Juguetes rotos

Menudos años los 90. Ay, señora. Los mofletes rojos de Yeltsin borracho de vodka. La risa de Clinton. Honecker y Thatcher jubilándose. Mandela en la calle, la oveja Dolly. Freddie Mercury, Lady Di y Pablo Escobar quedándose en el camino. Aquellos maravillosos años.
España iba a lo suyo –¿y cuándo no?-. España de peinados imposibles y discursos de Felipe. España va bien. Martes y Trece. Presidencia de la UE.
Boyante España. España de pequeñas estrellas televisivas a sueldo de las televisiones privadas fundadas a comienzo de la década. España de TVE con series mejores que Águila Roja. Gafas XXL y pisos de Protección Oficial.
España de Caminero y Martín Vázquez. De Marbella y los GIL. La resaca del 92. Expo, Olimpiadas y Juan Pablo besando el suelo. España eliminada en los Cuartos de Final de la modernidad. Restaurantes chinos y Telepizzas. Tarta al whisky, entremeses y cóctel de marisco. España con papada y tirantes. Vino peleón con Casera, purito Farias para terminar. España que escupe en el suelo.
España Guadaña como serie de culto. Rodri de la Fuente haciendo de la naturaleza su manantial. Fiestas de pueblos con mil cucañas, San Roques ebrios, San Lols. Cafés muy solos, viajes con cinta y walkman. Patios de piedra y madera muy fresquitos. Bodeguitas con almendras. Marroquíes recogiendo olivas. Ovejas felices. Orejón de Van Gogh.
Época dorada de pósteres de la NBA. Tu abuelo te ponía una canasta en el huerto del pueblo. Jordan y el Camino de Santiago te hacían soñar. España Bingo. Cine del otro Barrio como vía de escape. Misas a tope, pasillos con madera reluciente. ¡Radio! La vorágine del deporte de montaña: rafting, escalada, rocódromo, cocreta. Pantano no y no. España Promesas Rotas que dejó esa década mala. Niños y dibujos de anuncio que nacieron con la voz cambiada. Esos personajes que lo dieron todo por unos segundos de prime time y que fueron abandonados por guionistas locos que apostaron por ellos de forma fugaz y fancinera.
 

