El exlíder del Ku Klux Klan, sorprendido teniendo sexo con un negro

30 de septiembre de 2014
30 de septiembre de 2014
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Si cito a «Frazier Glenn Miller», seguramente a nadie le suene. Pero si digo que es el exlíder del Ku Klux Klan y ha estado involucrado en la matanza de varias personas por ser judías, gays o negras tampoco os sonará.
Lo que quizás si os suene es que hace unos meses le cazó la policía manteniendo relaciones sexuales con un travesti negro en un coche –remarco «negro» en negrita por si aún no se ha entendido-. Sí, el Ku Klux Klan y la raza negra pegan tanto como Falete versionando a Metallica, pero qué narices, hablemos de los prejuicios y la ignorancia de esta organización centrándonos en este exlíder de ‘la tribu’.
Para ello, me atrevo a imaginar una escena sobre este ‘personaje’ de 73 años con el rostro acabado y los ojos hundidos, de la vida que hubiera llevado si no hubiera conocido el odio y, mucho menos, formado parte de ‘la tribu’ creada tras la Guerra de Secesión hace casi 150 años.
Frazier Glenn Miller, más conocido como ‘Frazier’ entre sus miles de seguidores, despertó el interés de la gente el día que acudió al casting de bailarinas y cabareteras para el nuevo local Kansas Moulin Rouge. Corrían los felices años 20 del siglo XX en América, una época de explosión cultural con grandes artistas repartidos por todo el país. Superada la I Guerra Mundial, aunque no fueron pocas las secuelas, la gente tenía ganas de mover el esqueleto.
‘Frazier’ nunca quiso estudiar, lo suyo era el espectáculo, desde los trece años siempre se había vestido de mujer aunque en realidad Dios le trajo al mundo con dos huevecillos en la entrepierna. Eso daba igual, para triunfar valía con ser el o la mejor desplegando las plumas y moviéndose como una reina en un escenario.
Y triunfó a pesar de que era la única mujer-hombre entre sus compañeras. La quisieron igual porque allí lo que contaba era ser un artista. Algunos hombres del público se reían de él porque no tenía tetas, pero a él o ella le daba igual. Eran prejuicios contra los que no podía luchar. Otros hombres le mandaban flores al camerino con notas de amor, incluso con su teléfono pidiéndole una cita. ‘Ella’ –dejémoslo en mujer porque así se sentía– siempre renegó del amor atado, prefería ir de puerto en puerto con su baúl cargado de alhajas y vestidos llenos de color. Era una mujer libre que luchaba por los derechos de los más débiles.
Se hizo famosa en todo el país, incluso llegó a bailar el charlestón con Groucho Marx en una gala benéfica. Pero lo que más amaba era cómo se movían los negros, ese compás singular y un ritmo de caderas difícilmente superables.
Pero la vida siguió y ‘Frazier’ se hizo mayor, sus esbeltas rodillas en el pasado ahora le fallaban. Salía a la calle vestida de mujer, con blancos, negros, con otros travestis como ella… todos la querían salvo el Ku Klux Klan, que la tenía fichada desde hacía unos años. Había recibido amenazas de muerte en su camerino y le habían intentado hacer la vida imposible, aunque ella nunca se dejó. Hasta que un día, un grupo de diez miembros de ‘la tribu’ atentaron contra ella en su casa y no pudo escapar de las llamas. Fue el punto final a una vida llena de éxito y lucha por la libertades de las personas, independientemente de su condición sexual y color.
Mientras escribo estas líneas escucho de fondo Sketches of Spain de Miles Davis, un artistazo negro de pura cepa y persona como cualquiera de nosotros. Sin prejuicios, el verdadero ‘Frazier’ hubiera disfrutado de la vida como la otra ‘Frazier’ que nunca existió.
Estos artículos, escritos por PARECE DEL MUNDO TODAY, son interpretaciones ficticias y humorísticas de noticias reales que aparecen en medios de comunicación.

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