Tecnología inmersiva por suscripción: la formación 4.0 ya no es solo para grandes empresas

El futuro se instaló hace un tiempo en el entorno empresarial. Las tecnologías inmersivas como la realidad virtual o la aumentada dejaron de ser cosa de ciencia ficción en el mundo laboral. Ahora son un recurso habitual y útil en algunos sectores, sobre todo en temas relacionados con la formación de los trabajadores. La cuarta Revolución Industrial ya es un hecho.

«Aunque en el ámbito particular queda aún camino por recorrer hasta que su adopción sea masiva, en el empresarial la situación está mucho más avanzada», asegura Javier Escorihuela.

El CEO de Isostopy señala al de la aeronáutica, el automovilístico o la construcción como algunos de los sectores que en los últimos años han incorporado departamentos específicos en su plantilla destinados a trabajar con tecnologías inmersivas, con el fin de mejorar y acelerar sus procesos de trabajos.

Su propia empresa, Isostopy, está especializada en el desarrollo de este tipo experiencias para empresas. Su proyecto Dayra, una plataforma para la formación preventiva de trabajadores en entornos virtuales hiperrealistas, y que funciona mediante un modelo de suscripción, se alzó como ganadora en la Creative Business Cup (CBC) en España. 

El evento, organizado por Red de Industrias Creativas  e Innova&acción, tiene como objetivo conectar a los emprendedores de industrias creativas con inversores globales. Impulsar la capacidad de innovación de las startups y que esta redunde en la industria y en la sociedad en general es la razón del ser del certamen.

Tras conseguir el primer puesto en la edición española del certamen, Isostopy quedó semifinalista a nivel mundial en Creative Business Cup, que se celebró en mayo de 2019, y donde participaron más de 70 entidades públicas y privadas procedentes de los cinco continentes.

Además de sobre la experiencia de Isostopy en el CBC, hablamos con Javier Escorihuela sobre cómo las empresas pueden sacar partido a este tipo de tecnologías.

¿Qué aporta la tecnología inmersiva a una empresa? 

El uso de las tecnologías como la realidad virtual o la aumentada está cada vez más extendido en el ámbito empresarial. La posibilidad de recrear escenarios y situaciones reales es útil en numerosos ámbitos: desde el entrenamiento de habilidades a la prevención de riesgos laborales. El retorno de su implementación se materializa en cuestiones como el ahorro en costes en logística o la reducción de tiempo en determinados procesos.

La formación preventiva para trabajadores cualificados supone un reto cada vez más importante para las empresas debido a su complejidad y riesgos, lo que implica elevadas inversiones y largos procesos. Estos procedimientos no pueden aprenderse simplemente a partir de un manual, y además el entrenamiento presencial se ve limitado por todo tipo de condicionantes.

En nuestro caso, tras investigar las posibilidades que las tecnologías inmersivas pueden aportar al entrenamiento industrial, percibimos el gran potencial de los simuladores virtuales en el proceso de aprendizaje, gracias a la implementación de entornos totalmente realistas.

¿Qué ventajas aporta frente a otros modelos de formación para empleados?  

El uso de estas tecnologías permiten acelerar notablemente el proceso de asimilación de conceptos respecto a los métodos tradicionales. Esto aporta un valor añadido a las empresas, pues facilita que sus trabajadores adquieran los conocimientos prácticos necesarios en un entorno virtual, seguro y ultrarrealista, limitando al máximo el número de prácticas, reduciendo el gasto y acortando los tiempos. 

¿Qué es Dayra y consiste su modelo de suscripción?

Dayra es una plataforma de entrenamiento virtual. Permite a los trabajadores experimentar, por ejemplo, situaciones de riesgo en un entorno totalmente seguro, mejorando su percepción, lo que facilita y acelera su capacitación.

El precio de este tipo de simuladores suele ser la principal barrera con la que se encuentran muchas compañías a la hora de acceder a este tipo de formación de vanguardia. Sin embargo, el modelo de suscripción de Dayra permite a las empresas de distinta naturaleza acceder a esta formación de vanguardia por una fracción de su coste.

 ¿Para qué tipo de empresas está pensada?

El coste por suscripción es relativamente alto para un cliente individual. De ahí que sea una solución más adecuada para empresas con un presupuesto dedicado específicamente a la formación de sus trabajadores.

Los clientes se dividen en dos grupos principales. Por una parte, están las empresas que cuentan con uno o más simuladores dentro de la plataforma, que pueden beneficiarse de un fácil acceso a estos recursos para formar a sus propios empleados.

Por otro lado, tenemos empresas e instituciones (privadas y públicas) dedicadas a formar a otras empresas o educarlas en materia de riesgos laborales. Este segundo grupo puede acceder al catálogo completo de simuladores de una manera conveniente y económica y agregar este servicio a su oferta.

¿Es posible a través de un modelo de subscripción como este personalizar la formación requerida por un cliente concreto?

