Las tablets invaden las camas

Las calles, a pesar del neón, resultaban estremecedoramente sórdidas. Fue en Los Ángeles, una noche cualquiera de 2019. El oficial de policía Rick Deckard estaba leyendo un periódico… impreso en papel… junto a una tienda regentada por chinos. En 2013 ese futuro parece antiguo. Era el futuro que rodó Ridley Scott, en 1982, para la película Blade Runner. Hoy esa escena no se hubiese grabado. El oficial de policía, en vez de leer un periódico, miraría una tablet o un dispositivo con aire futurista.

Ridley Scott pudo imaginar replicantes, pero no vislumbró las tablets. No intuyó que, solo seis años antes de 2019, los humanos se meterían en la cama con este dispositivo. No pensó que al llegar a casa se tumbaran en el sofá con ella ni que la metieran en el baño antes de echar el cerrojo.

Scott nunca lo supo porque no leyó el #informeTAB. La Universidad Internacional de La Rioja, Redbility y los Premios TABInnovation no lo habían realizado aún. Lo presentaron ayer, en pijama, en Madrid. Antonio Gutiérrez Hinojosa, CEO y socio fundador de Redbility, y Daniel González Vilalta, director de analysis y UX research de la misma empresa, subieron al escenario del evento TABInnovation y contaron lo que habían descubierto sobre las tablets después de analizar el comportamiento de 400 personas residentes en España.

El pijama tenía un motivo. Igual que el almohadón que subieron al estrado. Las noches se alumbran a menudo con la luz de estas pantallas. El 64% de los entrevistados la meten en la cama. El 44% la llevan, por las tardes, al sillón. El 30% la utiliza por las mañanas en sus puestos de trabajo y “los más jóvenes la emplean mucho en el baño” (el 42%). La tablet también viaja por las mañanas y acompaña en sus trayectos, sobre todo, a los individuos entre 18 y 24 años.

No es lo mismo una tablet en manos de un hombre que de una mujer. Ellas la usan durante todo el día en cualquier lugar. Ellos, en cambio, la emplean fundamentalmente al llegar a casa, después del trabajo, para consultar las redes sociales.

La tablet, como el móvil, se concibe como un “aparato personal”, según Daniel González. “La inmensa mayoría la emplea para temas personales y, a veces, se aprovecha también para asuntos profesionales, pero ese uso es minoritario”. Lo más común es que esté comunicándose con otras personas mediante el mail (95%) y las redes sociales (93%), que esté jugando (81%) o leyendo y buscando información (prensa, 81%; datos meteorológicos, 76%; información de viajes, 71%).

Las aplicaciones que más se descargan son WhatsApp y redes sociales (66%), juegos (59%) y utilidades (58%). La prensa no está en estos primeros puestos porque, según el informe, la mayoría de los usuarios prefiere leer noticias desde el navegador. Para seguir algunos programas de TV, en cambio, sí se descargan apps que ofrecen información adicional (33%). “Los criterios de selección son dos. Utilidad y precio, por este orden”, indicó Antonio Gutiérrez. “La gente prefiere la utilidad a que sean gratis”.

Las tablets son, además, una rentable tienda en el sofá. El índice de compra desde el ordenador es del 36%. En la tablet, en cambio, llega al 56% y, según Daniel González, “casi el 80% de los participantes en la investigación prefieren comprar a través del navegador que de apps”.

Alguien debería prestar una tablet a Rick Deckard para aquella secuencia de Blade Runner. O, al menos, regalarle un pijama.

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Patrick Thomas

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