El término boludo proveniente de México o Argentina tiene su translate al chileno transandino en la palabra «huevón». Un ciudadano originario de esos lares puede pronunciarla a razón de 12, 20 o 47 veces por minuto. Tanto que conocemos a chilenos que se han llegado a atragantar y fallecer de tanto empantanarse con el vocablo.
Según pudimos comprobar en directo, las últimas palabras de uno de ellos fueron «huevóhuevónnnnahhuevohuevónónhuev…. ÓN», y se nos fue el pobre calvito. Recemos una oración por el alma de Wilfredo López Chavón, chileno del alma, que se fue diciendo «huevón» como un buen patriota andino.
Es conocida la afición a proferir este insulto por parte de los habitantes del país del sur, que inclusive han llegado a realizar torneos a manera de récord Guinness en los que el gran campeón de la lengua voraz, José Cabrera Valdivia Patricio Guzmán de Loyola de Palacio de la Moneda, alias «la metralla de Mapoco», llegó a decir «huevón» 333 veces en un minuto, creando un mantra suprasónico que anuló por completo los estertores de un terremoto, de esos que acostumbran a romper toda la loza, los muebles, los techos bajos y la mampara del baño.
No lo consiguió, asimismo, con el último terremoto de Chile, cosa que nos puso muy tristes a los autores de este diccionario y al pobre José Cabrera Valdivia Patricio Guzmán de Loyola de Palacio de la Moneda.
Pero una de las cosas más extrañas es la posibilidad de utilizar el término «huevona» cuando todos saben que la mujer, por ahora, no tiene huevos. Son muchas las asociaciones feministas chilenas que abogan por extender el término «huevona» y asegurarse la igualdad también en el insulto. Consultada sobre esta posibilidad la catedrática de Lengua de la Universidad de Chile (HUCHA), Dionisia Valle del Chambón, asegura que esto no es necesario, ya que «por mucho que comencemos a utilizar el término ‘huevona’ referido a una mujer, jamás podría ser equiparable a lo huevón que puede llegar a ser un hombre. En eso, nunca conseguiremos la igualdad».
[pullquote author=»Rosario Puga» tagline=»amante de Bernardo O’Higgins»]Huevón, te patiaron el culacho por huevón[/pullquote]
¿Dónde tiene los orígenes este término? Hay muchas leyendas. La primera y más extendida es que «huevón» viene de los primeros pobladores de Chile, unos turistas norteamericanos de Ohio que avistaron en 1298 un cóndor típico de los Andes cuando se dirigía a poner huevos. Le siguieron con las cámaras de sus móviles hasta que el pajarraco se posó en un árbol y sacó lo que uno de los extranjeros describió como «un huevo del tamaño de la cabeza de una estatua de esas de Rapa Nui que acabamos de visitar con nuestro turoperador». Parece ser que semejante huevo dejó noqueado al ave al tener que ejercitar su ojete más de lo esperable, y de ahí que un segundo turista de aquella ciudad exclamase: «Lo de ese cóndor es un huevo y él en sí mismo es un huevón», ante la hilaridad del resto de compañeros que se ‘jartaron’ de reír a la manera estadounidense, que transcribimos «hahahaha».
Otra de las historias sobre el origen de «huevón» viene de un hecho histórico: la independencia de Chile. Cuando el liberador Bernardo O’Higgins (1772-1840), que participó activamente en la emancipación del país en 1810, trató de eliminar los privilegios de los oligarcas de su tierra, estos empezaron a correr el rumor con grandes medios económicos de que tenía un testículo más grande que otro. El mantra «O’Higgins es un huevón» fue una de las frases más repetidas en el siglo XIX en Chile y hundió definitivamente al Director Supremo hasta hacerlo abdicar en 1823. Ya se lo decía su amante Rosario Puga al pobre Bernardito: «Huevón, te patiaron el culacho por huevón».
Intensidad del Insulto:
En Chile, 7/10: Te están menospreciando, pero eres tan huevón que ni te das cuenta.
En Argentina, 2/10: Es utilizado solo para imitar a los chilenos por parte de humoristas como Peter Capusotto o pelotudos; así, en general, que piensan que Chile tiene menos extensión que una raya de farlopa de alguno de sus cantantes argentinos favoritos.
En España, 0/10: «¿Y eso qué es?», te preguntará cualquier makinero de Vallecas.
Artículo escrito a dos manos por Edu Galán y Fernando Rapa.