Tiene el lenguaje una cierta lรณgica matemรกtica que acaba convirtiรฉndose en un insulto. En primer lugar se sitรบa un verbo, despuรฉs se coloca un sustantivo y de ahรญ surge el insulto. ยฟPor ejemplo? ยซSoplapollasยป.
Pero ese es demasiado habitual. Hay otros. Muchos otros. Insultos desconocidos que quizรก nunca hayan pasado por una mente humana. Estos vituperios surgen de la combinaciรณn aleatoria de un verbo en tercera persona del singular y un sustantivo plural. Lo hace un programa llamado El insultador que ha diseรฑado Molino de Ideas.
ยซLa idea de construir un insultador surgiรณ de forma fortuita. Estรกbamos catalogando palabras y descubrimos que esta combinaciรณn originaba un insultoยป, cuenta Eduardo Basterrechea, fundador de Molino de Ideas. ยซEs gracioso como experimentoยป.
Los insultos estรกn clasificados en cuatro niveles. Del mรกs simple al mรกs complejo. Podrรญa haber sido una escala del 1 al 4 o de la A a la D, pero los autores decidieron relacionar cada grado con un escritor espaรฑol y, asรญ, el programa estableciรณ los niveles Unamuno, Galdรณs, Valle-Inclรกn y Quevedo.
El uso de esta colecciรณn de literatos deja constancia de que el insultador ama el lenguaje. Lo que pretende el alma del motor de la mรกquina, al fin y al cabo, es ยซdevolver la originalidad perdida del arte del insulto y acabar con el monopolio de los insultos de siempreยป.
Imagen de portada: Valle-Inclรกn, en agosto de 1930
