Contaba Alejandro Piscitelli durante una ponencia en iRedes, el Congreso Iberoamericano sobre Redes Sociales celebrado en Burgos a final de febrero, que había observado cómo ciertas técnicas de enseñanza resultaban tremendamente efectivas en villas de emergencia y barriadas deprimidas de Argentina. Ponía como ejemplo a History Teachers, un par de profesores que utilizan la música y el vídeo para que sus alumnos asimilen las lecciones de historia con mayor entusiasmo. Esta es una aproximación a lo que hacen.
Las reglas ya no sirven. Si escucha a alguien escupir el manido comentario de «aquí eso se ha hecho así toda la vida», considérelo solo como una muestra de que esa persona no pertenece a este tiempo. Si maneja esquemas mentales largamente probados, puede seguir caminado por ese lado de la línea en el que nunca pasa nada más allá de lo que se espera. La otra opción es difuminar la línea y abrirse a un universo de experiencias que le hagan darse cuenta de que la realidad no tiene por qué ser siempre tan convencional como la dibujan los tristes.
Posiblemente, se dé cuenta de que existen personas que, a la vez que se lo pasan pipa, están abriendo nuevos caminos que hacen que el futuro fluya hacia escenarios cincelados a través de creatividad e innovación. Eso está ocurriendo en Hawaii (Estados Unidos), donde además de turistas, surferos, palmeras y la isla de Perdidos, hay un par de profesores que, a la vez que ven como el mundo evoluciona, se han apuntado a la carrera del cambio y quieren ser partícipes activos de ella.
Amy Burvall considera que la educación no está al margen de todos los procesos de mutación que está sufriendo el planeta a nivel sociológico. “Ha cambiado el mundo y también la forma en que todos nos comunicamos, incluyendo a profesores y alumnos. Me gusta considerarme una guía y derribar los muros jerárquicos”. Por eso, ha optado por plantear el proceso de aprendizaje como un proyecto activo, colaborativo y abierto a ideas frescas.
“En mi curso cada alumno tiene un blog y entre todos alimentan un wiki. Creo firmemente en el aprendizaje basado en proyectos colaborativos así como en las evaluaciones open source, donde los alumnos pueden tener acceso a toda la información durante los exámenes, pero en las que deben responder a las preguntas de una manera que lleve a un pensamiento crítico“.
Sin embargo, la herramienta estrella de Burvall bebe de fuentes de inspiración tan profanas como Lady Gaga, Abba o The Beatles. ¿Cómo se come esto? A través de History Teachers, un canal de YouTube en el que la profesora, junto con su compañero Herb Mahelona, enseñan historia universal introduciendo letras didácticas en éxitos del pop mundial. “Yo cantaba canciones en clase desde siempre. Hace cuatro años, Herb llegó a mi colegio y me sugirió que podíamos grabar las canciones en vídeo”, explica Burvall.
De esa manera, comenzaron a trabajar juntos. Burvall se ocupaba de las letras, Mahelona de la música y la edición y ambos del concepto de cada vídeo. “Aproveché el insomnio que me producía la quimioterapia que me administraban a causa de un cáncer de mama para escribir muchas letras. Hace un año y medio comenzamos a subir los vídeos a YouTube”.
La elección del soporte vino dada por la doctrina del doctor Nigel Spivey. “En su serie ‘How art made the world’ postula que adjuntar historias a imágenes o música es el método más efectivo de hacerla recordable. Estoy totalmente de acuerdo. Creo que la gente está ávida de un nuevo impulso en el aprendizaje. Nos estamos dando cuenta de que los temas académicos pueden ser entretenidos e igualmente valiosos. Después de todo, la Historia tiene mucho de narración, de storytelling, y estas narraciones han estado unidas de manera continua a la música en muchas culturas”, detalla la profesora estadounidense.
Más allá de la evidente utilidad académica que, al fin y al cabo, era el objetivo que se pretendía con la iniciativa, la cosa empezó un poco lenta. Sin embargo, se cruzó por el camino el Washington Post, Brain Pickings o Technorati. “Ocurrió en diciembre de 2010 y desde entonces esto es un vendaval”, cuenta la profesora.
Burvall y Mahelona se arman de Macbook Pro, un croma hecho con pared pintada o una cortina y la ropa que tienen en sus armarios —“aunque hemos hecho una pequeña inversión en trajes de época”— y lanzan un vídeo al mes contando la Revolución Francesa, la invención de la imprenta o las travesuras de la Inquisición Española y sus hogueras. A pesar de que el grueso del proyecto era un ‘yo me lo guiso, yo me lo como’ entre ambos profesores, Burvall está intentando implicar más a sus alumnos en la creación del material.
“Les he pedido que me ayuden con las letras, tocando guitarras, creando trajes y atrezzo e incluso echando una mano con el diseño gráfico o vídeo animado. Algunos estudiantes están escribiendo letras y grabando vídeos para otras asignaturas”, señala.
La masiva implantación de las Redes Sociales ha constituido un impulso decisivo a esta forma de plantear los procesos divulgativos. “Hoy en día hay menos obstáculos para trabajar con profesionales o alcanzar a una audiencia global. Así es cómo los medios sociales y otras tecnologías han cambiado realmente las cosas”, explica. “Profesores y alumnos pueden ahora organizarse para formar relaciones colaborativas con aquellos que compartan intereses a nivel global. Twitter me ha ayudado muchísimo en eso”. Además, la influencia de este concepto ha aportado un componente de autoexigencia muy importante en lo que hace. “La noción de que cualquiera puede publicar su trabajo creativo en un blog o en YouTube para que esté a la vista de todo el mundo, te fuerza a replantearte la calidad de tu trabajo”.
El punto de vista compartido de millones de personas (el canal de YouTube se acerca a los dos millones de reproducciones) genera nuevas perspectivas que rompen todo tipo de barreras culturales o geográficas. “La naturaleza interactiva que se ve impulsada por estas tecnologías nos otorga la posibilidad de emplear más creatividad aún y saca a la palestra interesantes perspectivas culturales”. Todo esto implica que el proyecto siga creciendo de manera irremediable. “Ahora estamos trabajando en una web con recursos intereactivos, extensiones de la lecciones y letras, vídeos y mp3”.
Este artículo fue publicado por primera vez en la revista Yorokobu de abril de 2011