Las tijeras le salvaron la vida. Millones de revistas de los años 50 y 60 acabaron en el cubo de la basura. Estas tuvieron más suerte. Fueron dando vueltas hasta que acabaron tiradas en mercadillos antiguos y amontonadas en tiendas de segunda mano. Eugenia Loli, poco a poco, las fue comprando y almacenando en su estudio. Después las miraba, hoja por hoja, detenidamente, y después las manipulaba, como un cirujano, de forma meticulosa, con precisión.
Esta ilustradora griega, que después vivió en Alemania e Inglaterra hasta que llegó a California y estableció su hogar actual, empezó a hacer estos collage en la primavera de 2012. Antes, le interesaba la política, cuenta por correo electrónico, pero pronto se aburrió y ahora le importan más los temas espirituales. Son los asuntos que le dan las ideas para sus collages. Eso y su «habitual sarcasmo sobre los comportamientos humanos».