Rinde Bedelgeuse un culto al cuerpo que tiene más de místico que de superficial, una obsesión que va más allá de la opresión sudorosa de gimnasio y dieta, y que cristaliza en intrincados diseños donde la anatomía humana se inunda de flores.
Bedelgeuse es un artista del collage anatómico, una disciplina que creó casi por casualidad, cuando ojeaba viejos libros de anatomía. Su curiosidad le llevó a bucear en el dibujo académico de principios del siglo XX y se topó con un libro de botánica. «Vi las imágenes separadamente, pero en seguida tuve la idea de combinar ambos elementos en un collage, aunque la verdad, nunca había trabajado en esta disciplina», asegura sin llegar a calificar de serendipia esta bonita casualidad. «Simplemente pasó», resume.
Las obras de Bedelgeuse hablan de vida y muerte, de sexo, amor y pérdida. Hablan de crecimiento personal y reflejan el viaje de Travis Bedel, nombre real de este artista residente en San Francisco, «desde que toqué fondo hasta donde estoy ahora». Su primer collage fue la representación de un corazón en blanco y negro y respondía al título de Heart Reborn.
Travis Bedel estaba gordo y deprimido. «Envenenaba mi cuerpo con cigarrillos y comida procesada», recuerda mientras narra con pasión de atleta de teletienda cómo decidió darle un cambio radical a su vida priorizando su bienestar, físico y mental. «Así puedo continuar creando, puedo disfrutar la vida al máximo», dice convencido. Sus collages reflejan este proceso, que se inicia con un corazón en blanco y negro y termina, de momento, con un autorretrato de Bedel medio desnudo del que brotan flores y mariposas.
Bedelgeuse combina el collage físico con el digital, trabaja con ilustraciones escaneadas que encuentra en institutos y bibliotecas públicas. Los manipula con ayuda de tijeras o Photoshop, los adapta y combina haciendo que ilustraciones de hace cien años parezcan terriblemente modernas. A pesar de lo vetusto y estático de su material, el trabajo de Bedelgeuse está en constante evolución. Sus collages fueron salpicándose de color con el tiempo, y ahora, cuando la policromía es ya una constante, Bedelgeuse ha introducido un nuevo elemento, la fotografía. «El sentimiento es el mismo», defiende, «porque mi principal elemento de trabajo sigue siendo el cuerpo humano».
Nada es casual en el trabajo de este artista, y el simbolismo de su obra empieza en su propio nombre. Travis Bedel se convirtió en Bedelgeuse por la colisión de su apellido con una supergigante roja de la constelación de Orión. La estrella HIP 27989, también conocida como Betelgeuse (un nombre mucho más susceptible de crear acrónimos) se fundió con él para este proyecto. El propio nombre de la estrella es un collage de idiomas, que ha ido sufriendo modificaciones con los siglos desde que se tradujera del árabe original. Se cree que su significado sea «la mano de Jauza», una figura mitológica femenina.