Parece un grito de guerra, de revolución urbana, pero si alguien dice La calle es nuestra está hablando en realidad de un colectivo de fotógrafos que encuentran su inspiración en la calle.
El objetivo de sus cámaras capta la singularidad del paisaje urbano en el que viven, trabajan o simplemente pasean. Unas veces es un juego de sombras. Otras, un personaje peculiar que les mira extrañado mientras sigue su camino sin detenerse a posar ni a hablar con ellos. Escenas de vida que solo buscan descubrir al espectador la belleza de un instante en un lugar tan común y tan único a la vez como es la calle.
«La calle nos elige», responden cuando les preguntamos cómo eligen las escenas que retratan. «A veces pasas por la misma calle diez veces y no pasa nada. De repente un día cambias de hora, y hay una sombra inesperada, un personaje curioso, unos andamios que antes no estaban… y surge la inspiración».
Así le ocurrió a Orietta Gelardin Spinola cuando captó la imagen de una mujer mayor que caminaba a toda prisa por el interior de una iglesia.
«Me llamó la atención la señora porque era muy ágil para su edad y para lo encorvada que tenía la espalda», explica la fotógrafa. «Iba de un lado para otro casi frenéticamente y yo detrás, claro. También me gustaban las proporciones entre su baja estatura y la inmensidad de la iglesia. Para más coincidencia, me chocó lo entonada que estaba con los colores generales del interior del templo». Así de sencillo. Así de rápido. Así de casual.
Ocho son los fotógrafos que forman este colectivo: Raúl Barroso, David Fidalgo, Irene Fabregues, Mario García, Bambi, Rodrigo Roher, Luisón y la mencionada Gelardin Spinola.
Cada uno de ellos tiene su propio estilo y mirada. Luisón retrata personajes únicos. Mario García, Irene Fabregues y Orietta Gelardin Spinola buscan plasmar la luz y las sombras. A David Fidalgo, por el contrario, le gusta interactuar con las formas y los objetos. Raúl Barroso y Rodrigo Roher retratan escenas callejeras y Bambi… a Bambi, cuentan sus compañeros, le encanta el color rosa.
«Cada uno tiene una metodología y realmente sabe lo que va buscando», comenta un miembro del colectivo. «Creo que si cada uno fuera por la misma calle a hacer una fotografía, el resultado serian ocho tomas totalmente distintas».
Raúl Barroso y David Fidalgo son los creadores del proyecto. En febrero de 2017, otro colectivo de fotografía callejera, Calle 35, cerraba sus puertas, y pensaron que crear este grupo sería una manera de continuar con el legado de sus referentes; de tomar el testigo (y la responsabilidad) de llevar ese estilo fotográfico a lo más alto. Así, a modo de homenaje simbólico al originario Calle 35 llamaron a su propio colectivo La calle es nuestra.
Sus integrantes no son fotógrafos profesionales. Todos tienen oficios tan variopintos como el de profesor, diseñador gráfico, ingeniero… La fotografía de calle no les da dinero como para poder ganarse la vida con ella. Sin embargo, afirman, «la pasión, conocimientos y horas que echamos a este arte nos convierte en fotógrafos con todas las letras».
A eso hay que unir un interés común: la calle, un espacio que les sirve de inspiración y que retratan con intención artística, dejando de lado la denuncia social. Aquello, dicen, se llamaría fotografía social y no es su objetivo.
¿Cómo compatibilizan sus trabajos con su proyecto artístico? «Nos tenemos que adaptar», cuenta David Fidalgo a Yorokobu. «Algunos, como Bambi, llevan siempre la cámara encima (ni que decir de Luisón, que usa móvil). Irene casi siempre fotografía de camino al trabajo, por eso siempre conoce todas las luces y sombras del centro. A otros no nos queda más remedio que gastar el tiempo libre en esta nuestra pasión. Yo, por ejemplo, siempre invierto al menos un día entre semana para fotografiar».
¿Qué tiene la calle para resultar tan inspiradora? «Yo creo que es la sensación de salir y no saber qué te vas a encontrar», responde uno de ellos. «En cierta manera nos sentimos con el superpoder de ver la calle. Si te fijas en cualquier transeúnte, siempre lleva un ritmo y una dirección fija. Nosotros, sin embargo, deambulamos sin rumbo alguno observando todo lo que nos rodea, las luces y sombras, los reflejos, los colores y las personas. Yo diría que «nos pone» la calle».
Madrid, por ser el lugar donde viven, es el principal escenario de la obra de estos artistas. «Le tenemos un cariño especial», aseguran. Sin embargo, en sus proyectos también aparecen retratadas otras urbes como Irlanda, Austin, Tokio y Roma, por mencionar algunas extranjeras, pero también de España como Jávea, Toledo, Benidorm o Barcelona.
«La fotografía de calle no hace esas distinciones [entre grandes urbes y pueblos más pequeños], siempre y cuando todo lo que se fotografíe sea sincero», explican desde La Calle es nuestra. «Aquí no valen los retoques con Photoshop (sí que editamos las fotos, pero mínimamente: brillo, saturación, luces, etc…), ni posar, ni la premeditación… únicamente la realidad. Si eso se cumple, cualquier escenario vale».
«Lo mejor que le ha podido pasar al colectivo es que cada uno tiene un estilo y una manera de ver la fotografía distintos», aclaran. «Estamos los que solo fotografiamos con móvil hasta los que preferimos ir siempre cámara en mano. Somos jóvenes, hemos venido para quedarnos, y eso implica también que nos adaptamos bien a todas las tecnologías: del móvil nos quedamos con sus beneficios para ser sigilosos y de las cámaras, su versatilidad a la hora de fotografiar».
Tras el último fichaje del colectivo, el de Orietta Gelardin Spinola, el grupo ha cerrado la puerta a la incorporación de nuevos miembros. «Creemos que, al menos de momento, ocho fotógrafos es un número ideal para el colectivo», aseguran. Aumentar el número de miembros les daría una sensación de descontrol que no les resulta cómoda. Mejor ir paso a paso hasta poder afianzar el proyecto original.
Su trabajo está expuesto, por el momento, tanto en su web como en redes sociales. «Sin embargo, y aunque no puedo decir más, estamos preparando algo gordo para pasar al plano físico», avanzan con cierta intriga. «Pronto tendréis noticias».
Me ha encantado la foto de David Fidalgo donde se ven unas botas negras altas muy estilizadas
Muchas Gracias!
Hice coincidir el cartel de publicidad de un comercio en la misma perspectiva del bolardo, creo que al final quedó muy bien. Hay gente que se piensa que es una bota real!!!
Mil gracias por el comentario, puedes seguirme en Instragram en @bricksstreetpho y por supuesto a @lacalleesnuestracolectivo !
He puesto mal mi instagram, es @bricksstreetphoto
Genial la señora en la iglesia de Orietta Gelardin Spinola