas perdidas a lo largo de la historia del cine. Lost Films es un proyecto abierto a todos los usuarios que, como explica Oliver Henley, uno de sus impulsores, “aprovecha las ventajas de la web 2.0 para aumentar el catálogo de películas desaparecidas”.
Cualquiera puede acceder a Lost Films, que adopta el formato de wiki, y añadir las películas cuyo paradero considera confuso o desconocido además de aquellas que no están identificadas. El crowdsourcing salta aquí al escenario para poder poner nombre a las imágenes huérfanas de denominación. “El archivo del que disponemos ahora en el sitio web cuenta con más de 3.500 referencias que se consideran perdidas”, explica Henley. Sin emabrgo, ¿quién dice que con un poco de trabajo colaborativo distribuido y otro poco de inteligencia colectiva no van a aparecer algunos tesoros que se pensaban perdidos para siempre?
Para participar de este experimento de arqueología cinematográfica, lo único que hay que hacer es entrar a Lost-Films.eu y comenzar a bucear.
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Este texto fue publicado en la edición de papel de Yorokobu correspondiente a julio de 2011.
En busca de la cinta perdida
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