El perro, el mono y el oso que te indican dónde has aparcado

23 de abril de 2015
23 de abril de 2015
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Ocurre a menudo y de ahí los carteles con los que en los garajes públicos se suele avisar a los clientes de la conveniencia de que se fijen en el número y el color de la plaza en la que han aparcado. El despiste es tan común que las apps desarrolladas para resolver este problema se cuentan por decenas. Incluso ya hay perros, monos y osos que indican a los conductores dónde han dejado su coche.
Se trata de los Homies y forman parte del proyecto en el que se encuentra inmerso Juan Francisco Jiménez. «Llevo años dedicado al software y las apps. Me apetecía muchísimo explorar esa convergencia del mundo «intangible» de las aplicaciones con el mundo tocable de los cacharros como los Homies».
Lou, Manoo y Theo contienen un chip en su interior que los comunica con el móvil del usuario una vez que este ha instalado la Homies App. «Se activa automáticamente así que no te tienes que acordar de abrir una app, darle a no sé qué botón o tomar una foto de la calle».
Después de una miniencuesta a familiares y allegados sobre apps que pudieran hacerles la vida un poquito más fácil, Juan Fran comprobó que la mayoría de ellos lo que realmente echaba en falta era una aplicación que automáticamente guardara la posición de su coche por si olvidaba dónde lo había dejado. De ahí que se pusiera a trabajar en “otra app más” para recordar el lugar donde se ha aparcado.
«Pero la app no solo utiliza la localización GPS, sino que si estás en un radio de 50 metros del coche, te va indicando si vas bien o no (como el juego aquel de «frío, frio; caliente, caliente…»). Esto permite añadir otro nivel de precisión/usabilidad para resolver el problema».
Los Homies son los encargados de dar estas pistas. Los tres modelos están fabricados a mano mediante un proceso de moldes tradicionales. Juan Fran clasifica a sus toys dentro de la categoría «tecnología emotiva» porque «funciona y transmite a nivel humano».
A la hora de pensar en los personajes, Juan Fran pensó que estos debían inspirar alguna historia. Y se acordó de los dibujos animados que veía en su infancia, la mayoría protagonizados por animales. «Los humanos somos más aburridos que los animales antropomórficos». Después de varios bocetos tirados a la basura, por fin surgieron Lou, Manoo y Theo.
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Para financiar su proyecto «físico-no-solo-digital», el desarrollador optó por el crowfunding «por varias razones. Primero, por minimizar el batacazo en el caso de que se produzca. Otra muy importante es que desde el primer día entras en contacto con tus primeros clientes, lo que es alucinante porque no solo te hacen preguntas, sino que te sugieren ya cambios y mejoras para el futuro».
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