Joven Neil Armstrong: Tengo un sueño: quiero ser el primer hombre en pisar la Luna.
Padre de N.A.: ¡Déjate de monsergas! Lo que tienes que hacer es estudiar una carrera seria; abogado o ingeniero. La Luna, la Luna… ¿qué se te habrá perdido a ti en la Luna? ¡En cuanto lleguemos a casa pienso tirar a la basura todos esos cómics del demonio!
Madre de N.A.: ¿No me podía haber tocado a mi una familia normal? Los hijos de mis amigas se van a Columbus o Richmond, lo más lejos, y tú ¡nada menos que a la Luna! Mejor encuentra una buena mujer y ten una familia. Dame nietos, hijo, muchos nietos tan guapos como tú. ¡Ay, la Luna!… ¿Qué quieres de cena, cariño?
Profesor de N.A.: Pero si ya lo ha conseguido, señor Armstrong, usted está permanentemente en la Luna.
Novia de N.A.: ¡Ay, dulcecorazón, no me asustes! Además, no se si podría esperarte tanto tiempo. Mira, te prometo que si esta noche me llevas a ver la Luna llena en tu Buick, yo sí que te haré viajar a las estrellas…
Hermano de N.A.: ¿Tú? ¿A la Luna? ¿Pero te has mirado en el espejo últimamente? ¡Si eres un enclenque!
John Hart (catedrático de biología molecular de la Ohio University): «Los efectos de una ingravidez prolongada en el cuerpo humano son imprevisibles. Los fluidos se gasificarían; los órganos flotarían sin control; el cerebro, en ausencia de presión, provocaría episodios de locura… Mi previsión es que el ser humano jamás viajará a la Luna porque su organismo entero colapsaría».
Abuela de N.A.: ¡¿A la Luna, hijo?! ¡Con el frío que debe hacer allí!
Dr. Thomas: Con esa sinusitis crónica no puedo hacer otra cosa que desaconsejártelo, Neil, Tanto tiempo respirando aire enlatado te resecaría aún más la laringe. Mejor harías en viajar a Cape Cod con tus padres, el agua de mar te sentaría bien.
Amigo 1 de N.A.: Probablemente el cohete estallaría nada más despegar.
Amigo 2 de N.A.: Creo que los rusos mandaron un mono al espacio y volvió muerto.
Amigo 3 de N.A.: No, si ir no debe ser tan complicado, lo difícil será volver.
Vecino de N.A.: Allí no hay nada. Mejor búscate un empleo que te dé de comer. Pon los pies en la tierra o acabaras como mi hermano Humbert, siendo un completo inútil.
Psicólogo de N.A.: Tal vez todo se deba a un desarreglo hormonal. ¿Te masturbas muy a menudo, hijo?
Capitán del equipo de Fútbol de N.A: Vale, colega, suponiendo que alguien tenga alguna vez la ocurrencia de mandar a un chalado ahí arriba, ¿por qué crees que entre los veinte millones de personas posibles te iban a escoger a ti?
Niños del vecindario de N.A. (cantando): Neil es un lunááático, Neil es un lunááático…
Sheriff de Wapanoketa: ¿Qué has fumado, chaval? Dime la verdad o te atizo.
La NASA: Le agradecemos sinceramente su carta, señor Armstrong, pero en estos momentos no tenemos previsto mandar a nadie a la Luna, y no prevemos crear un puesto de estas características en breve. No obstante, le pasamos su petición al departamento de personal, por si surgiera otra oportunidad. No nos llame, ya le llamaremos nosotros.
Abuelo de N.A.: ¡Valiente tontería! Aprende de tu primo Josh, que se acaba de graduar en Química. ¡Él si que tiene la cabeza en su sitio! Tú, la verdad, no se de dónde habrás sacado esos genes… ¡Ya le decía yo a tu madre que debía haberse casado con el chico de los Sullivan, en vez de con el mamarracho cabeza hueca de tu padre!
Primo Josh: Vamos, Neil, piénsalo. Yo de pequeño también quería ir a la Luna, y ser jugador de béisbol o cantante de rock… Pero llega un momento en que dejas de ser un niño. Si te pasas la vida soñando, al final la realidad se te escapa, y la realidad es lo único real. ¡Despierta de una vez, Neil! ¡Crece! ¡Madura!
Joven Neil Armstrong: Ya, bueno… no importa. Era solo un sueño.
Carlos Sanz de Andino es presidente creativo de Darwin & Verne