El tiempo es esa magnitud elástica que se dilata y se contrae según la percepción de quien lo observa. En Ibiza, mucha gente lo ve con la parsimonia que da el cálido Mediterráneo. Otros lo queman entre discos y afters a la velocidad de la luz. Más de una decena de grafiteros tuvieron una tarde para vestir la pared de una nave en la isla balear. En ese caso, el tiempo es también voluble y maleable.
En los procesos creativos, el tiempo también es relativo. Desperados convocó a quince artistas urbanos a una Block Party celebrada en el hotel Ushuaia de Ibiza y les dió una tarde para que mostrasen qué son capaces de hacer en ese tiempo. No era una lucha contra, sino a favor del reloj. El tiempo disponible condiciona el proyecto a realizar, pero es deseable que se convierta en aliado y no en enemigo.
En ese sentido, ningún grafitero parecía sentir el peso del límite del tiempo. Rosh Love contaba que «la limitación de tiempo no me supone una imposición a la hora de crear. De hecho, cuando llegué no tenía muy claro qué iba a hacer».
Así ocurrió con el resto de artistas que participaron en la convocatoria. Fasim, Dems, Sozy One, Fons, Jerom, Sawe, Kiler, Hosh, Okuda, Spok, Pro176, Pant o Hize deambulaban entre el muro y la pista de break improvisada para la ocasión, intentando gestionar una tarde que discurría bajo el abrasador sol del mes de julio.
Al final, un muro gris que vuelve a la vida, cien botes de spray vacíos y los vinilos de Mucho Muchacho, Ak47 y Kace atronando por los altavoces.