Hablamos de

Melody y los Trogloditas
La nueva canción sevillana. Programas de tarde, galas benéficas, Noche de Fiesta. Todo al ritmo del Gorila. La caída fue dura. Ya nadie baila alrededor de ella. Probó suerte en una orquesta. Trabajó en el supermercado más grande de Dos Hermanas. Disfraz de pollo. «Prueba un nugget, verás qué bueno, miarma!». Hace ya tiempo que su novio se marchó a estudiar a Madrid.
Bom Bom Chip
Las mieles del éxito. «Si venden tantos discos, con una película lo van a reventar». La España de Bom Bom Chip. 5 jovencitos con 4 álbumes y una película a sus espaldas. En la película –proyectada en las mejoras salas del país-, salvaban el futuro. Toma, toma y toma. Su futuro tenía peor pinta. En 1995 ¡ZAS! se trunca su carrera. Tenían 13 años. Puñetazo en un estómago lleno de mariposas que ansiaba quizá Premios Goya, quizá Grammy.
El fracaso, la vuelta al cole. La Jefa de Estudios sonreía. «Si ya les dije yo a los padres que así no…».
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Chechu y el Piraña
Chechu les dice a todas las chicas que se dedica a la noche. Es RR PP en sesiones light. Elite Kapital, Joy Eslava. Caballos y cocodrilos en las pecheras. Blue Tropic con limón y Fly on the wings. Los Pitufos Makineros. Sus clientes no le conocen porque no habían nacido en los 90. Aún guarda una foto firmada por Ana Obregón. El Pirañita le ríe todo el rato las gracietas.
El niño de «A las once en casa»
Siempre fue menos fácil crecer en casas de familias desestructuradas. Y más para él. Se emancipó rápido, nada más cumplir los 18. Se metió en un piso con su novia argelina y el hermano de ella, que subía hachís cada dos meses. Nuestro héroe acabó cayendo. Viajes al moro en un Ibiza viejo. Las paradas para lavarse los pies. La policía de Tarifa. El perro que lo jodió todo se llamaba Resines. Las catástrofes siempre cierran un círculo.
El hijo zanahorio de «Pepa y Pepe»
Al principio solo eran insultos y algún bolazo de papel. Pero después, aquellos malotes de clase decidieron no dejar descanso a su rojizo pelo. Vejaciones y humillaciones en las aulas, con la connivencia del profesor. Collejas, empujones y algún que otro tortazo. Pero el tiempo pasó y él había mejorado. “No pienso ser un mierda toda la vida”. Fue a Londres y conoció a Eric, que vendía libros de teatro. Las pintas, los fish and chips. La normalidad de ser pelirrojo. Consiguió un trabajo en Recursos Humanos y ahora despide pakistaníes.
Edu, de «Hola soy Edu, feliz Navidad»
Edu reclamo, Edu claim, Edu paradigma. La cara de niño repelente. ¿Quién coño saluda diciendo feliz Navidad? Edu asesinado por el ADSL. Edu en el rincón oscuro de la Banda Ancha. Se niega a felicitar las Navidades.
El niño de Werther’s Original
Los excesos de los 90. Y ahora, los problemas. Sobrepeso, diabetes, hipertensión. «Yo le veo muy bien. Está fuertote, pero muy bien». Pero ya nadie escucha al abuelo. Su nieto no ha vuelto a recuperar la cara de ilusión. Sedentarismo de sueños rotos.
Manolo Gafotas
Manolito Gafotas con ansiedad come bollitos. Hace grafitis. Ríe de forma algo loca. Le gustan los Sugus de piña. No le gusta la RAE porque pone normas. Se apunta a un Máster y tapea después de clase el sábado. Reniega de Elvira Lindo y de la Bragas Sucias. Y de toda esa generación de niños de 12 años que leyeron sus libros. Le relajan las famosas mayores que anuncian tiendas de ropa clásica (Norma Duval).
untitledLos García
La familia Euro empezaba fuerte, con ganas. Sobre sus rostros de plastilina se veía la ilusión de empezar con un nuevo camino. Las bolsas de plástico con monedas nuevas, sin tocar. Los dobles precios en los supermercados. Eran grandes años. Y luego, la crisis. El padre conoció a Mariola, una venezolana, y no volvió por casa. Pero ellos aguantaron: «seguimos siendo la Familia Euro, que no se nos olvide». El pequeño no hacía caso. Leía libros de Bakunin y jugaba al World of Warcraft. Ahora vota a Podemos.
El niño de ¿Papá, por qué somos del Atleti?
Repetía la pregunta en cada semáforo. Hasta que el padre se cansó. «Somos del Atleti porque se me puso a mí en los cojones, ¡coño ya!». El niño no entendía. Aquella no era una respuesta válida. Años después, alguien en un tren le habló de buscar respuestas. De plantearse el camino de la vida, de pensar en su efímera existencia. Ahora forma parte de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y su sueño es ir a Brasil a conocer a su Líder Papel. Aún guarda una camiseta de Kiko en algún cajón.
El viejoven del Kinder Soco Bom (el niño del Kinder Bueno)
Escalofriante ese tupé marroncito siempre bien peinado y esa sonrisa blanca con dientes muy juntitos. Rechinar de Kinder Bueno. Bienaventura2 los desterrados hijos del sueño roto, del sueño en balde.
El negrito del Cola Cao
Antes llevaba la cuba de cacao sobre la cabeza, pero ahora ya la lleva entre las manitas limpias. Este juguete roto, aunque era un dibujo, siempre va acompañado de su madre del Congo DC o RC o FC o X igual a Y. Los dos son buena gente, simpáticos. Van a la biblioteca, tienen valores. Muy buena gente. Quizá nadie reconoce su importante papel en la transición española, pero conquistaron familias a base de meriendas alegres. En el Simply dan monólogos los jueves.
Los que cantaron una vez El Gordo
Gritan y lloran de forma desenfrenada. Para qué necesitas vivir cuando tienes un niño que cantó un día El Gordo. Niños totalmente deformados por la actualidad. Echan pachangas entre ellos, se recogen antes de las 20:00. Son dejados por pueblos desangelados de la mano del Tren Regional. Son agresivos y aún tienen los dientes de leche y minicuerpos por desarrollar.
El adolescente de la Leche
Tiene 18 años, publicita el cartón de leche de La Asturiana. Lleva un jersey marrón y cara de bonachón. No es de los 90, pero da igual. Hace juegos de palabras rústicos. Tardes de Barbecho. En realidad es de Níger y ha sido secuestrado por maras de Guajes.
Fernando Torres, «el Niño Viejo»
El Niño Torres un poquito más mayor cada año, pero a la vez muy fresco, muy jovial. Rostro inexpresivo chapeado al paso del tiempo. Vencido por la juventud eterna. Arrugas Pipas Tijuana. Siempre masca chicle con la boca abierta. Cuando va a por pan dice que tiene «una Champions».
Joteros en adoquines «Pro Pilares»
Los joteros ilustrados en adoquines de colores siempre jóvenes celebrando el día que la Virgen del Pilar visitó la capital manha. Los puedes ver en los míticos caramelitos en forma de rectángulo de sabor, donde unos dibujitos felices bailan y celebran la nueva crecida del río. Tienen los gemelos superduros.

Y la vida siguió. Los Joaquines Sabinas y Serrats seguían saliendo juntos y se besaban por las noches. ¡Cántame otra, YuanManué! ¡¡Jajaja!! Risas superfuertes. Besos y porros. Los amigos de Amaral y el Sebas seguían en las calles, y Bob Dylan tenía ya el pelo gigante, una bola llena de Babybels con premio.
Y así hasta la actualidad, donde el Sagrado Ministerio de Sueños Rotos sigue a pie del cañón. ¡Ve a por tus sueños, te dirá el locutor de ese programa de radio Matutano! Sueña más, duerme menos, y toda clase de gaitadas. Sueña despierto, sueña en verso y en pretérito pluscuamperfecto. Sueña aquello pero no lo otro.
Cuando en realidad quieren decir que destruyas tus sueños. ¡Valoremos al hombre sencillo que pasa de ellos, que vive sin sueños que cumplir, a los que hacer feedbacks, DAFOS y cantar una vez por semana! Sueños que van directamente a los Ángeles Galaxy sin pasar por los Grandes de Europa. Sueños actor Terciario Bobby Robson.
Reclamo al Derecho de Matar Sueños. Venir ya con los sueños rotos de casa, despojarlos de cualquier posibilidad de cumplimiento. Vivir Sin Sueños. ¡Sí se puede! Mata Sueños, en ti confiamos.
Acabemos pues con esa dictadura onírica de una vez. Benditos Sueños Rotos entre todos los ideados.

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