Que el malo de la película sea muy distinto al héroe debería ser una norma de guion para evitar el aburrimiento. No siempre ocurre así. George R. R. Martin —creador de Juego de Tronos— escribe en su blog:
[pullquote]Estoy cansado de las películas de Marvel donde el malo tiene los mismos poderes que el héroe. Hulk luchó contra Abominación, que solo es un Hulk malo. Spiderman lucha contra Venom, que es un Spiderman malo. Iron Man se enfrenta a Iron Monger, un Iron Man malo [Jeff Bridges con un exoesqueleto]. Bostezo. Quiero más películas donde el héroe y el villano tengan poderes muy diferentes. Eso hace que la acción sea mucho más interesante.[/pullquote]
No falta razón a Martin. Que los héroes y los villanos de Marvel tengan poderes similares provoca que las películas avancen —es un decir— con escenas de ruido y destrucción, sin intriga de ningún tipo. Un esquema acumulativo tan simple como el de una película pornográfica (en la primera escena una mujer se divierte sola; más tarde se divierte con un hombre, luego con dos, hay intercambios… y al final una orgía).
La crítica de Martin está precedida por una entusiasta crítica a Ant-man. También por la confesión de que fue miembro de Merry Marvel Marching Society: club de seguidores creado por Stan Lee en 1964 que por un dólar entregaba al miembro un certificado de fan y un disco con las voces de personajes Marvel.
La crítica a los villanos es la crítica de un fan, pero quiera Martin o no, desde la autoridad. Martin tiene claro que «cuanto más conseguido el villano, mejor es la historia» (como diría Hitchcock) y lo demuestra en los libros y en la serie. (Para evitar malentendidos, en adelante hablaré de la serie con un puñado de espóilers).
En Juego de Tronos los malos tienen por lo general más fuerza física o experiencia o poder que los héroes. Los héroes parten en desventaja en los distintos terrenos de juego: tanto en las intrigas de palacio como en los enfrentamientos físicos.
Encontramos un claro ejemplo en el duelo entre Oberyn Martell y Montaña. Son muchas las diferencias entre estos hombres. Montaña hace honor a su nombre con su corpulencia y estatura, está provisto de una pesada armadura y asesta golpes pesados aunque lentos. Oberyn, de menor estatura, es más ágil y confiado. Estas diferencias hacen que el enfrentamiento se presente con un resultado incierto.
Hay otros ejemplos. Menciono algunos: Syrio Forel, el maestro espadín de Arya, se enfrenta con una espada de madera a guardias reales. El apocado e inexperto Sam se topa con un caminante blanco. Y Arya emplea su pequeña aguja contra hombres curtidos en batallas.
Las diferencias entre los héroes y los malos también aparecen en las escenas de masas. Los episodios con mayor carga épica ocurren en ciudades sitiadas por fuerzas superiores en número y preparación. Tyrion repele a Stannis en Desembarco del rey. Jon Nieve evita que los salvajes asalten El Muro y más tarde se enfrenta a la invasión de los caminantes blancos en el pueblo costero.
La debilidad del héroe crea incertidumbre. Y más en Juego de Tronos, donde cualquier personaje puede morir en cualquier momento.
Los malos también pueden ser débiles, pero no estúpidos
Que los héroes y los malos tengan distintos poderes obliga a los más débiles (héroes o villanos) a usar la intriga o la magia (con gran desgaste físico y emocional para el ejecutante).
La boda roja es un ejemplo de debilidad de los malos convertida en intriga. En campo abierto es imposible derrotar al ejército de Robb Stark. Solo una trampa derrota al Norte. (No conviene olvidar que el enemigo, aunque débil, siempre es cruel).
En la lista de Arya no hay enemigos pequeños. Arya debe aprovechar la debilidad de sus enemigos para asestar uno o varios golpes mortales.
También los malos se enfrentan a otros malos con poderes diferentes. Podríamos considerar que Gorrión Supremo es el alter ego de Cersei (como el Hulk malo… del Hulk malo). A fin de cuentas, el Gorrión es un producto fomentado por Cersei. Sin embargo, las fuerzas son dispares entre estos villanos. El Gorrión Supremo cuenta con el apoyo del pueblo hambriento y Cersei no tiene más poder que su cansado ejército. ¿Qué podrá más: el dinero de unos o el hambre de otros?
Martin no solo tiene razón sino que lo demuestra: que el héroe y el villano tengan poderes muy diferentes hace que las historias sean más interesantes.