[U]n diseñador gráfico se ha cansado de estar deprimido por el ritmo frenético de vida que llevaba hasta ahora en Londres. Por eso, este ser humano de 34 años ha decidido tirarse al monte cual cabra en los Alpes suizos para ser una más en el rebaño.
El hombre se fijó en el perro de un amigo y descubrió que siempre tenía buena cara. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que él también podía ser feliz si actuaba como un animal a cuatro patas. Así fue como encargó unas prótesis especiales para sus manos y pies y, gracias a Wellcome Trust –una fundación de salud-, estuvo nueve meses practicando cómo convertirse en una cabra y actuar como ellas en el prado.
[T]ambién se sometió a análisis neurológicos para meterse más de lleno en el papel y no le impactara andar a cuatro patas mientras pastaba. Incluso pensó en implantarse un estómago falso que le ayudara a digerir la hierba, pero desistió cuando le dijeron que podía tener problemas de salud.
«Me sentía un poco deprimido por las complejidades de la vida humana y todos los esfuerzos que acarrea ganar el dinero», ha afirmado el protagonista de la noticia, que define esta aventura como «unas vacaciones de la humanidad». Parece que el invento le ha ido bien y ahora se siente más motivado. El experimento ha durado unas semanas y asegura que le ha merecido la pena para desconectar un poco del mundanal ruido.