El growth mindset o mentalidad de crecimiento representa mucho más que una simple actitud positiva; constituye una aproximación científicamente respaldada que transforma nuestra relación con los fracasos y las dificultades. A diferencia de la mentalidad fija, que interpreta los obstáculos como límites definitivos, este enfoque reconoce cada desafío como una oportunidad de desarrollo. Las investigaciones demuestran que quienes cultivan esta perspectiva no solo alcanzan mayor rendimiento académico, sino que también experimentan niveles superiores de bienestar y resiliencia frente a la adversidad, beneficiando tanto a profesionales en entornos competitivos como a cualquier persona que busque maximizar su potencial.
Los fundamentos científicos del growth mindset
El concepto de growth mindset fue desarrollado por la psicóloga Carol Dweck tras décadas de investigación en la Universidad de Stanford (California). Sus hallazgos, ampliamente citados en los estudios contemporáneos de investigadores como David S. Yeager, revelaron algo sorprendente: nuestras creencias sobre la naturaleza de nuestras capacidades impactan profundamente en nuestro comportamiento y resultados.
La esencia de esta perspectiva radica en una premisa aparentemente simple pero revolucionaria: nuestras habilidades no están predeterminadas, sino que pueden desarrollarse mediante esfuerzo, estrategias efectivas y retroalimentación. Esta visión contrasta radicalmente con la mentalidad fija o fixed mindset, donde se asume que nuestras capacidades son innatas e inalterables, como señalan Susana Claro y S. Loeb en sus investigaciones.
Como indica un estudio de 2022 de J. Burnette y otros colaboradores en su revisión sistemática y metanálisis sobre intervenciones de mentalidad de crecimiento, esta perspectiva «permite a las personas prosperar durante los periodos más desafiantes de sus vidas» al fomentar la perseverancia frente a las dificultades.
Cómo identificar tu mentalidad actual
La mentalidad de crecimiento no es algo que simplemente se tiene o no se tiene; opera en un espectro y puede variar según diferentes áreas de nuestra vida. Podemos tener un growth mindset respecto a nuestras habilidades deportivas, pero un fixed mindset en cuanto a nuestras capacidades matemáticas o artísticas, como explican Nancy Alvarado, Claudia Quintanilla y Ernesto del Castillo en su desarrollo de la Escala Multidimensional de Mentalidad.
Para identificar tu mentalidad predominante, Chelsey Edwards sugiere observar tus reacciones ante los retos. Cuando enfrentas una tarea difícil, ¿la evitas por miedo al fracaso o la abordas como una oportunidad para mejorar? Ante las críticas constructivas, ¿te sientes amenazado o las recibes como información valiosa para tu desarrollo?
Un ejemplo revelador en contextos laborales ha sido estudiado por Pramod Iyer, A. Nikolov y Thomas Tang en 2024: imagina que presentas un proyecto que es rechazado por tu supervisor. Con una mentalidad fija podrías pensar «No sirvo para esto» o «Mi jefe no valora mi trabajo». Con un growth mindset, tu respuesta sería más constructiva: «¿Qué puedo aprender de esta experiencia?» o «¿Qué estrategias diferentes podría implementar en mi próxima propuesta?».
El growth mindset en ambientes educativos y laborales
En las aulas, los estudiantes con mentalidad de crecimiento tienden a perseverar frente a las dificultades académicas visualizando los errores como parte natural del proceso de aprendizaje en lugar de señales de incapacidad. Así lo demuestra un estudio de 2024 coordinado por Wei Zhao en su investigación sobre el bienestar subjetivo en estudiantes.
El ya citado estudio a gran escala realizado por Claro y Loeb en los distritos escolares CORE de California demostró que los estudiantes con mentalidad de crecimiento aprenden significativamente más en materias como matemáticas y artes del lenguaje inglés, mientras que aquellos con mentalidad fija experimentaron menor rendimiento académico.
