Barcelona gótica, Barcelona clásica, Barcelona romana, Barcelona mediterránea, Barcelona moderna, Barcelona futbolística, Barcelona tradicional, Barcelona turística…. La ciudad se comunica con autóctonos y visitantes desde multitud puntos de vistas, pero ya todos han dejado de ser un argumento original. El centro de formación Atelier se ha propuesto encontrarle una cara inédita a la capital catalana.
B Side es el nombre del proyecto con el que quiere poner en relieve el lado desconocido de la urbe esta escuela independiente, especializada en nuevas promesas de la fotografía, el arte, las ilustraciones y el diseño. «No es un mapa ni una guía turística ni es un manual», explica Aimée Duchamp, directora de Atelier, «es un trabajo colectivo en el que nuestros 15 estudiantes se ponen al mando de 15 proyectos con 15 estudios o artistas de prestigio autóctonos de la ciudad. La intención es encontrar otro modo de explicar Barcelona a través de sus ideas y las experiencias de los creativos locales».
La escuela que dirige Duchamp nació hace cinco años germinada desde el festival OFFF (Barcelona). Este centro, que admite a un máximo de 15 alumnos anualmente, trabaja con ellos en la «investigación de tendencias de nuevas técnica en el campo del diseño, las artes visuales y la creación posdigital».
«Seleccionamos a personas que hayan terminado sus licenciaturas en algún área creativa, o al menos que hayan trabajado en ella», explica la directora el funcionamiento. «Lo que ocurre es que en Atelier consideramos la inexperiencia una oportunidad, algo que bien canalizado puede hacer que las nuevas generaciones presenten su potencial».
Asegura la instructora que a diferencia de las instituciones académicas tradicionales, no ofrecen a sus matriculados «clases magistrales» sino «la oportunidad de trabajar proyectos desde la idea hasta el resultado final». «Y después potenciamos el área en el que destaca cada uno». Durante el año, a través de trabajo práctico multidisciplinar, sacan adelante proyectos que son utilizados de cara al público relacionados con el diseño gráfico, los proyectos editoriales, piezas audiovisuales, participación en galerías y colaboración con organizaciones altruistas.
«B Side es parte de nuestro proyecto editorial anual», explica Duchamp. Se expondrá en el festival OFFF (del 28 al 30 de mayo) en el Museo del Diseño (Disseny HUB) acompañado de 3.000 guías regalo». Después pretenden que se convierta en una exposición itinerante que vaya recorriendo diferentes lugares, «desde salas de exposición a bares tradicionales». «El nombre de B Side hace referencia a la cara posterior de los vinilos, donde normalmente se grababan las versiones propias de los artistas, las que les gustaban a ellos y no las que más se vendían como producto comercial».
Entre las ideas que han tenido los alumnos de Atelier esta promoción hay ejemplos como el que ideó el joven inglés Matt Nichol junto al estudio Lo Siento: «se llama Lo Siento, No entiendo», explica Duchamp, «y se trata de una baraja de cartas que sirve para aclarar conceptos que a menudo los extranjeros confunden al venir aquí, porque se escriben o se pronuncian igual. Por ejemplo, que cuando leen “nudo” no quiere decir que nadie tenga que quitarse la ropa».
Otra propuesta es la que trabajaron con Jordi Sainz y Conrad Roset, que ha consistido en crear una mesa a juego con las sillas que ellos diseñan. «Un mueble lleno de secretos que, por sí solo, fomenta la conversación entre dos desconocidos de la ciudad. Queremos colocarla en algún bar o galería para ver qué efecto provoca».
Suvenires reinterpretados; fotos de Barcelona intervenidas con un falso 3D para crear una visión del pasado de Barna; un mapa interactivo que señala esos rincones no contados donde «sentarse en un banco, fumarse un cigarro o comer las mejores bravas». Y por qué no, a uno de sus alumnos se le ha ocurrió que Barcelona quedaría explicada de otro modo si utilizando una cámara estenopeica gigante se pudieran resaltar esos detalles olvidados, «los que ya nadie se para a mirar». El ejemplo que da la vocera son «las marcas de los tacones de las prostitutas de los años 50 en el suelo de las Ramblas».
«El diseño tiene que impactar de diferente manera en la ciudad», habla del porqué de B Side la directora. «Porque hemos dejado de utilizarlo para dejar mensajes y se ha convertido en una herramienta económica o publicitaria. Y no debe ser eso. El diseño debe ser comunicación, en este caso, otro modo de hablar de Barcelona».
La creativa cara B de Barcelona
