La periodista y viajera Marina Hernández comenzó a reunir las voces de varias mujeres en su blog Maitena Caimán. Les cedió toda una sección: Ellas escriben. En ese hogar de escritura, algunas de sus amigas contaban su concepción del acto de escribir. Y coincidían: hablaban en términos poéticos de un universo íntimo que a menudo queda plasmado en el diario personal.
Entre aquellas mujeres estaba la periodista Carla Santángelo, que junto con Marina Hernández y la diseñadora gráfica y videógrafa Fernanda Cid gestaría durante dos años Índigo Editorial, que está a punto de publicar su primer libro.
La necesidad de alumbrar esta editorial surge de un hecho que sus editoras han venido observando desde hace tiempo: no es que no se publiquen diarios, es que duran poco en el mercado porque pronto quedan descatalogados y, a menudo, nadie los reedita. Esto ha despertado la faceta coleccionista de las editoras de Índigo y las ha llevado a acumular todos aquellos diarios que encuentran, antes de que desaparezcan.
«Índigo es una editorial que explora dos vertientes muy dejadas de lado en la literatura. Primero, las escrituras de la intimidad, especialmente el diario. Segundo, la voz de la mujer. Es un proyecto feminista desde la base, tomamos acción política desde lo que sabemos hacer que es hacer círculo, escribir, decir», explica Hernández, que ahora compagina la edición con su trabajo como librera en Madrid.
La base de este proyecto, dice Hernández, «es la relación, la compañía, el generar nuevas definiciones para la palabra mujer, cuyo concepto procede siempre desde lo que se opone a lo universal masculino». «Índigo también se propone abrir un camino N esa búsqueda de una subjetividad propia para la mujer, a través de la literatura. De algún modo nos hemos inventado una patria», continúa.
A lo que alude Hernández es a la idea de una mujer creadora que hasta ahora no se definía a sí misma, sino que lo hacía en relación a su posición frente a lo masculino.
«Estereotipos de mujer hay muchos; los más comunes: la muda, la mujer desnuda, la amante, la esposa, etc. Pero nunca estaba como creadora. En ese camino descubrimos que ser mujer o definirse como mujer es algo complejo y muy diverso y que necesita explorarse artísticamente». Para realizar tal exploración, el diario es su herramienta.
Las editoras de Índigo acaban de lanzar una campaña de crowdfunding para financiar La desconocida que soy. Será el primer volumen de una antología de diarios íntimos e inéditos escritos por mujeres. En este participan 33 autoras españolas y latinoamericanas, entre ellas, la poeta Oriette d’Angelo y la escritora Laura Freixas, que ha escrito el prólogo.
«El crowfunding es para imprimir el primer volumen de la antología. Recibimos más de 100 textos, y esperábamos tener que suplicar a nuestras amigas», explica Marina Hernández. Con ese dinero, además, quieren financiar una plataforma de cursos y de debate, una Casa Índigo.
Índigo se ha propuesto ser más que una editorial. Este nuevo proyecto, femenino y feminista, aspira a crear un hogar transoceánico, un refugio para un grupo de mujeres que comparten la escritura íntima y la plasman en diarios.
Para dar inicio al proyecto comunitario, las editoras de Índigo, junto con otras escritoras lationamericanas, han organizado el I Encuentro de Mujeres y Escritura, que se celebrará el próximo 30 de marzo en Montevideo y que prevén organizar en España en 2019. Allí, dice Marina, esperan presentar su primer libro, así como participar en talleres y encuentros.
Cuando Carla Santángelo escribió en el blog de Marina Hernández qué era para ella la escritura, dejó reflejado en un párrafo, queriendo o no, la esencia de la editorial que años después alumbrarían juntas:
«Muchas de nosotras pensamos, durante mucho tiempo, que nuestra escritura no debía ver la luz. Que escribíamos cosas sin importancia. Que lo hacíamos de forma terapéutica pero que aquellos textos debían quedarse en un cajón. Definir qué vale la pena escribir o no puede llevarnos a juzgar equívocamente. Al fin y al cabo, cuando empezamos a compartir lo que nos ocurría, cuando aquellas palabras no fueron de una, sino de todas, y enarbolamos los primeros trazos de una escritura colectiva, entendimos que teníamos la posibilidad de transgredir los límites y traducirnos mutuamente».
Esa es la razón por la que Índigo solo publicará textos escritos por mujeres y por la que sus creadoras aspiran a convertirlo en un lugar de encuentro. Así lo explica Hernández: «Crear espacios donde se reconozca su valía respecto de sí mismas y no en relación con lo que significan para la sociedad».