Cuando Carl Jung comenzó a construir su casa a orillas del lago Zúrich no sabía que el proceso se iba a alargar durante más de tres décadas. Tampoco que una vez dejase este mundo se convertiría en un museo dedicado a su memoria. Pero lo que sí tenía claro el padre de la psicología analítica es que, más allá de convertirse en la vivienda de sus sueños (que pudo costearse gracias a la herencia de su suegro), aquella casa iba a ser, según sus propias palabras, «una representación en piedra de mis pensamientos más íntimos».
El caso de Jung no es ni mucho menos una excepción. Aunque no todos podamos permitirnos el lujo de construir nuestra casa ideal, sí que, de una forma u otra, nuestro hogar es un elemento inseparable de nuestro yo. Porque cada uno de estos dos conceptos «depende del otro para su existencia y desarrollo».
La reflexión de Henan Xin recoge la esencia de La casa como reflejo en un Espejo, la exposición que acoge la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid hasta el 2 de mayo, y de la que la propia Xin es comisaria. La muestra es uno de los proyectos ganadores de la XIV edición de la convocatoria Se busca comisario, que apuesta por nuevos modelos curatoriales y facilita el acceso al mundo profesional de jóvenes comisarios.
En La casa como reflejo en un Espejo varios artistas reflexionan acerca de la relación entre las personas y sus casas a través de diversos lenguajes. El concepto de la exposición se inspira en el libro House as a Mirror of Self, de la autora estadounidense Clare Cooper Marcus, que en uno de sus extractos recoge la siguiente reflexión:
En definitiva, la casa como contenedor de elementos que recogen muchos de los recuerdos, conocimientos y competencias con los que se construye nuestro ego. «Si bien el consciente resulta incapaz de comprender lo que encierra la psique, el inconsciente nos impulsa a exponer aquello reprimido fuera, en un soporte físico para que lo contemplemos, como si se tratase de observar nuestro cuerpo reflejado en un espejo», explica Henan Xin.
EL LUGAR DE LOS RECUERDOS
A partir de ahí la exposición se estructura en tres espacios que van de lo físico a lo metafórico. En el primer espacio, los recuerdos juegan un gran protagonismo. Así, en una de las instalaciones de Javier Rodríguez Lozano, que lleva por título Longinos, el artista recrea la tela de la cortina del vecino de casa de sus padres. Mientras, en la denominada Lucky, reproduce la imagen del perro de un vecino de su infancia. El primer can del que Rodríguez Lozano dice tener recuerdo.
En este primer espacio también encontramos las intervenciones de Paula Valdeón Lemus, entre ellas Otro paisaje, en la que la artista realiza su propio homenaje al toldo, un elemento que pertenece al imaginario colectivo de cualquier español. Pero también un objeto que, al extenderse, marca una barrera entre lo público y lo privado. Incluso su tela muestra una imagen diferente en función de si es vista desde dentro o desde fuera de la casa.
En Donde está mi habitación, Ana de Fontecha recrea el piso en el que lleva tiempo viviendo, pero del que ya ha perdido su acceso. La instalación escultórica se acompaña de una serie de sonidos ambientales a los que la artista acabó acostumbrándose en su hogar. «Al materializar esos recuerdos en el mundo físico, lo que se guarda en su interior vuelve a sacarse a la luz, formando un círculo entre lo público-lo privado-lo íntimo-lo público», se explica en el catálogo de la exposición.
Un vaso de agua y La maja desnuda de Goya son los ejes que vertebran la instalación Ejercicios de Mimetismo III, de Laura San Segundo y Alejandría Cinque. «El vaso de agua representa a la perfección la conceptualización del espacio doméstico, el hogar hecho objeto. Como bienvenida a un hogar, lo primero que se ofrece es un vaso de agua, y este gesto mínimo —punto de partida para generar un espacio de intimidad— es el que hemos buscado representar en este nuevo ejercicio de mimetismo artístico», cuentan las artistas.
Por su parte, con la serie Save Point, María Chaves recupera mediante el lenguaje del pixel art y en el ciberespacio los lugares de la infancia y la adolescencia. Y lo hace como si formaran parte de un mundo paralelo donde todo se vive con total satisfacción y sensación de seguridad.