En entornos laborales, esta mentalidad fomenta la innovación y adaptabilidad. Jonathan Westover señala que las organizaciones que promueven una cultura de growth mindset experimentan transformaciones notables en su desempeño organizacional y satisfacción de los empleados. Según un estudio de Peter Heslin, Jeni Burnette y Nam Gyu Ryu de 2021, esta cultura permite a las empresas adaptarse mejor a entornos cambiantes y fomenta el aprendizaje continuo.
Otro estudio coordinado por Tao Yu demuestra cómo los empleados con mentalidad de crecimiento tienen mayor probabilidad de participar en job crafting (moldear activamente su trabajo), lo que mejora significativamente su rendimiento y satisfacción laboral.
Neuroplasticidad: la base biológica del growth mindset
El respaldo científico del growth mindset no proviene solo de la psicología, sino también de la neurociencia. Michael Wolcott, junto con otros investigadores, destacó en 2o20 en su revisión para caracterizar y mapear la teoría de la mentalidad de crecimiento en la educación de profesiones de la salud que el concepto de neuroplasticidad —la capacidad del cerebro para reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida— proporciona la base biológica que sustenta esta mentalidad.
El equipo coordinado por Milad Memari explicó en 2023 que, cada vez que aprendemos algo nuevo o practicamos una habilidad, nuestro cerebro físicamente cambia y se fortalece. Esta adaptabilidad neuronal es el fundamento biológico que respalda la premisa central del growth mindset: que nuestras capacidades pueden desarrollarse con práctica y esfuerzo.
Rania Lateef y Debra Peterman señalaron en 2021 que esta comprensión de la neuroplasticidad tiene profundas implicaciones para cómo abordamos el aprendizaje y el desarrollo de habilidades, especialmente en áreas donde los estereotipos de habilidad innata son predominantes.
Técnicas probadas para desarrollar un growth mindset
Cultivar una mentalidad de crecimiento requiere práctica consistente y autoconciencia. Burnette y su equipo, en su metanálisis sobre intervenciones de mentalidad de crecimiento llevado a cabo en 2022, identificaron estrategias efectivas para facilitar esta transformación mental.
Reinterpretar el fracaso constituye el primer paso fundamental. Simon Chapman explicó en 2021 que, en lugar de interpretarlo como evidencia de incapacidad, debemos considerarlo información valiosa sobre qué estrategias no funcionaron y cómo ajustar nuestro enfoque. Esta reinterpretación cambia nuestra relación con los errores, convirtiéndolos en oportunidades de aprendizaje en vez de amenazas a la autoestima.
Igualmente importante resulta modificar el diálogo interno, según Sharon Mason. La frase «Aún no puedo hacerlo» introduce una perspectiva temporal que reconoce la posibilidad de dominio futuro, a diferencia del limitante «No puedo hacerlo». Este pequeño cambio lingüístico tiene efectos psicológicos profundos en la persistencia ante tareas desafiantes.
Elizabeth Canning, Makita White y William Davis demostraron que celebrar el proceso, no solo el resultado, representa otra técnica crucial. Cuando reconocemos y valoramos el esfuerzo, las estrategias utilizadas y los avances incrementales, construimos una relación más saludable con nuestras metas, lo que aumenta la motivación intrínseca y la resiliencia.
Kyungme Byun y Gyupan Cho sugieren buscar desafíos deliberadamente para expandir la zona de confort y reforzar la mentalidad de crecimiento. Exponerse regularmente a tareas que están justo más allá de las capacidades actuales optimiza el aprendizaje y refuerza la conexión entre esfuerzo y mejora.
Obstáculos comunes en el camino hacia el growth mindset
A pesar de sus beneficios evidentes, desarrollar una mentalidad de crecimiento enfrenta barreras significativas. Mariel Barnett y Brooke Macnamara han identificado varios obstáculos recurrentes en su investigación sobre respuestas individuales versus resultados grupales agregados.
El perfeccionismo representa uno de los mayores impedimentos. Memari y su equipo advierten sobre el «falso growth mindset», donde la necesidad de hacerlo todo impecablemente desde el primer intento contradice directamente el proceso de aprendizaje, que naturalmente incluye errores y ajustes.
