Vinilos girando, arañas, personas bailando, objetos cortantes, gotas de sangre… vistas como a través de un velo. Son los créditos de apertura de Sharp Objects (Heridas abiertas) de HBO. Con ellos, el director de cine Marc Vallé (también realizador de Big little lies) expone lo que enamora y corroe a los personajes de la guionista Marti Noxon.
Un oído entrenado (no el mío) descubre la misma composición con un estilo distinto cada capítulo: electrónica, hip-hop, solo de piano… Susan Jacobs, supervisora musical de Sharp Objects, revela en la página de HBO que la sinfonía original pertenece a la banda sonora de Un lugar en el sol (1951) compuesta por Franz Waxman. Jacobs pretende mostrar con cada versión «la complejidad de todos los personajes» a través de los estilos de música de cada uno.
Las imágenes varían, pero se repiten los temas como una sinfonía breve con variaciones. Cada cuatro o cinco imágenes recomienzan los temas.
Los vinilos y los ventiladores que giran hablan del retorno de Camille/Amy Adams al pueblo de la infancia. Una Camille que es la misma… y no lo es, como la música que acompaña los créditos de Sharp Objects.
El vinilo (la nostalgia) gira gracias a la aguja (objeto punzante): el pasado que hiere.
La reunión en un mismo plano de imágenes contrarias o complementarias es un recurso que los créditos saben explotar. Como todo en la vida, lo bueno y lo malo, lo agradable y lo triste están entremezclados.
El retorno está presente en los cerdos. Aunque distintos, parecen los mismos moviéndose en círculos en el matadero. El matadero como la tela de araña y el alambre de espino representan las limitaciones dentro de la familia y de la comunidad.
Los insectos se posan en el alambre de espino. No por pequeños están libres del peligro. La araña atrapa a la mosca (abajo) y la envuelve en la tela… Gira que te gira… Otra manera de mostrar un retorno doloroso.
La pareja baila, borrosa, con tonos marrones que sugieren algo antiguo… quizá incluso entrañable. Pero las púas ensangrentadas lo desmienten…
Las púas, los objetos cortantes (un trozo de teja, un cristal roto), los pinchos naturales y de fabrica son los verdaderos protagonistas. Están incluso sobrepuestas a las manos de Camille/Amy Adams al volante. Parece que de cada mano sale un alambre de púas o que los alambres tiran de ella como una marioneta.
Al igual que Vallé sugiere con las mujeres de Big Little Lies, de Camille/Amy Adams apenas tenemos planos completos del rostro. Destacan los ojos en el retrovisor. Somos copilotos de una mujer incompleta.
Aunque el recorrido de Camille es ficticio no es raro que comience de día y acabe de noche, cerrando así los créditos. Camille se acerca a la oscuridad, pero el plano anterior introduce una ligera esperanza. Se repite el tema de la niña del columpio, pero con otra niña, colorida, actual. Todo viaje al pasado y al interior de uno mismo, por doloroso que sea, produce revelaciones.