¿Son los directos de Instagram y los panes de masa madre la vacuna anti-COVID-19?» A Ana Cuna y Blanca Ramos se lo parece a tenor del número de estos que están viendo durante la cuarentena. Pero también por la cantidad de conciertos, ilustraciones y, sobre todo, directos, muchos directos, que la gente está ofreciendo desde sus casas. ¿Qué está pasando?
Cuando pensaban que ellas eran inmunes a este chorro de creatividad que desborda de los hogares, se les ocurrió una idea: «¿Y si abrimos una cuenta de Instagram que diga lo que estamos pensando, pero nos da cosa decir?». Surgió entonces La Bocachancla, «que no es más que ser un bocazas, pero, en nuestro caso, 2.0».
«En La Bocachancla tiene cabida todo lo que se nos pasa por la cabeza a la mayoría de la gente», continúan explicando. Muchas de estas ideas están relacionadas con el confinamiento. Pero como la cosa va para largo «y siguen pasando cosas raras», la cuenta está abierta a todo tipo de pensamientos e ideas de aquí hasta Dios sabe cuándo.
Cuna y Ramos nunca han sido nunca partícipes de la ñoñería que se ha extendido por redes y medios durante esta crisis. Ellas, dicen, prefirieron optar por el humor «para no volvernos locas». Y siguen apostando por él ahora que notan que parte de esa cursilería está tornando en crispación («los vecinos han pasado de compartir bizcocho por el balcón a amenazarse por poner la música alta»).
Porque no queda otra: «Aún nos queda un tiempo para salir de esto y tenemos que tratar de no contribuir a ese ambiente de frustración. Cuando nos sintamos así, siempre nos queda la baza de ponernos un vídeo en YouTube y hacer yoga MAL, ¿no?»