Brooke Macnamara y Alexander Burgoyne, en su revisión sistemática y metanálisis sobre intervenciones de mentalidad de crecimiento realizada en 2022, señalan que la comparación social también puede sabotear el progreso. En la era digital, constantemente vemos los logros de otros, pero rara vez presenciamos sus fracasos o el trabajo arduo detrás de esos logros, generando expectativas irreales sobre el desarrollo de habilidades.
El entorno social influye poderosamente en nuestra mentalidad, como demuestran Kai Zhang y Wu-Jin He en su investigación sobre factores contextuales. Si estamos rodeados de personas con fixed mindset que temen los desafíos y evitan los riesgos, resultará más difícil mantener una perspectiva de crecimiento, pues las creencias predominantes en nuestros círculos cercanos moldean significativamente nuestras propias actitudes.
Growth mindset y bienestar psicológico
La adopción de una mentalidad de crecimiento trasciende el ámbito del rendimiento para impactar profundamente nuestro bienestar emocional. Weina Lei, Weiping Hu y David Yun Dai descubrieron que la mentalidad de crecimiento beneficia significativamente la salud mental negativa entre estudiantes de secundaria a través de la resiliencia psicológica.
Esta mentalidad nos proporciona herramientas para enfrentar adversidades con resiliencia. Yudi Suharsono y Siti Fatimah demostraron que, al interpretar los contratiempos como temporales y como oportunidades de aprendizaje —en lugar de señales permanentes de incompetencia—, desarrollamos mayor fortaleza psicológica. Su investigación confirma que esta forma de interpretar los eventos negativos mejora el bienestar psicológico y promueve la salud mental.
En tiempos de cambio acelerado y disrupción constante, la capacidad de adaptarse resulta invaluable. K. Karpagavalli y L. Suganthi evidenciaron que el growth mindset y la reflexión positiva sobre el trabajo contribuyen significativamente al bienestar afectivo, proporcionando el fundamento psicológico para esta flexibilidad y permitiéndonos navegar transiciones profesionales, tecnológicas y personales con mayor confianza.
La transformación hacia una cultura de growth mindset
El verdadero poder del growth mindset se manifiesta cuando trasciende al individuo para convertirse en un valor cultural compartido en familias, escuelas y organizaciones.
El equipo de investigadores coordinados por Gao Jianping demuestraron que esto implica reevaluar cómo elogian padres y educadores a los niños. Sus intervenciones de educación positiva revelaron que alabar el esfuerzo y las estrategias («Trabajaste mucho en este problema») resulta más beneficioso que elogiar supuestas cualidades innatas («Eres muy inteligente»). El primer enfoque orienta hacia el proceso, mientras que el segundo puede inadvertidamente fomentar una mentalidad fija.
Por lo que respecta a organizaciones, Faheem Khan y Safia Noor encontraron que los líderes desempeñan un papel crucial modelando esta mentalidad. Cuando comparten abiertamente sus propios errores y aprendizajes, crean espacios seguros donde la experimentación y el fracaso productivo se valoran como motores de innovación. RB. Rogers, J. Christian y Klodiana Lanaj demostraron en 2022 que las empresas que implementan programas formales de growth mindset reportan mayor compromiso de los empleados, mejor colaboración y adaptabilidad ante cambios del mercado.
La mentalidad de crecimiento representa una revolución silenciosa pero profunda en nuestra comprensión del potencial humano. Lisa Bardach, Keiko Bostwick y Jacob Pietschnig, en su metanálisis sobre la mentalidad de crecimiento en docentes, concluyen que al reconocer que nuestras capacidades no están grabadas en piedra sino moldeadas continuamente por nuestras acciones y actitudes, abrimos posibilidades que permanecen invisibles bajo la sombra de creencias limitantes.
Este cambio de perspectiva, respaldado por décadas de investigación científica como la de Yeager y su equipo en 2019, nos invita a reconsiderar fundamentalmente lo que significa aprender, fallar y finalmente triunfar en un mundo que valora cada vez más la capacidad de adaptación y el aprendizaje continuo.