De cara a ofrecer un servicio lo más ajustado posible en cuestión de precio, se optó desde un primer momento por generar un catálogo de simuladores que pudieran ser transversales a muchas empresas e incluso diversos sectores.

Para ello, se partió de procedimientos regulados por normativa común y de obligado cumplimiento. De este modo el mayor número de empresas se pueden beneficiar de los mismos.

¿A qué tipo de sectores suelen pertenecer los clientes de plataformas como Dayra? 

En líneas generales, nuestras soluciones están orientadas a los campos del marketing y el sector industrial, aunque trabajamos con cierta frecuencia en otros ámbitos como el educativo o el turismo.

En cuanto al sector industria, desarrollamos proyectos de diversa naturaleza; desde recreación de escenarios industriales al desarrollo de supermercados virtuales para estudios de mercado o formación específica de trabajadores.

No hay un sector concreto en el que se apliquemos nuestras soluciones, pues cada cliente tiene sus propias necesidades y objetivos. Lo que sí podemos decir que el gran valor que aportan las tecnologías inmersivas es su capacidad de adaptación y la posibilidad dar solución a la gran mayoría de los problemas, por muy diferente que sea su origen.

No obstante, la tecnología permite realizar diferentes ajustes: desde simples cambios en el branding de las experiencias a cambios más profundos o incluso desarrollos completamente nuevos y personalizados. Aunque, evidentemente en este caso el coste sería mayor.

¿Qué sectores se están empezando a asomar a la tecnología inmersiva?

El turístico o el educativo, donde se busca que el usuario viva una historia en lugar de contársela, está facilitando también el desarrollo de experiencias virtuales y aumentadas.

¿Percibís aún desconfianza, desconocimiento entre los posibles clientes? ¿Os toca a las empresas desarrolladores también realizar cierta labor pedagógica en cuanto a este tipo de soluciones?

Los clientes con los que trabajamos habitualmente suelen contar con cierta experiencia previa en el uso de estas tecnologías porque generalmente ya lo han experimentado y saben lo que quieren y para qué lo quieren. Son profesionales que lo han implementado con éxito en sus empresas y han visto un retorno claro, por lo que demandan nuevas soluciones para otros problemas.

Por tanto, en líneas generales no existe temor a esta tecnología. Se es consciente de su potencial, aunque en ocasiones hay que reconducir los proyectos del cliente hacia objetivos más realistas. Aunque los avances tecnológicos en el campo de la realidad extendida van rápido hay ciertas cuestiones de desarrollo, tanto a nivel software como hardware, que aún tienen que madurar más antes de ser viables.

¿Cómo veis la evolución de esta tecnología a corto-medio plazo? 

A nivel empresarial creemos que el sector irá creciendo en los próximos años por un efecto llamada. Cada vez son más las empresas que hacen uso de esta tecnología y que tienen un retorno claro respecto a la inversión, ya sea en cuestiones como acelerar sus procesos de logística o facilitar el entrenamiento de sus trabajadores.

La competencia, si no quiere quedarse rezagada en esta carrera, también tendrá que implementar estos avances. Es algo que ya hemos visto suceder en otras revoluciones tecnológicas anteriores, desde el ordenador hasta el uso de telefonía móvil.

También se espera un gran salto cuando grandes empresas como Apple saquen al mercado sus dispositivos inmersivos a un precio asequible, lo que sin duda ayudará a facilitar su generalización.

¿Qué nos contáis de vuestra participación en Creative Business Cup?

La experiencia fue realmente muy positiva. Una vez fuimos designados como representantes nacionales, tuvimos la suerte de contar con el apoyo de grandes mentores que nos ayudaron a seguir puliendo nuestra presentación para que pudiésemos hacer el mejor papel en el campeonato.

En Copenhague vivimos cuatro días muy intensos pero realmente muy enriquecedores. Los dos primeros días tuvimos varios talleres para terminar de afinar nuestras presentaciones y conocer, en un ambiente más relajado, al resto de finalistas.

El poder conocer a gente de tantos países con mentalidad creativa y emprendedora es, probablemente, la mejor experiencia que nos llevamos de la CBC.

Durante la competición el ritmo es frenético, con presentaciones simultáneas en varios escenarios, reuniones con empresarios e inversores…Un no parar. Tras pasar varias rondas llegamos el último día a la semifinal, dónde pudimos presentar nuestro proyecto en el escenario principal, junto a las mejores empresas de toda la competición.

Aunque finalmente no ganamos, fue un escaparate inmejorable y una experiencia inolvidable. Además, la fiesta de clausura posterior tampoco estuvo nada mal.

En resumen, fueron unos días increíbles que recordamos con mucho cariño y del que nos trajimos una buena cantidad de experiencias personales y profesionales, y algo muy importante: contactos muy interesantes.

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Patrick Thomas

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