«En un concierto en vivo es donde una banda transmite más, donde su expresión alcanza un mayor nivel de pureza» (Jaime Castañosa, CEO de Fan on fire)
Hola, tengo una tarifa plana de conciertos». Para la mentalidad tradicional imperante en el sector de la música, cuesta asimilar una propuesta así, «romper el himen» de un sector que, al contrario que el de la música grabada, no ha tenido una amenaza como el del pirateo que lo obligara a renovarse.
Jaime Castañosa y Miguel Zafra están convencidos de que materializar un buffet libre de conciertos solucionaría algunas de las «barreras» que obstaculizan la popularización de la música en vivo. Por ejemplo, el precio o el coste de oportunidad. «La gente va a dos conciertos al mes como mucho», explica Castañosa. «Si ha ido a uno el viernes, quizá ya no vuelva el sábado». La fórmula del pago único ha tenido éxito en otros sectores como la música en streaming, la gastronomía, el cine digital o las entradas a museos.
Por prudencia o por modestia, el fundador de Fan on fire asegura que no tienen la intención de cambiar hábitos con su nuevo FanOnFire Pass. «No nos gusta pensar que vamos a reeducar al usuario». No se ven como evangelizadores a pesar de que su idea podría ser la clave para que en España se consumiera música en directo como en otros países, donde la gente acude a una sala de confianza porque sabe que ahí siempre descubrirá algún grupo interesante. «Si no le das facilidades económicas para poner en marcha esa rueda, la gente pierde el hábito», opina el CEO de Fan on fire.
[pullquote class=»left»]«Si no le das facilidades económicas para poner en marcha esa rueda, la gente pierde el hábito»[/pullquote]
Pero hay formatos que sí funcionan muy bien en España. Por ejemplo, el de los festivales de verano. «En un festival, tienes una serie de grupos en un recinto durante tres días. Nosotros pensamos en exportar eso y convertir la ciudad en un festival ensanchando dos variables: el tiempo y el espacio». Los tres días se convierten en treinta. Los recintos cerrados, en ciudades completas. La idea es aprovechar el hábito festivalero de los jóvenes españoles y «reconducirlo al día a día». ¿Por qué pasarse todo un año echando de menos un fin de semana?
Al igual que en un festival puedes descubrir una joya inesperada en un escenario secundario, las personas que tengan el FanOnFire Pass asistirán a conciertos a los que de otra forma no habrían llegado. Fan on fire negocia con los promotores y las salas esas entradas que se habrían quedado sin vender. «Intentamos ser una especie de Super Glue de todos los agentes», explica Jaime Castañosa. Los usuarios descubren nuevas formas de ocio, las bandas ganan visibilidad, los promotores dan a conocer a sus artistas, las salas venden más copas…
No tienen la ambición de ser un sistema que funcione para todo el mundo dentro de una ciudad, sino «un club de gente muy específica, con un perfil muy activo a la hora de moverse por conciertos». Les gustaría que esos clubes estuvieran repartidos por diferentes ciudades del mundo. En 2016, después de Madrid y Barcelona, empezarán a «poner banderas» en otras ciudades de Europa.
¿CÓMO FUNCIONA?
El FanOnFire Pass funciona de la siguiente manera: los usuarios descubren con tres días de antelación los conciertos a los que pueden acudir, y es entonces cuando se apuntan a las listas (solo un concierto al día por usuario). La incertidumbre, la velocidad y la atención forman parte del juego. «En realidad pagas por la membresía al club y nosotros, a cambio, te conseguimos invitaciones».
[pullquote class=»right»]«Lo normal es que ese cupo de gente que no iba a pagar la entrada pero está dispuesta a ir se traspase de unos géneros a otros».[/pullquote]
Hay algunos conciertos en salas grandes, pero «la gente es bastante consciente de que por 29,90€ no va a ir a ver a AC/DC o a The Rolling Stones». El FanPass es para otro tipo de eventos, ya sea de bandas internacionales o de grupos emergentes. Con la cantidad de grupos que hay, «no es difícil ir a dos o tres y amortizarlo». No quieren encasillarse en un par de géneros, sino que buscan la variedad: «Lo normal es que ese cupo de gente que no iba a pagar la entrada pero está dispuesta a ir se traspase de unos géneros a otros». También quieren incluir en la oferta actos más especiales, como los conciertos que hacen las bandas para probar cómo suena un disco. «Queremos acercar a la gente esas experiencias que hasta ahora eran muy exclusivas».
Una parte esencial de FanOnFire Pass es la propia plataforma Fan on fire, una agenda inteligente cuyo algoritmo, creado por Miguel Zafra, aprende de los usuarios y hace que el contenido «pivote en torno a cada persona». Su intención es crear «un canal de comunicación más directo, que ha desaparecido con el espejismo de las redes sociales», comprender realmente a las personas para ofrecerles lo que les interesa.
Fan on fire alimenta el Pass de dos maneras: detectando a las personas más propensas a acudir a un concierto y facilitando que estas encuentren acompañantes, ya que «un concierto es un evento social. Somos muy pocos los que vamos solos a conciertos». La modalidad «FanPass +1», con un coste de 49,90€, permite al titular asistir a los conciertos con un acompañante diferente cada vez.
Quizá, con el tiempo, la plataforma cumpla el deseo de sus creadores de convertirse en una red social alternativa, «sin llegar a ser un Tinder de los conciertos, aunque lo hemos barajado», bromea Castañeda. Además de los dos fundadores, en Fan on fire trabajan otras seis personas, «todas muy jóvenes y con mucho talento».
Madrid FanOnFire Pass se ofrece por primera vez este mes de junio como una muestra de que aún se puede hacer mucho —aparte de lamentarse— por la música en vivo. «La situación ha estado agravada por las condiciones del sector, pero creemos que se puede mejorar».