UN HOGAR LLAMADO NATURALEZA
Tal y como explica Henan Xin, lejos de ser un concepto cerrado, el término hogar comprende diversas interpretaciones. Porque pese a que la mayoría de las relacionamos el hogar con un lugar físico concreto (una vivienda elevada, un chalé, una cabaña…), «hay quien encuentra su casa en cualquier parte, ya sea en un entorno natural o en mitad de la nada (…). Nos sorprende que, en vez de ser una palabra que damos por sentado, resulta una noción inquieta, cambiante y efusiva».
Por eso el segundo espacio de la exposición no se centra en un espacio físico concreto creado por el hombre para habitarlo, sino en la naturaleza, «el hogar de toda la humanidad». Es en esta parte donde los artistas parten de los distintas maneras de entender el concepto «habitar» para plantear nuevos modos de interactuar con el medio.
En el caso de la videoinstalación Habitat, Irene Cruz se centra en la diferencia entre el paisaje y el medio natural, siendo el primero un constructo cultural creado por la sociedad moderna, y el segundo, la materia inerte generada sin la intervención humana.
Por su parte, Verónica Vicente encuentra ciertas semejanzas entre la búsqueda del hábitat y el retorno a los orígenes de la vida. En el caso de Escrito en las hojas, una de sus instalaciones, Vicente platea dicho paralelismo reubicando los libros de la biblioteca de su tía, situada en la casa de su abuela, en plena naturaleza.
Al acomodar los libros entre las ramas de los árboles, «dos dispositivos cruzados que actúan en paralelo», la artista simboliza la construcción del yo en torno al objeto natural o social: «La memoria aparece escrita en las páginas, las hojas, mientras los libros están colocados entre las hojas de los árboles. De la conexión que se establece emana la esencia, el origen, poniendo en relación las humanidades (los libros) con la naturaleza».
El tercer artista del segundo espacio es Mario Guixeras, quien en sus dos instalaciones juega con el concepto de habitar un espacio fluido. Así ocurre en Cuaderno de campo/Campo de juego y también en Fragmentos para la simultaneidad. En esta última, el artista juega con el estado fluido a través de las fotografías tomadas en sus trayectos en tren entre Madrid y Córdoba, lugares de residencia de él y su pareja, respectivamente.
LEJOS DEL HOGAR
El tercer espacio de La casa como reflejo en un Espejo reflexiona sobre el concepto hogar para los que están lejos de él: los inmigrantes. El arraigo, la búsqueda de la identidad o el sentimiento de pertenencia son algunos de las ideas que se destilan las instalaciones de Laura C. Vela y Xirou Xiao, una inmigrante china en Madrid. Una de ellas es Como la casa mía, una instalación híbrida que mezcla fotografías y el monólogo de Xiao, que se extiende desde 2014 a 2018, y es la aproximación poética al viaje íntimo y emocional realizado por Xiao en este periodo en busca de un nuevo hogar.
En Cómo construir casa, por su parte, se ofrece un enfoque metafórico de la construcción de la casa, así como un ejercicio poético destinado a encontrar el equilibrio entre la incertidumbre y la vulnerabilidad.
Tal y como reflexiona la comisaria de la muestra en el catálogo de la exhibición, contar con un lugar que aporte estabilidad y satisfacción es una necesidad básica. «Si tenemos la suerte de encontrarlo o ser capaces de crearlo para nosotros, habremos alcanzado un estado ideal, que puede tener una importante influencia en la dirección que toman nuestras vidas y en la percepción del hogar. Habremos encontrado el lugar en el que estábamos destinados a estar, o al menos un lugar en el que es bueno estar, en el que nos sentimos bien y podemos asentarnos. Este camino nos habrá llevado a casa».
En cuanto el viaje hacia nuestro ego para conocernos o cambiar algo en nosotros, Henan Xin advierte de lo que el miedo puede llegar a generarnos: «Ser totalmente fieles a nosotros mismos puede significar hacer cambios en nuestras vidas. Y para muchos de nosotros, el cambio puede ser problemático y provoca ansiedad. Sin embargo, a través del cambio —ya sea conscientemente querido o impuesto— reestructuramos nuestras vidas y nuestra psique; empezamos a ver otras posibilidades y nuevos destinos».
Mientras lo conseguimos, concluye, siempre podemos guarecernos en nuestro hogar, sea cual sea este: «Mientras pasamos por ese proceso, el hogar sigue siendo, ya sea en nuestros corazones o en la realidad, el lugar de seguridad al que nos retiramos para tener privacidad e intimidad, que refleja lo que somos como individuos y como miembros de la sociedad, y eso es esencial para nuestro bienestar».