Kent comenzó a arder el 1 de mayo de 1970. El presidente Richard Nixon había anunciado un día antes la incursión de las tropas estadounidenses en Camboya.
Los estudiantes, que ya habían comenzado a llenar su currículo activista de protestas con la Guerra de Vietnam —los polvos de los que vinieron los lodos camboyanos—, organizaron numerosas muestras de rechazo a la intervención.
Ese viernes, 1 de mayo, los alumnos de la Universidad Estatal de Kent, en Ohio, se concentraron en el campus de la universidad para comenzar sus manifestaciones pacíficas. Las siguientes se programarían para el lunes 4 de mayo. El problema era que quedaba por delante todo un fin de semana para la incubación de la tensión, la violencia y las malas decisiones.
Viernes noche. Un grupo de personas comienza a lanzar botellas a los coches desde un bar del centro de Kent. Se rompen escaparates, incluyendo el de un banco de la ciudad. Los bares cierran por miedo a que los incidentes se extiendan y la policía aparece para controlar al grupo que, a esa hora, ya contaba con más de un centenar de miembros. Se lanzan botellas a la policía y el alcalde de Kent decide declarar, ya en sábado, el estado de emergencia en la ciudad y llamar al gobernador del estado, James A. Rhodes, en busca de apoyo.
Rhodes envió una dotación de miembros de la Guardia Nacional, que llegaron por la tarde a Kent y usaron un edificio de la ROTC (Reserve Officer Training Cops) como almacén de equipamiento. El edificio ardió. Los manifestantes celebraron el incendio y recibieron a bomberos y personal de emergencia a pedradas. Más fuego para la hoguera de Kent. Pasadas las diez de la noche, la Guardia Nacional entró por primera vez en el campus de la universidad con gas lacrimógeno para desalojar el espacio. Hubo algunos heridos y la ciudad se acostó tensa, con la sensación de que quedaba mucha historia por vivir.
El domingo, el gobernador Rhodes dedicó la mañana a declarar a los manifestantes como «antiamericanos» y como un «grupo de revolucionarios que buscan la destrucción del alto nivel educativo de Ohio. Son la peor clase de gente que pueda haber en América». A la vez que declaraba la ley marcial y se prohibían todo tipo de manifestaciones. Esa misma noche hubo algún incidente y con ese panorama se llegó al lunes 4 de mayo.
Las protestas, convocadas desde el viernes anterior, se trataron de cancelar mediante el reparto de octavillas. Sin embargo, unas 2.000 personas se dieron cita en el campus. Antes del mediodía sonó la campana de acero de Kent State que se utilizaba para celebrar los triunfos de los equipos deportivos de la universidad. Se señalaba así el inicio de la manifestación y comenzaron los discursos.
Las fuerzas de seguridad temían que la situación llegara a un punto en el que no fuera posible mantener el control y decidieron disolver la concentración. Un vehículo de la Guardia Nacional se acercó a los manifestantes. Éstos, recibieron al mensajero arrojando objetos e hiriendo a un agente y aparecieron, una vez más los gases lacrimógenos.
Los estudiantes, devolvían los botes de gases y seguían gritando impasibles. Fue entonces cuando 77 miembros de la Guardia Nacional avanzaron con sus armas en dirección a la muchedumbre que, en parte, siguió plantando cara a las autoridades.
Pasaban 24 minutos del mediodía cuando el sargento Myron Pryor abrió fuego con su pistola. Tras esa primera bala, se dispararon 67 más en 13 segundos. Murieron cuatro estudiantes. Dos de ellos ni siquiera participaban en las protestas. Se dirigían de una clase a otra a más de 100 metros de la Guardia Nacional y se detuvieron a ver qué ocurría. Nueve personas más resultaron heridas en el campus de la Estatal de Kent.
«Éramos una unidad»
Pocos días después, el 14 de mayo de 1970, Neil Young se encontraba en Butano Canyon (California), en casa de uno de sus colaboradores. Sobre el suelo estaba la revista Life que contenía la foto de uno de los estudiantes abatidos por los disparos. «Aquellos estudiantes formaban parte de nuestro público. Tocábamos para ellos. Era nuestro movimiento, nuestra cultura, la generación Woodstock. Éramos una unidad. El vínculo entre los músicos y las personas de esa cultura era muy personal; estábamos muy unidos a los estudiantes, los hippies y los pacifistas. Aquella fotografía nos hirió en lo más profundo», explica Young en El Sueño de un Hippie, su autobiografía. «Al ver esa fotografía reflexionamos por primera vez sobre lo sucedido. En aquella época, antes de Internet y de las redes sociales, las cosas eran muy distintas. Nos invadió una sensación de tristeza e incredulidad».
En ese mismo momento, Young cogió la guitarra y compuso Ohio. Al día siguiente grabó la canción justo a Crosby, Stills y Nash. David Crosby terminó la grabación llorando, según el propio Neil Young. En una semana estaba sonando en las radios. «Todas las emisoras ponían Ohi». Los programadores no censuraron nada. Ni siquiera existían servicios de programación; los pinchadiscos ponían lo que querían en las emisoras de FM». No ocurría así en las emisoras de AM de la nación. «En la FM estábamos a salvo. No había represalias por parte del Gobierno. La libertad de expresión se tomaba muy en serio en Estados Unidos entonces», explica el canadiense.
La canción se editó como single de CSN&Y junto a una cara B de Stephen Stills, Find the Cost of Freedom. Alcanzó el número 14 en el Billboard Hot 100 de Estados Unidos. Una versión en directo de la canción se incluyó el álbum Four Way Street (1971) de la banda de folk rock.
Neil Young incluyó después la versión de estudio del tema en su recopilatorio Decade. En las notas del libreto del disco, el músico reflexiona acerca de la composición de la canción protesta. «Todavía me cuesta creer que tuviera que componer esta canción. Es irónico que capitalizase la muerte de estos estudiantes. Probablemente esa sea la lección más grande que he aprendido en un lugar destinado a la enseñanza en América».
Young señalaba directamente a Richard Nixon en la letras de la canción, un gesto que, el propio Stephen Stills señaló como tremendamente valiente. La banda se convirtió en un estandarte del activismo estadounidense y el propio Young se posicionó como un artista comprometido con el pacifismo.
De hecho, las únicas reuniones de los cuatro miembros del grupo se han realizado cuando había un trasfondo político y una causa por la que protestar. El músico lamenta, sin embargo, que las cosas han cambiado. «Durante la guerra de Irak, CSNY salió de gira para cantar los temas de mi último disco, Living with War, y un puñado de canciones antiguas con un enfoque político. Era como en los viejos tiempos. Ahora, en lugar de unir al público con la música, lo dividimos en dos».
Neil Young asegura que, para él, esa es la esencia de Crosby, Stills, Nash and Young. «Conectamos de veras con nuestra generación. Fue real». Se dieron cuenta, por desgracia, gracias a cuatro muertos en Ohio.
Tin soldiers and Nixon coming,
We’re finally on our own.
This summer I hear the drumming,
Four dead in Ohio.
Gotta get down to it
Soldiers are cutting us down
Should have been done long ago.
What if you knew her
And found her dead on the ground
How can you run when you know?
Gotta get down to it
Soldiers are cutting us down
Should have been done long ago.
What if you knew her
And found her dead on the ground
How can you run when you know?
Tin soldiers and Nixon coming,
We’re finally on our own.
This summer I hear the drumming,
Four dead in Ohio.