Dicen que la tramontana es capaz de enloquecer una mente cabal. Ese viento frío y turbulento azota las costas catalanas y baleares a su antojo. Y lo hace con tanta fiereza que no solo se lleva la cordura. Puede incluso transformar las leyes de la lógica y convertir la realidad en puro surrealismo.
Nadie ha demostrado una relación directa entre la tramontana y este movimiento artístico. Tampoco la han desmentido. En la costa donde vivió y trabajó Dalí, en los pueblos de Cadaqués y Port Lligat, sopla este viento. Podría haber sido el soldador que ablandó los relojes de La persistencia de la memoria o podría haber modelado las rocas que aparecen en El gran masturbador.
El director César Pesquera y el director de arte Christian López rodaron un corto para sugerir la influencia de este viento en el surrealismo. La pieza lanza la hipótesis pero no ahonda en pruebas científicas. Tramuntana recoge declaraciones de artistas y personas que viven en la zona, y entrelaza imágenes surrealistas con la naturaleza azotada por el vendaval.
“La tramontana bufa de manera diferente. Va a trompicones y mucha gente piensa que te puede volver loco”, explica Christian López. “Pero, cuando desaparece, el cielo queda absolutamente limpio. Se ve perfectamente. Ese era el cielo que Dalí tenía delante de su casa”.
López y Pesquera, junto al resto de su equipo y la productora Story:WeProduce, hicieron este vídeo para la revista neoyorquina Bullett. El tema era el surrealismo y ellos decidieron introducirse por un discurso silencioso del que no habían oído nada antes. “Queríamos enfocar este movimiento artístico de otra manera”, indica el director de arte.
Tramuntana está rodado en Cadaqués y el Cabo de Creus. Un lugar donde ahora, y si no, muy pronto, el viento volará cabezas.