Los grafitis en Londres mantuvieron vivo a Gordon Gibbens

Gordon Gibbens murió. Te lo cuento para que no corras al final de este artículo para ver cómo acabó todo. Lo importante de esta historia está en otro lugar, en los tiempos en los que Gordon Gibbens estaba vivo. En los tiempos en los que cartografiar grafitis en Londres mantuvo vivo a Gordon Gibbens.

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La historia se pone aún más triste porque la mujer de Gordon Gibbens murió en 1995. En ese momento, Gordon decidió dejar su empleo y dedicar su tiempo a lo que más le gustaba: patear las calles de Londres con la cámara colgada.

Así, Gordon comenzó a mirar la ciudad de otra manera y descubrió algo que no le había llamado la atención hasta aquel momento: el arte urbano que estaba plasmado en los muros.

Gibbens comenzó a descubrir los grafitis de Londres y a coleccionar las fotos que hacía de los mismos. El hombre salía, caminaba, observaba y, cuando descubría algún artista con las manos en las pinturas, echaba la mañana hablando con él.

Con el tiempo, Gordon Gibbens reunió unas 30.000 fotos, se hizo habitual de la escena grafitera, aunque fuera como testigo, y su trabajo formó parte de algunos reportajes y libros relacionados con el arte urbano de la capital británica.

gibbens
Gordon Gibbens en Ladbroke Grove

Disfrutaba descubriendo nuevos grafitis, despejando la escena para sacar una foto sin obstáculos, saltando vallas para obtener una toma mejor o subiendo escaleras de incendio para mirar un poco más allá.

Cuenta Jane, su hija, que en 2012 le diagnosticaron un cáncer que le sirvió como motivación extra para salir a la búsqueda del muro pintado. «Después de las citas con el médicas, salíamos de caza de grafitis. Le ayudaba a sentirse mejor. Le hacía sentir que no había desperdiciado el día».

Gordon murió a causa de aquel cáncer y su hija ha editado un librito con las fotos de Gordon a las que ha añadido sus propios textos. Los beneficios por la venta de Cómo el grafiti salvó la vida de mi padre (al menos por un tiempo) van destinados al St Christopher’s Hospice, el lugar desde el que Gordon Gibbens salía sus últimos días con la cámara en ristre.

¡Ssssh!

Existen síntomas perfectamente perceptibles del fracaso al que nos encaminamos como sociedad. El principal es lo poco que se valora el hecho de mantener cerrada la boca cuando se precisa. Se ha asesinado el silencio en medio del jolgorio y el aplauso de la masa.

El único momento en el que se ha de abrir la boca, a la hora de la comida, es además en el que más se echa de menos al silencio. Por eso, la asociación CLAVE, atención a la deficiencia auditiva, ha impulsado una iniciativa para el acondicionamiento de espacios de restauración. El objetivo es que puedas comer con el menor ruido posible.

Como dicen en su web, «se ofrecen consejos prácticos para acondicionar los espacios y así aumentar el bienestar de todas las personas. Además, en nuestra guía, figuran locales acústicamente amables de toda la geografía española para aquellos clientes que busquen disfrutar de la gastronomía huyendo del ruido».

Stephanie Thieu, Stockwell Hall of Fame. Foto de Gordon Gibbens.

Tu hobby tampoco es tan raro

Hay personas, como Rick Prelinger, que se dedican a localizar y archivar todo vídeo que encuentran por ahí. Sus Prelinger Archives, en Archive.org, son la colección (probablemente) más grande del mundo de vídeos ‘efímeros’, de esos vídeos destinados a no pasar a la historia.

Prelinger construye historia videográfica a partir de clips industriales, educacionales, amateurs o de publicidad jurásica, con vídeos como el que puedes ver encima de este texto.

Rick Prelinger será uno de los invitados del festival Punto de Vista 2019, que se celebrará en Pamplona del 11 al 16 de marzo. Proyecciones de películas, encuentros con los cineastas, talleres para niños y adolescentes, performances, conciertos, ciclos de películas documentales infantiles y una Sección Oficial a competición.

Aquí tienes toda la información del festival.

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