El abogado que se tiró de la planta 24 y Downton Abbey

19 de diciembre de 2014
19 de diciembre de 2014
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No es lo mismo la ignorancia que la estupidez. Por esto, el ignorante no debe ser tratado igual que el estúpido: el primero merece respeto; el segundo, quizá no tanto. Hay un bonito ejemplo —y ejemplo de ironía fina— en el primer episodio de la quinta temporada de Downton Abbey.
LA ESTUPIDEZ Y EL ABOGADO AUTODESFENESTRADO
Garry Hoy, socio de una prestigiosa firma de abogados de Toronto, era estúpido y estúpida fue su muerte. Convencido de que el vidrio de las ventanas del Toronto-Dominion Centre era irrompible, se lanzó contra un ventanal para hacer la gracia. La primera vez rebotó; la segunda, rompió el cristal y cayó desde la planta 24. (Una muerte estúpida que trajo consecuencias: el bufete perdió reputación —¿cómo fiarse de una firma que contrata a un estúpido como Hoy?— y quebró). Sin duda la muerte de Garry Hoy es risible (se podría decir que hizo un Peter Griffin) y por esto forma parte de la cultura popular norteamericana: hay referencias en videojuegos, series de televisión e incluso Ben Stiller hizo una parodia en la película —paradójicamente— dramática Doble vida/Permanent Midnight.
LA IGNORANCIA
La ignorancia es la falta de conocimientos (ni más ni menos) e ignorante es un insulto. Realmente todos somos ignorantes: no podemos saberlo todo. En cualquier caso, reírse de una persona con menos instrucción es una canallada (práctica zafia del reporterismo de programas de entretenimiento).
También hay una ignorancia inevitable y otra evitable. Hay personas que han dedicado la mayor parte de su vida a sacar a la familia adelante y ha carecido de tiempo y medios para adquirir una formación. Estas personas no deberían ser objeto de burlas. Sin embargo, si debería ser motivo de burla quien pudiendo acceder al conocimiento —por medios y tiempo—, permanece en la ignorancia e incluso presume de ello (como estos hipermusculados chicos y neumáticas chicas que pululan por las televisiones patrias).
DOWNTON ABBEY
En el primer capítulo de la quinta temporada de Downton Abbey, la maestra de pueblo Sarah Bunting se burla de una estúpida de clase alta y simpatiza con Daisy, la ayudante de cocina, muchacha con más intenciones que luces.
Primero, la estúpida de alta alcurnia, se dirige a la maestra.
La maestra y las tontas de alta sociedad 1
La maestra y las tontas de alta sociedad 2
Después, la maestra quiere felicitar al servicio de Downton Abbey por la fiesta y baja a la cocina:
La maestra y la cocinera
La maestra Sarah Bunting pone en su lugar a la estúpida de alta sociedad (criatura inútil que sin duda ha gozado de facilidades para cultivarse). Sin embargo, la maestra sabe lo duro que es trabajar como sirvienta, y trata con respeto a la cocinera quitándose importancia. Aquí hay dos lecciones para los escritores (guionistas, novelistas…): por un lado, establece las posiciones ideológicas del personaje: el mismo elogio, dos respuestas. Por otro lado, una pequeña lección sobre el humor: el blanco de los dardos debe ser una institución o un personaje que está «encima de los espectadores»: el político, el rico, el pedante, el que se da aires de grandeza… Es otro ejemplo del mimo con el que se trabajan los guiones de Downton Abbey.

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